André Kostolany fue un reconocido inversor húngaro, considerado en todo el mundo como uno de los maestros de la especulación y la inversión en Bolsa.
André Kostolany
Nombre: André Kostolany.
Nacionalidad: Hungría / Estados Unidos.
Nacimiento: 9 de febrero de 1906.
Fallecimiento: 14 de septiembre de 1999.
Conocido por: Maestros de la inversión en bolsa.
Obras destacadas: Enseñanzas de Kostolany; El arte de reflexionar sobre el dinero; El fabuloso mundo del dinero y la bolsa; entre otros.
Biografía de André Kostolany
André Kostolany fue un reconocido inversor húngaro de nacionalidad estadounidense, considerado en todo el mundo como uno de los maestros de la especulación y la inversión en Bolsa.
Debido al éxito cosechado por Kostolany a lo largo de muchos años como inversor de bolsa, cuenta con millones de seguidores en todo el mundo y sus libros están traducidos en más de ocho idiomas. En estos, Kostolany habla de sus grandes éxitos y, de la misma manera, de sus grandes fracasos.
Por esta misma razón, el respeto hacia Kostolany le llevó a dar conferencias, impartir seminarios y escribir columnas como experto en numerosas universidades, importantes círculos sociales y reconocidos diarios de todo el mundo.
Tras nacer y vivir parte de su vida en Hungría, mudarse a Estados Unidos y pasar una temporada en Alemania, André Kostolany muere en París, Francia, a los 93 años, el 14 de septiembre de 1999.
Educación de André Kostolany
André Kostolany nace en Budapest, Hungría, el 9 de febrero de 1906.
Kostolany es hijo de un matrimonio de judíos húngaros con cuatro hijos, formado por el padre, Ludwig (Lajos) Kann, y la madre, Kornélia Kann.
El joven André Kostolany comenzó a estudiar filosofía e historia del arte en Budapest, siendo su objetivo ser pianista en el futuro. Sin embargo, su padre le obligó a abandonar los estudios antes de poder finalizarlos, para mandarlo a la capital francesa, París, en el año 1924.
Ese año, tras su mudanza, comienza a trabajar en París como agente de bolsa, y nunca más se desvincularía de este mundo hasta su muerte, en 1999.
Trayectoria profesional de André Kostolany
La trayectoria profesional de Andrés Kostolany comienza en el año 1924, con un joven Kostolany de 18 años de edad que llega a París para buscarse la vida como agente de bolsa.
Como especulador y arbitrador financiero, Kostolany fue un joven capaz de demostrar su talento en las operaciones que llevaba a cabo. Además, durante la Gran Depresión de 1929, las habilidades de este joven inversor le llevaron a obtener ganancias durante el crack, con operaciones en corto que le llevaron a registrar importantes beneficios en su track récord.
Durante más de quince años, André Kostolany vivió en París, Francia, donde además de ser inversor y agente de bolsa, se casó, en primer lugar, con Hansi Kostolany, para divorciarse y casarse de nuevo con Francoise Kostolany.
En 1940, cuando los nazis ocupan Francia, André Kostolany huye hacia Nueva York, Estados Unidos.
Tras su mudanza, en el año 1941, Kostolany fue nombrado director general y presidente de la compañía G. Ballai and Co Financing Company. Como presidente y director general de la compañía, André Kostolany pasa diez años en Estados Unidos, a la espera de que finalizase la Segunda Guerra Mundial y, con ello, poder volver con su esposa a su antiguo hogar, en París.
En 1950, cinco años más tarde de que terminase la guerra, André Kostolany vuelve con su esposa a París, a su antiguo hogar. Además, este establece una oficina en Múnich, Alemania, y compra una residencia vacacional en la Rivera Francesa.
Los años siguientes, Kostolany siguió vinculado al mundo de la bolsa, como inversor de éxito, acumulando una importante fortuna que le permite vivir muy cómodamente. Además, comienza a redactar las obras en las que cuenta los éxitos cosechados durante los más de 25 años que lleva ejerciendo en el mundo de la inversión en bolsa; unas publicaciones que tienen un gran éxito a nivel mundial.
Como filántropo, André Kostolany participó muy activamente en la reconstrucción de Alemania tras la guerra, a la vez que continuó ligado al mundo de la inversión y a importantes círculos sociales que le permitieron codearse con importantes figuras como Milton Friedman o Ernest Hemingway. A su vez, como persona influyente en el mundo financiero, Kostolany escribió numerosas columnas de opinión en importantes diarios en los que expresaba su pensamiento acerca de los mercados y los valores, especialmente alemanes.
En estas columnas de opinión, André Kostolany comentaba, además, las políticas adoptadas por los bancos centrales, siendo muy crítico en su día con el patrón oro. A la vez que valoraba la postura del Bundesbank, siendo conocidas también sus críticas hacia la política económica adoptada por el Bundesbank durante los años 80 y 90.
