Normalmente, el ciclo bursátil adelanta entre 6 y 12 meses al ciclo económico, ya que al ser un mercado “cuasieficiente” (teoría de los mercados eficientes), es decir, tiene incorporado en sus precios toda la información posible, tanto la presente como las expectativas futuras, además de la sobrerreacción que se produce en los mercados bursátiles en los momentos de miedo-pánico, es decir, las sobreventas de acciones que se producen exclusivamente por el efecto miedo y no por la realidad fundamental de la economía. ¿Ha llegado la hora de empezar a comprar miedo?
Llegados a este punto, uno se pregunta si ha llegado el momento de hacerse con una cartera de valores, ya se sabe, comprar barato, si uno echa un vistazo a los precios de las acciones, observará la caída tan brutal que han sufrido la mayoría de los valores empresariales, no correspondiéndose con sus bases estructurales. Si esto fuese así, sería el momento de plantearse en hacerse con una cartera de valores para medio y largo plazo. Una cosa a tener en cuenta, es que no nos debemos fijar en índices, por ejemplo, el ibex-35 ha bajado desde primeros de año alrededor de un 20%, esto en sí, nos dice muy poco sobre empresas en particular, porque hay empresas que han bajado un 50% o un 60% y muchos conocemos empresas que han bajado hasta un 90%. Por lo tanto, la variable fundamental a escrutar son las empresas en particular y no los índices en general.
Debo aclarar en primer lugar, qué este articulo está de más para aquellos inversores de corto plazo y que aplican el análisis técnico, es decir, hacen uso de la varita mágica (algún día escribiré sobre los magos y la varita mágica), por tanto, queda aclarado, que me dirijo aquel inversor de largo plazo, aquel que no suele mirar las cotizaciones más de una vez por semana, mirarla más de una vez por semana sería adicción, crearía sudoración y muchas veces palpitaciones en el corazón y la salud o tiene precio, es más, yo recomendaría no mirar la bolsa más de una vez por mes, una vez que se decida a entrar en ella. Otra recomendación es que cada uno analice su psique, aquellos que sean impulsivos con tendencia al pánico o a la euforia, mejor irse a los fontesoros, no está el horno para bollos, por tanto, esto va dirigido para personas calmadas, analíticas, que entienden que si se está en bolsa se está para ganar dinero al coste de asumir riesgo, no hay nada gratis, y que se preguntan si se debe entrar en ciertas empresas a muy largo plazo, para estas personas que piensan en el largo plazo el tiempo juega a su favor, buscando el ciclo alcista que tarde o temprano se producirá, ¿Cuándo? no lo sé, por eso digo que a muy largo plazo.
Pero, por dónde empezar a confeccionarse una cartera de valores.
Mi propuesta es la siguiente, analice la situación económica, después los sectores económicos y por último, las empresas en particular. Diversifique por empresas y por zonas geográficas, ya que el ciclo económico no está en la misma situación en una zona que en otra. Zonas geográficas que son interesantes son: Países Escandinavos, Dinamarca, Holanda, Suiza, Alemania, Canadá, Brasil, Chile, México, USA Canadá. Tenga mucho cuidado en los países emergentes, son muy vulnerables, evite España (por ser una bolsa pacata, estrecha y por tanto manipulable), Francia e Italia.
En cuanto a los sectores económicos, que es lo que más importa, es interesante la inversión en: Materias primas (agrícolas, mineras, energía), así como, las empresas auxiliares de estas: Abonos, semillas, montajes de plataformas, fabricantes de taladros para prospecciones, etcétera. Energías renovables, siderurgia, banca americana (esta con mucho prudencia, y siendo muy selectivo). Empresas farmacéuticas y de salud, telecomunicaciones e Ingeniera.
Debería evitar invertir en sectores como: Fabricantes de automóviles, líneas aéreas, construcción-inmobiliario, transporte, banca, sector turístico, textil, consumo minorista.
Y cómo hacerlo.
Cójase su liquidez ahorrada, (ni se le ocurra invertir sus ahorros en la bolsa que vaya a necesitar de aquí a 3 años, mínimo), divídela en dos partes, una parte transfórmela en dólares (abrase una cuenta), para invertir en el área dólar, la otra mitad, para el resto del mundo, invierta inicialmente el 50% de cada una de las partes (el otro 50% en liquidez), diversifique inicialmente entre 15 y 25 empresas, el 50% que mantiene en liquidez úselo con prudencia, para reforzar, promediar o comprar nuevos valores que empiecen a ser atractivos, cada 3 meses haga un balance de su cartera, aquellos valores que hayan ido muy mal, véndalos y refuerce con la liquidez obtenida de la venta, aquellos valores que vayan muy bien, ya sabe, aplique la selección natural de las especies de Darwin.
Pero tenga presente las siguientes recomendaciones:
Sea escéptico con los métodos que afirman haber hallado el camino rápido hacia el éxito, es decir, aléjese de los magos. Las corazonadas no sirven para nada a largo plazo.
Los mejores magos de Wall Street casi nunca superan a los índices medios (Ibex-35, Dow-Jones...).
Diversifique, a largo plazo, probablemente obtendrá un rendimiento de algunos puntos de porcentaje por encima de la inflación. Pero no se puede decir mucho más.
Si está dispuesto a soportar mayores riesgos, en acciones muy volátiles y pequeñas empresas, puede vencer en promedio al mercado. Pero sea consciente que cuando este baja (y lo hace una inquietante parte del tiempo) generalmente tendrá más perdidas que la perdida media de estas acciones más arriesgadas.
Si después de lee todo esto, todavía quiere probar fortuna en la bolsa, no se acobarde, pero no se olvide de la advertencia de uno de los grandes financieros de Estados Unidos, Bernard Baruch:
Si estás dispuesto a renunciar a todo lo demás, a estudiar toda la historia
y antecedentes de la bolsa y todas las principales compañías cuyas acciones se
cotizan, con el mismo cuidado con que un estudiante de medicina, estudia
anatomía, si puedes hacer todo eso y, además, tienes sangre fría de un gran
jugador, el sexto sentido de los videntes y el coraje de un león, entonces
podrás tener alguna remota posibilidad.