Los lemmings son unos pequeños roedores que habitan en las tundras, en la taiga y praderas árticas, en el norte del continente americano y en algunas regiones de eurasia. Son conocidos por su éxodo en masa hacia el mar. En periodos normales, los lemmings se mueven durante su migración de primavera en busca de comida y un nuevo refugio. Cada tres o cuatro años, sin embargo, algo raro empieza a suceder. A causa del alta natalidad y la baja mortalidad, la población de lemmings empieza a aumentar. Tan pronto como sus filas aumentan, los lemmings inician un movimiento errático en la oscuridad. Muy pronto, este atrevido grupo empieza a moverse a la luz del día. Cuando se ven enfrentados a barreras, el número de lemmings en la manada aumenta hasta que una reacción parecida al pánico les lleva a través o por encima del obstáculo. A medida que este comportamiento se intensifica, los lemmings empiezan a desafiar a otros animales a los que normalmente evitarían. A pesar de que muchos lemmings mueren de hambre, por los depredadores y los accidentes, la mayoría alcanza el mar, donde se lanzan y nadan y nadan hasta que mueren exhaustos.
El comportamiento de los lemmings no se comprende completamente. Los zoólogos tienen la teoría de que la migración en masa ocurre por culpa de cambios en su comida y/o condiciones de estrés. El motivo de que los lemmings se agolpen y compitan es posible que responda a un cambio hormonal que induce una alteración en su conducta.
Dado que los mercados financieros se mueven, de forma espectacular, por acciones de tipo tumultuoso, los profesionales de la inversión hace mucho tiempo que están interesados en las teorías psicológicas de la conducta humana.
A Warren Buffett le deja perplejo que con tantos profesionales experimentados y bien educados que trabajan en Wall Street, no exista una fuerza más racional y lógica en el mercado. De hecho, los valores con el mayor porcentaje de propiedad institucional son, con frecuencia, los más volátiles en cuanto a precios. Las oscilaciones salvajes en los precios de las acciones, dice Buffett, tienen más que ver con el comportamiento "tipo lemming" de los inversores institucionales que con los rendimientos globales de las empresas que poseen.
Buffett dice que su estrategia a largo plazo de comprar y mantener se encuentra fuera de sintonía con el pensamiento actual de los gestores institucionales del dinero, la mayoría de los cuales son muy rápidos a la hora de reestructurar (comprar o vender) sus carteras, siempre que el mercado dicta una nueva preferencia, por muy irracional que ésta sea.
Dice Buffett que "los gestores tienen muy pocos incentivos para tomar decisiones inteligentes que se alejen del comportamiento gregario de la mayoría". Su razón directa pérdida/ganancia es demasiado obvia: Si una decisión no convencional funciona bien, reciben una palmadita en la espalda pero, si funciona mal, reciben la carta de despido. Así pues el fracasar de una manera convencional es el camino a seguir (millones de lemmings no pueden estar equivocados). Puede que como grupo, los lemmings tengan una imagen asquerosa, pero individualmente ningún lemming ha tenido nunca mala prensa .