La noticia de estos dos días ha sido la falta de noticias; sobre todo respecto a los dos temas que tenemos ahora encima de la mesa; los rescates de Irlanda y Portugal. Tras dos reuniones seguidas, lo que se impone es la confusión y la falta de noticias, lo cual es una noticia en si mismo.
Ayer comentaba que Irlanda se estaba negando a aceptar la ayuda que le “recomendaban” insistentemente tanto el FMI, como la UE, como el BCE, como Estados Unidos, lo cual recuerda y mucho a la ronda de llamadas y peticiones que hubo en Mayo, para que todos los países aceptasen las condiciones que se estaban proponiendo.
Hoy curiosamente la noticia es que el presidente de la comisión europea, ha salido a la palestra a decir que nadie presiona a Irlanda, en unas declaraciones que serían mucho más creíbles si no saliese con el presidente húngaro, diciendo que no va a decir al gobierno irlandés lo que tiene que hacer, pero que es mejor que pida la ayuda cuanto antes, porque en caso contrario va a ser más caro. En fin, nos creeríamos que no existen presiones para que Irlanda acepte, si hubiesen sido algo más sutiles, pero es que las declaraciones de todos estos días creo que son incluso algo más que presión.
El caso de Portugal también es sintomático, porque a pesar de que haya tenido que pagar el doble por su deuda pública, su caso está completamente tapado y ni tan siquiera hay una noticia al respecto; lo cual puede ser porque la situación no es tan grave, (que lo es), o bien puede ser que el fin de semana desde Portugal se lanzó un órdago. Voluntariamente se lanzó el mensaje de que la salida del euro es una opción.
Ahora mismo tenemos un par de dudas sobre la mesa; la primera es la insistencia en Irlanda en que el rescate es un rescate del sistema bancario. Partimos de la base de que esto es una perogrullada, porque es un rescate del sistema bancario con todas las de la ley, como todas y cada una de las medidas que están tomando todos los países desde hace unos cuantos años, (espero tener para el viernes una recopilación de los post que llevo a cuenta de todas estas historias, pero creo que a estas alturas del partido no es necesario defender que toda esta historia está para rescatar a bancos). Para saber a quien se está intentando rescatar no hace falta más que ver la lista de los que están presionando para el salvamento.
Por supuesto, la discusión sobre a quién se está salvando no es baladí, ya que una vez determinado a quien se está salvando el siguiente paso es tratar de adivinar quién ha de sufrir las consecuencias. Y esto choca bastante con los intereses de los mencionados. Cuando se habla de rescatar a Irlanda, se trata de que los irlandeses, (y contribuyentes de otros países), estén rescatando a los bancos irlandeses, (y de otros países), que son los que están en una situación de quiebra inmediata.
Y es así de simple; ahora nos encontramos con nueva ronda de penalidades para los ciudadanos, (a través de los países), para salvar a los bancos irlandeses, que le deben más de 600.000 millones a otros bancos de otros países.
El mensaje que llega es que el FMI y la UE sólo pueden rescatar países, que serán los que tienen que devolver el dinero, pero esto es un problema y grave, porque esconde una gran mentira. No estamos salvando a Irlanda; estamos salvando al sistema financiero, colocando un `país en el medio.
Es como si me salvasen a mí, dándome una porrada de millones, pero con la obligación de que los entregue todos y alguno más a mis vecinos; ¿A quién se rescata?.
Si entendemos esto, podemos entender las razones por las que Irlanda y Portugal han salido respondones. Por supuesto, extraña un poco, ya que hasta ahora ningún gobierno se ha negado a hacer lo que sea para salvar a los sistemas financieros; en particular, Irlanda ha sido el primer gobierno que se plegó a las condiciones que marcaban los que ahora presionan ya en 2008, con sus bajadas de sueldos, sus recortes sociales, su liberalización y todo lo que le han pedido.
Portugal tampoco se ha quedado atrás con la imposición de los peajes obligatorios en las autovías gratuitas, reducciones de pensiones, de sueldos públicos y todo el pack, siguiendo los pasos de Irlanda y de todos los demás.
