Miguel de Juan Fernández- A bordo del ARGOS 25 Enero 2018
Si lo construyes, él vendrá
Campo de Sueños (Field of Dreams, 1989)
Es posible que no a muchos os resulte conocida esta frase. Era la que daba sentido a toda la película “Campo de Sueños” de Kevin Costner y James Earl Jones de finales de los años 80. Una de esas películas típicas americanas sobre uno de sus deportes preferidos y más emblemáticos: el beisbol.
Hace algo más de siete años era una de las frases que me venía a menudo a la cabeza antes de comenzar con el Argos…”si lo construyes, él vendrá”. Una cursilería, una ñoñería…una bobada si queréis, pero me rondaba afianzando la fe en que si daba el paso de abandonar la banca privada y me lanzaba al vacío con la confianza puesta en que los inversores vendrían- tal y como algunos de ellos me habían dicho- el proyecto saldría adelante y podría dedicarme a lo que siempre he pensado que es nuestra obligación respecto de aquellas personas que nos han confiado su patrimonio de una forma u otra, sea en el Argos o, en su día, como clientes de banca privada: ayudarles a ganar dinero, ayudarles a gestionarlo, ayudarles a que su patrimonio- mayor o menor- crezca en el medio y largo plazo de una forma honesta y transparente.
Han pasado algo más de siete años (y desde la fecha real de empezar a operar, siete años y cuatro días ya que fue el 21 de Enero) y hoy he informado tanto a los argonautas como a los amigos del grupo de whatsapp – en el que bastantes de vosotros habéis ido entrando en estos últimos meses- de lo que ahora os hago partícipes a todos los que a lo largo de estos siete años habéis mostrado no sólo interés, sino también cariño en el Argos: Hoy el Argos Capital FI ha alcanzado un patrimonio bajo gestión de 10.003.863,06 euros y 619 argonautas.
Ya sé que en comparación con otros fondos- ¡con casi todos!- esta cifra es ridícula… pero para mí, para el Argos y para los argonautas (siempre “reyes, príncipes y héroes”) no lo es y además es una cifra que marca un hito para el fondo y para los argonautas… y en cierto modo es una prueba real y efectiva de la singularidad del Argos Capital entre todos los fondos, value o no, que yo conozca. Aunque pueda sonar un poco a soberbia no quisiera que lo vierais así; sencillamente creo que la singularidad del Argos es real y que esto en sí mismo es algo bueno porque favorece a todos los argonautas por igual. Esta cifra marca el inicio del escalado- a la baja por supuesto- de las comisiones a cobrar por el fondo. Aunque los argonautas ya lo conocen, dejadme que os explique en qué consiste la estructura de comisiones del Argos y el porqué de ella. Reconozco que el tema no es de lo más interesante o glorioso- podría hablaros de la nueva incorporación a la cartera de una nueva empresa británica,… pero lo dejaremos para la Carta mensual-, así que os pido que seáis indulgentes y que os arméis de paciencia.
Cuando hace algo más de siete años- antes de recibir el alta del fondo por parte de la CNMV- estábamos reunidos la gestora y yo comentando los estatutos y las comisiones del fondo les comenté que “la estructura de comisiones que yo querría tener no me la puedo permitir” por lo que les comenté la que se me había ocurrido que podía ser beneficiosa para los argonautas y al mismo tiempo permitirme “vivir”. Dicha estructura básicamente implica que el Argos sea, desde mi punto de vista y limitado conocimiento, el único fondo de inversión en donde las economías de escala que se supone que tienen los fondos (así me lo enseñaron la primera vez que me incorporé al sector financiero en 1999), son disfrutadas por todos los argonautas por igual. Sin distinción de ninguna clase entre ellos ya que como siempre insisto, todos ellos- desde el más pequeño al más grande- son igualmente “reyes, príncipes y héroes”. Y todos tienen el mismo derecho a gozar de los mismos beneficios y privilegios. Por eso nunca me he planteado crear una clase institucional de participaciones.
