Cinco razones por las que deberías invertir en fondos monetarios

 

El pasado octubre el BCE recortó de nuevo los tipos de interés hasta el 3,25%. Una medida que tendrá un impacto negativo en varios productos de inversión. Entre ellos, los fondos monetarios.

Sin embargo, los denominados fondos monedero son mucho más que eso. Te ofrecemos cinco razones por las que estos productos deberían formar parte de tu cartera, independientemente de cuál sea el entorno de tipos en cada momento.

Una de las principales ventajas de los monetarios es que constituyen la categoría de fondos de inversión de menor riesgo. De hecho, son el equivalente a tener tu dinero en una cuenta corriente remunerada o en un depósito.

En definitiva, su objetivo prioritario es mantener el principal más un pequeño plus que depende de los tipos del mercado comentario en cada momento.

El riesgo es tan reducido porque tienen muy restringido por ley el abanico de activos que pueden incluir en cartera. No pueden invertir en bolsa o materias primas, ni tener exposición al riesgo divisa, a menos que el propio fondo esté denominado en una moneda extranjera.

Sólo pueden invertir en renta fija, que además debe ser de elevada calidad crediticia. El plazo de estas emisiones debe ser muy corto, lo que reduce aún más el riesgo.

De este modo, la duración media de la cartera de un monetario debe ser igual o inferior a seis meses. Y si hablamos de los monetarios a corto plazo (los hay a largo y corto plazo), la duración no puede superar los 60 días.

Estas restricciones de inversión no sólo reducen al máximo la volatilidad del producto. También maximizan la liquidez. Además, están obligados por ley a permitir suscripciones y reembolsos de forma diaria.

Como la gama de activos en la que pueden invertir es tan limitada, la gestión es mucho más sencilla. En consecuencia, constituye la categoría de fondos con la comisión de gestión más reducida, con permiso de los indexados.

Así, según datos del periódico Expansión, los monetarios españoles en euros cuentan de media con una comisión de gestión del 0,5%, mientras que otras categorías con un nivel de riesgo ligeramente superior, como los fondos de renta fija a corto plazo, cuentan ya con una media del 0,6%.

En definitiva, son la categoría de fondos más barata. Pero ojo porque no todos los monetarios son iguales. Algunas gestoras ajustan al máximo la comisión de gestión, mientras que otras aplican unos gastos injustificados, aprovechando el desconocimiento del cliente en esta materia. Por tanto, si tienes un monetario contratado merece la pena que te cerciores de que las comisiones que aplica son todo lo ajustadas que deberían.

A la hora de invertir es esencial que te plantees una serie de preguntas antes de entrar de lleno en cuáles son los productos más adecuados para ti. Sólo de esa forma te asegurarás de que tu cartera se ajusta como un guante a tus objetivos de inversión y al nivel de riesgo con el que te sientes cómodo.

Uno de esos objetivos puede ser construir un colchón anti imprevistos, que ha de ser siempre el paso previo antes de marcarte metas de inversión más ambiciosas. Si ese es el caso, necesitarás productos muy líquidos y con el menor riesgo posible, de modo que puedas recuperar el dinero siempre que quieras.

Lo mismo sucede si tu inversión está orientada a una meta a muy corto plazo. Por ejemplo, si quieres recuperar el dinero de aquí a tres o seis meses. O si lo tienes en un compás de espera entre que sales de una inversión y te planteas entrar en otra.

En cualquiera de los casos anteriores el fondo monetario constituye el producto ideal. Lo habrás elegido porque es lo más parecido a una hucha de riesgo mínimo y máxima liquidez.

En consecuencia, la rentabilidad de estos productos debería ser para ti lo de menos, ya que su importancia no es táctica, sino estratégica.

Es cierto que los fondos monetarios se ven afectados por la política de tipo de interés. No son los únicos fondos de inversión a los que les afecta, pero en su caso las implicaciones son más directas.

No obstante, también es cierto que la bajada de tipos afecta igualmente a todos los producto que asumen un riesgo similar, como sucede con los depósitos y las cuentas remuneradas. Incluso a los fondos de renta fija a corto plazo, cuya rentabilidad es algo superior a la de lo monetarios, les afecta negativamente una bajada de tipos, aunque en su caso el margen de maniobra del gestor para obtener una pizca más de rentabilidad es algo superior.

Por tanto, plantéate la siguiente pregunta ¿sacarías tu dinero de tu cuenta remunerada o de tus depósitos sólo porque hayan bajado los tipos? ¿Venderías tus Letras del Tesoro? Pues la misma lógica aplicaría a tus fondos monetarios.

Por otro lado, si lo que te preocupa es no batir la inflación ten en cuenta que el propósito de esta categoría de producto no es compensar el aumento del IPC (aunque en ocasiones los retornos que ofrecen pueden llegar a ser suficientes).

De todos modos, a priori los bancos centrales bajan los tipos de interés cuando la inflación está bajo control. Por tanto, no es probable encontrarse con un entorno de tipos bajos e inflación disparada.

Finalmente, los fondos monetarios tienen una ventaja adicional, esta vez en comparación con los depósitos y cuentas. Y es que al ser fondos de inversión permiten el traspaso sin tributación. En otras palabras, puedes llevarte el dinero de un fondo de inversión a otro, sin tener que pagar impuestos por el camino por las posibles plusvalías generadas hasta el momento. Sólo tributas en el momento en el que reembolses.

En cambio, los beneficios que obtienes con un depósito o una cuenta tributan en el momento en el que los cobras, sin que haya ninguna posibilidad de traspasar esos beneficios sin rendir cuentas a Hacienda.

Esto implica que los fondos monetarios son ideales como producto puente entre dos inversiones. Cuando sales de un producto para entrar en otro. O cuando quieres que tu dinero trabaje para ti, al mínimo riesgo posible, mientras decides en qué quieres invertirlo en realidad.