Podemos hablar de las debilidades de los dos gobiernos, de las elecciones que se avecinan y de todo lo que queramos, pero esto no esconde una realidad que se muestra muy fácilmente, sobre todo en el caso de Irlanda.
El gobierno está en una situación de debilidad extrema porque se han tomado estas medidas en 2008, y tal y como era de preveer, la situación lejos de mejorar ha empeorado. Es así de sencillo, se han tomado las medidas que se les ocurrieron para que la sociedad salvase al sistema financiero de forma que al final con una economía destrozado el sistema financiero tampoco era viable.
La situación de los dos países, sobre todo en el caso de Irlanda está muy cerca del límite de la soportabilidad y ya no hay cortapisas, como los famosos brotes verdes y previsiones de crecimientos desmesurados que se lanzaron en verano. Pensemos que la inflación de las previsiones desmesuradas en el verano en 2008, sólo respondían a un intento desesperado de las autoridades irlandesas de convencer que los sacrificios servirían para algo.
Los partidos políticos que están en el poder y que entregaron el país y los ciudadanos en un loco plan por retrasar la caída del sistema financiero a costa de lo que fuese, suponen que el partido que aprueba estas medidas va a ser aniquilado y las personas que lo hagan pasarán a la historia.
Creo que estas son las razones por las que el gobierno irlandés y el portugués están poniendo todas las cartas encima de la mesa, en un juego en el que no pueden ceder, porque están entre la espada y la pared. Claro que todo el mundo es consciente de que tampoco pueden ganar.
¿Puede aprobar hoy un gobierno otra vez las medidas que han contribuido a un desastre sin precedentes sin mayores problemas?. ¿Pueden entregarse al FMI cuando resulta que ahora ya somos como los países latinoamericanos que ya lo conocen y no conocemos ningún caso de que sus políticas hayan funcionado en ningún lado?. ¿Puede un gobierno entregar la soberanía al FMI sin pasar a la historia?.
Si tenemos que buscar las razones por las que el gobierno irlandés se está negando a aprobar esto, es por el límite al que se ha llegado y que anticipa problemas mucho más graves incluso que la caída del sector financiero. Y la debilidad del gobierno no es más que otra consecuencia de esta situación. Todo el mundo parece olvidar que la debilidad del gobierno es por algo, y el hecho de tomar hace dos años unas medidas que han sido un completo desastre sin ningún paliativo puede tener algo que ver con la imagen de este en la sociedad.
Las reuniones de ayer y hoy han tenido que ser muy, pero que muy tensas para que haya existido una gran rectificación en la situación y nos encontremos con Bruselas diciendo que no presiona, el FMI abroncando a Alemania y mientras los periódicos generalistas y televisiones no paran de hablar de las situaciones, en los periódicos económicos, no ha habido otra cosa más que enlatados y ni un solo rumor nuevo tras dos días de reuniones.
Queda saber cómo va a acabar esta historia, porque parece que la cosa se ha enrocado y todo el mundo está sin opciones; y lo más triste es que nadie puede ganar esta historia. Aunque se consume el rescate, este no va a funcionar porque la situación es tan dramática que nadie se puede creer que los bancos irlandeses puedan devolver los 650.000 millones que deben, (sobre todo cuando se han desprendido de todos los activos que son los que generan los ingresos), y por tanto el sistema financiero va a quedar muy dañado. Y si no se consuma el rescate, no creo que exista posibilidad alguna de que el partido político o las personas que estén en el gobierno se vayan a recuperar alguna vez. Aunque es cierto que este caso no es del todo cierto en la historia, porque ya existió un ejemplo de una persona que tomó exactamente las mismas decisiones que tomaron los irlandeses en 2008, (bajadas de sueldos, deflación, ajustes draconianos…) y que con el tiempo llegó al poder; claro que fue Winston Churchill que tomó estas decisiones en 1924, (como ministro de finanzas); y que acabó reconociendo que fue engañado por el gobernador del banco de Inglaterra y que las medidas que aprobó contribuyeron definitivamente a la gran crisis. Solo después, y con una situación un poco especial acabó siendo primer ministro.