En este culebrón que tenemos montado en el ámbito económico, tenemos unos personajes que están recibiendo de todos lados. En este caso son los inspectores de la agencia tributaria, que están siendo sometidos a un intenso bombardeo desde todos los lados. Ante esto, les toca disparar con lo que tienen, que no son más que perdigones.
Como en todas, en este argumento, tenemos verdades, medias verdades y mentiras todas mezcladas, lo que provoca a su vez el caos habitual que viene muy bien a ciertos intereses.
En síntesis, lo que conocemos es que el gobierno de Francia ha comunicado a la agencia tributaria los datos de 1.500 clientes españoles que tienen o tenían cuentas no declaradas en la sucursal suiza del banco inglés HSBC.
La agencia tributaria, a la luz de estos datos ha enviado un requerimiento a estas personas para que regularicen su situación a lo largo de junio de 2010. Estando en julio, el requerimiento parece haber fracasado y estamos metidos en un fregado.
Hasta aquí es más o menos lo que está claro; que por otra parte es bien poco. Y en estas entramos en la nebulosa y en las declaraciones contradictorias.
Los primeros en decir algo fueron los inspectores de Hacienda, que han lamentado el trato de favor de estas 1.500 personas frente al común de los mortales. El razonamiento es sencillo. Si se detecta cualquier irregularidad o delito, se investiga y se aplica la ley. ¿Cartas ofreciendo no se sabe muy bien qué?. Es obvio que si olvidamos declarar algo y Hacienda se entera, la realidad es que no nos va a mandar una cartita de ¿sabe usted que se olvida de esto?. Más bien, nos dirá “tras las actuaciones de comprobación hemos detectado que han olvidado esto y en consecuencia le toca una factura X por lo olvidado, una cantidad Y porque hemos cobrado el X más tarde y un importe Z a cuenta de su falta de memoria”.
Desde el gobierno hemos encontrado en un primer momento una aclaración a que esto no era una amnistía y posteriormente se ha conocido un correo interno de la agencia tributaria, que realmente aclaraba que las regularizaciones deberían considerarse espontaneas y voluntarias, de tal forma que la responsabilidad se reduce. Es decir, que si se regulariza, existe una amnistía.
O sea que lo que parece claro es que existe un cierto trato de favor, como denuncian los inspectores y lo que parece claro es que han sido los dirigentes de la hacienda pública los que han diseñado una salida a esta situación de tal forma que los resultados sean lo menos lesivos posible para estas 1.500 personas. Curiosamente, ese a priori es el papel de los asesores, abogados y consultores de los afectados. Y desde luego no parece que nadie haya calibrado las consecuencias de que la cúpula de la agencia tributaria o del ministerio de economía, busque salidas cómodas a determinados defraudadores.
Un argumento recurrente, estriba en que lo que intenta Hacienda, es tratar de recaudar la máxima cantidad posible a un plazo rápido. No podemos saber lo que piensa Hacienda, pero si inferir alguna conclusión y es que nos quedan dos opciones; o tienen menos luces que una vespino o realmente no es eso lo que les interesaba.
Por un lado la función de los gobiernos, de Hacienda y de los servicios de inspección es evitar el fraude, y con estas medidas lamentablemente lo que hacemos es favorecerlo. Es decir, Imaginemos que de repente tengamos un problema de robos de coches. Que por alguna razón, (normalmente una gran pasividad con los ladrones de coches), nos encontramos con frecuencia con este delito. Por supuesto, alguien puede tener la tentación de recuperar coches y entonces prometemos que al que devuelva un coche robado el castigo es pagar un moderado alquiler por el tiempo que ha disfrutado el coche robado, (al final según las instrucciones de la agencia tributaria, los defraudadores habrán de pagar un tipo de interés por el dinero olvidado). ¿Acabamos con el problema de los coches robados?. Al revés, estamos premiando a los que han robado el coche. Si no lo pillan tiene coche gratis; en caso contrario, te avisan y pagas una pequeña cuota.
En este sentido pudiera ser considerado más sencillo cerrar los ojos y poner la mano, pero lo que conseguimos es que se incremente el fraude, y generando situaciones cómicas. ¿Metemos en la cárcel mañana a una persona que reiteradamente cometa delitos fiscales y a la que no hemos avisado?.
Pero es que aparte, creo que hemos olvidado que estas personas probablemente no tengan todos sus huevos en la misma cesta, o incluso que no puedan aclarar de donde vienen esos fondos. En este sentido, cualquier regularización va a servir para dar pistas sobre otros bienes, y en este sentido, lo normal es que ni tan siquiera una especie de amnistía sirva de nada, por ser tan especifica. Viene a ser como hacer la oferta de devolver el coche determinado a cambio de una multa razonable, a una persona que ha robado cuatro coches. ¿la aceptaría?.
No tiene el mínimo sentido plantear una amnistía o facilidades para regularizar una situación para recaudar, cuando todo el mundo sabe que la eficacia de la recaudación depende de la contundencia y del poder coercitivo del recaudador. ¿Pagamos impuestos si observamos el papelón de los que van a cobrar casi como si estuviesen pidiendo perdón?.
De alguna forma nos encontramos que usar la ley, el código penal y el procedimiento administrativo es considerado como una opción por las autoridades y desde luego por los medios de comunicación. Por mucho que me lo expliquen la realidad es que la aplicación de la ley puede ser larga, penosa y pudiera ser que el dinero que se ha detectado no vuelva al país; pero lo que está claro es que lo de cumplir las leyes no puede ser negociable. Y lo mejor para evitar delitos es ¡usar las cárceles!.
¿Qué probarlo es difícil?. Pues mañana me tocará desmontar algunos argumentos que suenan por ahí para demostrar que es imposible. Una vez que tengamos claro que es posible, la verdad es que las cosas no se han de decidir si son fáciles o difíciles; se han de hacer porque es la ley y porque es beneficioso para la sociedad.
En todo caso, la mayor dificultad es que los que tienen que investigar esto, tienen dos enemigos, el investigado que tratará de dificultar toda investigación, (muy comprensible), y sus jefes que ya es más difícil de entender y desde luego es un problema más grave.