De la misma manera, el respeto hacia Kostolany, como inversor de éxito, le llevó a dar conferencias e impartir seminarios en numerosas universidades e importantes círculos sociales de todo el mundo hasta el día de su retirada para su posterior fallecimiento.
Sus últimos años de vida, André Kostolany los pasó ligados al mundo de la bolsa, a través de sus obras, sus inversiones y sus columnas y conferencias, a la vez que aprovechaba para irse a su residencia vacacional en la Costa Azul a descansar y a disfrutar de su retirada.
André Kostolany muere en París a los 93 años de edad, el 14 de septiembre de 1999.
Estilo de inversión
Su método de especulación se basaba en la opinión contraria. Subirse al tren cuando todos bajan, cuando cunde el pánico, cuando todo el mundo se saca los papeles de encima y las cotizaciones se derrumban, cuando todos venden a cualquier precio, para limitar pérdidas o por miedo, cuando los inversores se desprenden de los títulos como si los mismos tuvieran lepra. En ese momento es cuando hay que pegar el manotazo, para después vender todo en plena euforia, cuando las cotizaciones hayan explotado, cuando los títulos son recomendados hasta en la peluquería, cuando se recomiendan acciones en todos los medios y revistas, cuando se habla de ganar plata en la bolsa hasta en las iglesias y en los almacenes. Entonces hay que vender todo. Sacarse de encima hasta los papeles más queridos y amados.
Su método de especulación no tenía en cuenta el análisis técnico, al que desprecia constantemente en su libros, ni cualquier otro método cuantitativo, se fiaba de su intuición e instinto y por lo resultados obtenidos, queda claro que su olfato para la bolsa y la especulación tenía esperanza matemática positiva.
Curiosidades sobre inversiones de André Kostolany
Todo inversor que se precie ha tenido fallos clamorosos en sus inversiones y Kostolany no iba a ser menos. Y he recopilado tres casos curiosos que le van suceder:
Era Sábado por la tarde y no había otra diversión en la ciudad que acudir las oficinas de un amigo norteamericano que era agente de bolsa (Hentz and Co.). La jornada bursátil, en los Estados Unidos, contaba con dos horas de negociación durante los sábados, de diez a doce de la mañana. En medio de la apatía general del mercado, un solo valor había sido objeto de grandes transacciones, se trataba de Kreuger y Toll, una empresa Sueca dedicada al negocio de las cerillas. La idea de Ivar Kreuger, rey sueco de las cerillas era tan simple como inteligente. Los países de Europa central y oriental necesitaban dinero y Kreuger estaba dispuesto a facilitárselo. Como compensación, exigía la concesión del monopolio de fósforos, lo cual le aseguraba grandes beneficios. A tal efecto la empresa comenzó a emitir empréstitos para obtener el capital que necesitaba para pagar a los países que precisaban capital, la mayoría de los empréstitos suscritos fueron a parar al otro lado el Atlántico. La operación parecía razonable y realizable, si no hubiera sido por la escasa solvencia de los deudores de esta operación: Alemania, Hungría, Rumanía, Yugoslavia y Polonia. Los acontecimientos políticos acabaron consumando la catástrofe que acabó con el suicidio de Ivar Kreuger y el correspondiente desplome bursátil, que una vez más le reportó pingües beneficios a André Kostolany, aunque en esta ocasión el escenario era diferente y se trataba de un dinero manchado por la sangre del ingeniero Kreuger y esto le hizo abandonar para siempre la especulación en el lado corto del mercado.
Como buen especulador, André Kostolany, dominaba tanto el lado largo como el corto, conocía perfectamente la posición corta y la utilizaba en beneficio propio sin importarle las razones morales que algunos aducían en aquellos tiempos. Se consideraba antipatriótico especular a la baja y eso es algo que viviría André crudamente durante el gran crack bursátil de Octubre de 1929. En aquel desastre financiero, Kostolany había estado en el lado correcto del movimiento, generando unas enormes plusvalías en posición corta, que contrastaba con las pérdidas que habían sufrido muchos de sus compañeros, que en la mayoría de los casos se habían arruinado o habían perdido sus empleos. André se podía permitir cualquier lujo, cualquier restaurante, cualquier hotel, sin embargo, ¿con quien iba a compartir esos momentos?, ¿podría sonreír mientras todos estaban tristes y malhumorados?, y en definitiva de que le servía el dinero si no podía disfrutar de él. En aquellos momentos André no se atrevía a ser feliz y empezó dudar de la filosofía de inversión en posición corta. La gota que colmó el vaso y que le convenció de no volver a especular a la baja sucedió en París.