Por cierto, un inciso respecto a Renta4. Quiero recordar nuevamente el paciente, comprensivo, ilusionado y amable apoyo que desde el principio he recibido de todos ellos: quiero agrupar mi agradecimiento en la persona de Jesús Sánchez-Quiñones que siempre me ha alentado y que ha sido tan amable de escucharme cuando le hablaba de “otros” gestores que han traído y siguen trayendo mucho valor tanto a Renta4 como a sus propios inversores. El comienzo fue más complicado de lo inicialmente previsto, pero gracias al apoyo y comprensión de Renta4 pudimos superar esa inicial decepción y la dejamos atrás hace ya mucho. ¡Gracias!
Esa estructura implica que las comisiones que se cobran en el Argos se reparten en tramos, en forma tal que a mayor patrimonio gestionado menor es la comisión que los argonautas pagan… y por tanto mayor es la rentabilidad que les queda para ellos. El primer tramo, de cero a diez millones tiene una comisión (entre gestión y depósito) del 1.60%, del cual mi “sueldo” es el 1% y el 0.60% es la parte que corresponde a la gestora. El siguiente tramo- en el que felizmente ya hemos introducido la punta de los dedos de los pies- de diez millones a quince, yo reduzco mi porcentaje al 0.80% (la gestora no lo modifica) por lo que este segundo tramo queda en el 1.40% y el tercer tramo- aún no lo divisamos así que todos tranquilos- es de quince millones en adelante (“hasta el infinito y más allá”) y vuelvo a reducir mi porcentaje al 0.60% por lo que queda en el 1.20%. La forma de aplicarlo es, como digo, por tramos. Esto es, en este caso los primeros diez millones van al 1.60% y los siguientes 3.863,06 euros van al 1.40%... o lo que es lo mismo, el 0.04% del patrimonio de un argonauta ya goza de una reducción en la comisión que paga.
Lo reconozco, lo reconozco… el efecto aún es mínimo. Pero con el tiempo confío en que dicho porcentaje vaya creciendo y que los argonautas vayan viendo reducida la comisión global que pagan en el Argos Capital.
A lo largo del día de hoy, tras hacerles partícipes a los argonautas de este hecho- y de darles las gracias a ellos y a Renta4- no he parado de recibir felicitaciones. La verdad es que no soy yo quien las merece (o al menos no todas), sino que es un sentimiento que quiero que ellos sepan que SÉ que les corresponde. Sin los argonautas no hubiera sido posible llegar hasta aquí; por ellos se creó el Argos y desde el inicio mi intención siempre fue crear un vehículo que nos permitiera seleccionar aquellas situaciones donde el dinero que los argonautas me confiaban tuviera razonables perspectivas de a) no perder dinero, b) batir la inflación y c) a ser posible superar al mercado- con dividendos brutos reinvertidos o en terminología “profesional” (y anglosajona) total gross return- por tres puntos o más (en este punto aún tendríamos que hablar largo y tendido) y todo ello de forma totalmente independiente, honesta y lo más transparente posible. De ahí que desde el inicio haya sido tan insistente con las Cartas mensuales o los comentarios de actualización.
