Los depósitos bajan del 3,27% al 1,41% un año después del mandato de Linde
Nunca antes un simple aviso había tenido tanta fuerza. Hace justo un año, los bancos se lanzaron en masa a recortar la rentabilidad de sus depósitos de forma drástica. Tanto, que pasaron de ofrecer rentabilidades del 4% al 1,75% en bloque.
Lejos de que se tratara de un descenso fortuito, la motivación que se escondió detrás no fue otra que la conminación del Banco de España (BdE) al sector de no retribuir con intereses superiores al 1,75% por los plazos a un año si no querían afrontar sanciones.
Su objetivo, el de frenar la guerra del depósito, se cumplió... Y con creces. 365 días después de aquel aviso, que nunca llegó a formalizarse por escrito, los depósitos rinden ahora menos de la mitad.
Efecto inmediato
Ni siquiera existió la circular, como se esperaba. Bastó una simple llamada telefónica durante las navidades pasadas (2012), entidad a entidad, excluyendo a las sucursales de firmas extranjeras que operan en nuestro país, como Espirito Santo o ING Direct, para fulminar el atractivo de uno de los productos de ahorro más arraigado en España.
Su efecto fue inmediato. Hasta nueve entidades (BBVA, Banco Santander, Bankinter, CaixaBank, Sabadell, Ibercaja y Popular junto a sus dos filiales online -Popular-e y OficinaDirecta-) recortaron de forma unánime la rentabilidad de sus plazos hasta el 1,75% en enero del año pasado.
Lo que hundió la rentabilidad media de estos productos del 3,27% en diciembre de 2012 al 2,02% un mes después.
No han tocado fondo
Sólo fue un anticipo de lo que deparó en materia de depósitos 2013. Salvo en meses concretos, como el de septiembre, en el que algunos bancos, como Popular, optaron por hacer más atractivos sus plazos con subidas puntuales de intereses con el objetivo de no perder clientes ante la oleada de vencimientos, la tónica general han sido descensos continuos.
Hasta el punto de que ahora la rentabilidad máxima a la que puede optar un cliente a través de estos productos es del 2,8% (Banco Espirito Santo), el resto ya sitúa sus retribuciones por debajo del 1,75%. Lo que deja la rentabilidad media a un año a día de hoy en el 1,41 por ciento (la mitad que antes de que el regulador lanzara su conminación en enero de 2013). Y pese a todo, los intereses que se pagan en España a través de estos productos aún son superiores a los que se entregan en el resto de Europa.
Una de las últimas entidades en adaptar la rentabilidad de su oferta comercial a las condiciones de mercado actuales ha sido el Santander, que ha bajado hasta el 1 por ciento a trece meses -igual que Banesto-. Una tendencia que, lejos de desaparecer, todo apunta a que se acentuará aún más. "Veremos los tipos de interés de los depósitos bancarios por debajo del 1% en los próximos meses", señala Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.
Las razones son varias. Una es la apertura de los mercados financieros. Con la relajación de la deuda española (el diferencial cotiza ya en los 200 puntos básicos), la banca ha reducido su sed de pasivo gracias a las emisiones que saldó (y salda) con éxito en el mercado. La otra es el entorno de bajos tipos de interés en el que se encuentra inmersa Europa.
La paradoja está servida
Ante esta tesitura, de que el interés de los depósitos aún no ha tocado fondo, la lógica invita a pensar en que su uso, como vehículo de ahorro tendría que ir reduciéndose progresivamente.
Nada más lejos de la realidad. A pesar del trasvase de dinero que se ha producido hacia los fondos de inversión, los últimos datos publicados por el Banco de España de noviembre reflejan que los depósitos de las familias españolas aumentaron hasta los 740.000 millones de euros (casi 7.000 millones más que en octubre), la cifra más elevada desde 2007.