Una tarde, uno de los botones de un hotel donde se alojaba llamó a la puerta de la habitación de André, entregándole un telegrama que confirmaba el encargo de un gran paquete de acciones de Royal Dutch en todos los mercados del mundo por un importe total de varios millones de florines. Al principio, André no entendía bien el significado del telegrama y al volver a leerlo descubrió que el destinatario del mismo era el Dr. Mannheimer. Los empleados del hotel se habían equivocado en el número de la habitación, otorgándole a nuestro protagonista un increíble secreto que sin duda le haría ganar grande sumas de dinero. Tras devolver el telegrama para no desatar sospechas, Kostolany tomó una gran posición en Royal Dutch, mucho más dinero del que normalmente dedicaba a cada posición, pero qué más da, si es una opción segura, un caballo ganador.
Tras la compra de la acciones, éstas no pararon de bajar hasta llegar a un valor que suponía un tercio del precio de compra, esto le demostró a Kostolany que debía fiarse, exclusivamente, de sus propias opiniones y no dejarse llevar por chismorreos, aún cuando éstos vengan de grandes financieros o personas muy adineradas.
El legado de André Kostolany. Sus libros y su labor de formación
De entre sus numerosas publicaciones me gustaría destacar dos: “El fabuloso mundo del dinero y la bolsa” y “Estrategia Bursátil”, ambos libros publicados por la editorial Planeta en la década de los 80. En el primero el autor narra sus experiencias en la especulación bursátil y nos ofrece un excepcional paseo por más de 5 décadas de mercados financieros unido a la historia de Europa del siglo XX. André nos narra con gran detalle las fiebres especuladoras de siglos anteriores, desde la tulipmanía hasta la compañía de los mares del sur, así como los cracks del siglo XX, especialmente el de 1929 que vivió en toda su crudeza. A continuación expongo un párrafo del citado libro que nos habla de dicho crack y que no tiene desperdicio.
Los norteamericanos, con su debilidad por las estadísticas, tanto en los buenos tiempos como en los malos, no pudieron resistir la tentación de expresar en cifras la extensión de la catástrofe:
123.884 especuladores de éxito, que hasta entonces iban en Cadillac, tuvieron que empezar a ir a pie. ■ 173.397 hombres casados, tuvieron que librarse de sus queridas, un lujo que no podían seguir permitiéndose, y tuvieron que regresar con sus confiadas esposas. ■ La fábrica de moneda tuvo que emitir 111.835.248 monedas de cinco centavos para uso de gentes que antes nunca habían viajado en metro y no llenaban sus adinerados bolsillos de calderilla.
En la década de los 70, Gottfried Heller, le propuso a André abrir su experiencia bursátil al gran público mediante la celebración de seminarios. La formación le llegó a nuestro protagonista en su etapa de pensionista y el objeto de los seminarios impartidos era algo desconocido en Alemania. El primero se celebró en Octubre de 1974 en Munich y asistieron sólo 30 personas, sin embargo, la habilidad de André para transmitir sus conocimientos y experiencias sobre el mundo bursátil se extendió rápidamente y en los aproximadamente 100 seminarios celebrados, más de 15.000 asistentes tuvieron el privilegio de recibir las enseñanzas de este gran maestro. El resultado de todos estos seminarios y conferencias en universidades e instituciones financieras fue la formulación de centenares de preguntas que Kostolany acabó publicando, junto con sus respectivas respuestas, en su obra “Estrategia Bursátil”.
Mejores frases y citas de Andre Kostolany
Como toda gran figura reconocida en el orden mundial, tiene un gran repertorio de frases célebres que han quedado para el recuerdo
Si en el mercado hay más tontos que papel, la bolsa sube. Si hay más papel que tontos, la bolsa baja.
Lo que en la Bolsa saben todos, no me interesa.
Sube la bolsa, acude el público; baja la bolsa, el público se marcha.
No hay que correr nunca tras un tranvía y una acción. !Paciencia! La próxima llega con toda seguridad.
Tienes que comprar acciones en una recesión o crisis porque el gobierno se encargará de encauzar la situación bajando los intereses e inyectando liquidez.
Siempre he tomado las mejores decisiones en el mercado escuchando música clásica.
Lo principal es mantenerse al margen de la opinión generalizada. La única manera de sobrevivir en el mercado Es mediante un pensamiento independiente para no estar al tanto de todos los rumores. Seguir sólo las noticias confirmadas.
No hagas nunca caso alguno de la opinión del público bursátil. Ten tu propio criterio y síguelo. Si te equivocas que sea por ti mismo y no por culpa de los demás.
Comprar títulos, acciones de empresas, tomarse unas pastillas para dormir durante 20/30 años y cuando uno despierta, voilà! es millonario.
Otros datos de interés sobre André Kostolany
Mujer de André Kostolany: Se casó, en primer lugar, con Hansi Kostolany, para divorciarse y casarse de nuevo con Francoise Kostolany.
Aficiones: El piano.
Reconocimientos e hitos: Escribió numerosos libros que fueron publicados en más de 8 idiomas; incluyendo entre estos 13 libros de los que se vendieron más de 3 millones de copias.