Pero al escribiros estas líneas quiero dejar constancia, en público, de lo que para mí representa este volumen de patrimonios confiados al Argos. Recientemente, hablando con Coral mi esposa, le decía que tenía una inmensa ilusión de alcanzar este nivel no tanto por lo que supone respecto a mis ingresos personales sino, sobre todo a alcanzar un nivel en el que podía empezar a devolver, vía menores comisiones, parte de la confianza que en su día nos otorgaron los argonautas y haberlo logrado sin casi publicidad y casi sin más ayuda que la de los propios argonautas y la ilusión de algunas oficinas de Renta4- en especial León, Alicante y Albacete… con un toque especial de un agente en Oviedo y el apoyo de los amigos de Rankia. En estos años varios argonautas (el último -Ramón- en León y el primero hace unos años en Madrid- Carlos) me han “reñido” porque “no me vendo lo suficiente”. También es cierto que cuando los argonautas me regañan- pocas, pocas veces, lo reconozco- siempre lo hacen con el mayor de los afectos. Yo he procurado en todos estos años transmitirles mi aprecio por ellos (no sólo por mis familiares: ¡hola tío, esposa, hermana, sobrina, hijos!) y cómo para mí representaba una gran responsabilidad la confianza que me otorgaban… pero siempre, continuamente, como si en verdad el objetivo de “vernos todos a bordo del mismo navío”, como si todos se sintieran en verdad dueños del Argos- lo que son en realidad- y como si todos formáramos parte de una misma familia, yo he recibido de ellos- de todos ellos – un apoyo y un cariño como dudo que otro gestor haya podido experimentar.
Desde el comienzo hubo más argonautas interesados en mí que no en cómo iba el fondo (¿verdad Javier?), más encantados con poder hablar conmigo y sentir “que contaban” que sencillamente en la evolución del fondo, más pacientes, comprensivos y cariñosos conmigo cuando debía comentarles alguno de los errores que yo- y sólo yo- he cometido. Sé que otros gestores agradecen y ponderan a sus inversores como “los mejores” (lógico y normal)… sólo puedo deciros que, de verdad, dudo mucho, muchísimo, que lleguen al nivel que los argonautas han mostrado en estos siete años ya.
Son “reyes, príncipes y héroes” no por pertenecer al Argos como tal, sino que el Argos es lo que es y ha alcanzado el nivel en el que ellos ven en sus bolsillos (en forma de una mayor rentabilidad) una devolución de la confianza y cariño que me han mostrado, gracias a ellos. A todos ellos, desde el que más patrimonio tiene invertido hasta el que sólo tiene una única participación. Gracias a todos ellos de verdad. En mi nombre y en el de mi familia- argonautas también- sólo puedo sentirme orgulloso y más aún, honrado de trabajar para ellos, de ser como alguno de vosotros me llama “Jasón” y por tanto su igual y no su superior.
No sé lo que tardaremos en alcanzar el siguiente tramo- quince millones- pero nunca he tenido prisa. Vengan cuando vengan, lo único importante es que los argonautas sean conscientes de qué es el Argos y porqué es así, que se sientan que forman parte de un proyecto común en el que ellos son lo primero, que sepan que me tienen siempre a su disposición ya que son los auténticos dueños del Argos, que sepan que logremos la rentabilidad que logremos siempre serán informados siguiendo el consejo de Buffett de “dar la información que me gustaría recibir si estuviéramos en puestos cambiados” y que siempre contarán con alguien al mando del timón que, con errores y todo, siempre les hablará con transparencia, humildad, honestidad y mucha, mucha guasa… que si Buffett ha sido siempre bastante ganso, no voy a ser menos yo.
Quizás mañana o pasado mañana el patrimonio global haya vuelto a bajar de ese nivel de los diez millones de euros que hoy celebramos. No hay problema. Los argonautas ya saben que eso es consustancial al mercado y que nadie puede esperar una evolución sin vaivenes cuando tiene títulos cotizados. Con el tiempo, el value investing según el enfoque Buffett-Graham que tratamos de aplicar a diario (incluyendo Sábados y Domingos, evidentemente) seguirá dando resultados y el patrimonio seguirá creciendo hasta dejar de forma definitiva el borde de los diez millones y quizás, acercándonos a los quince. El tiempo irá mostrando en qué cadencia se van cubriendo etapas. La segunda ya se ha logrado (la primera fue comenzarlo).
“Si lo construyes, él vendrá”…. Se construyó… y ha venido. Seguiremos construyendo paso a paso.
Gracias a todos por haber seguido leyendo hasta el final. Un abrazo