Nuestro blog en estos momentos es como un enorme lienzo vacío, y el primer post se antoja de vital importancia para marcar sus líneas directrices e interesar a lectores potenciales. Puede por ello parecer un suicidio optar por un camino que históricamente ha tenido muy pocos adeptos, pero es una elección consciente.
Una gran parte de los participantes en los mercados están principalmente interesados en predecir la evolución próxima de los precios (lo que comúnmente se denomina "especulación") en base a la búsqueda de patrones en las variaciones recientes de los mismos (es decir, “análisis técnico”), para conseguir hacerse ricos lo más rápidamente posible (también conocido como “ser un iluso” o “ser carne de cañón”). El autor de este blog no está interesado en la especulación, no ha usado jamás este tipo de análisis, y es sabedor de lo difícil que es ganar dinero en los mercados sin salir escaldado.
Este es un blog sobre inversión y análisis fundamental (en contraposición a especulación y análisis técnico) y en definitiva, sobre “value investing”. Es una opción tan respetable como cualquier otra, pero es la que a mi juicio ofrece mejores perspectivas de conseguir una rentabilidad satisfactoria a largo plazo (entendiendo por largo plazo décadas) sin morir en el intento.
Aclaremos lo que significan estos términos.
El “value investing” es una disciplina que, en pocas palabras, intenta aprovecharse de las ineficiencias del mercado con objeto de poder comprar duros a cuatro pesetas, y si fuese posible, a tres o a dos. Es decir, intenta contrastar cuánto cuestan las cosas con cuánto valen realmente, para obrar en consecuencia. Machado advertía que “Todo necio / confunde valor y precio”, y esta es, en definitiva, la trampa que intenta salvar (y la ineficiencia que intenta aprovechar) el “inversor en valor”.
El padre del value investing, Benjamin Graham, en las primeras líneas de su imprescindible “The Intelligent Investor”, define el concepto de inversión como “una operación que, tras un estudio concienzudo, promete la preservación del capital y la obtención de una rentabilidad adecuada”. Todo lo que no cumple estas condiciones, para él, es especulación. A la luz de esta definición podría decir, sin miedo a equivocarme, que más del 90% de la gente que interviene en los mercados son especuladores en el sentido Graham, a pesar de que la mayoría de ellos se denominan a sí mismos inversores. No hay nada de malo en ello, es sólo lenguaje, pero aclaremos que lo que a nosotros nos gustaría perseguir es lo que la definición anterior considera “inversión”.
Conseguir encontrar opciones de inversión como las que Graham propone no es sencillo, puesto que la mayoría de las operaciones realizables en cualquier momento dado no cumplen dichos criterios. La actitud que debe tener un inversor value es muy diferente a sentarse delante de una pantalla viendo variaciones de precios pensando “a ver qué compro hoy”. Debe en cambio pasar su día a día realizando análisis con vistas a entender los fundamentos económicos de diversos sectores, empaparse de cuentas anuales de empresas, y mirar los precios de los activos de vez en cuando con la mentalidad de “a ver si tengo la suerte de poder comprar algo este año”.
Y es que Warren Buffett (uno de los inversores que más exitosamente ha aplicado el value investing a lo largo de más de 60 años de carrera) considera que la bolsa es algo que sólo hay que mirar de vez en cuando para ver si alguien ha hecho alguna tontería. En esta línea también recomienda enfrentarse al mercado con una tarjeta con 20 casillas y dos condiciones: cada vez que se hace una operación se gasta una casilla, y acabada la tarjeta no se puede volver a invertir nunca más. Esto debería garantizar que se ha de estar realmente muy seguro de las bondades de una oportunidad antes de lanzarse a por ella.
Queda claro por tanto que el value investing, además de requerir un análisis pormenorizado de los fundamentos económicos de los activos financieros (esto es, análisis fundamental), también requiere mucha paciencia. El value investing es en cierto modo aburrido. No tiene nada que ver con la adrenalina de los mercados. No persigue ni promete rentabilidades estratosféricas. Sólo intenta conseguir una rentabilidad satisfactoria, de manera tranquila y metódica, con vistas al largo plazo.
Seguiremos hablando de value investing y análisis fundamental, pues ese es precisamente el objeto del blog. Llegados hasta aquí, y habiendo sentado las bases del contenido a tratar, únicamente espero que continúen los más afines a este estilo. Nos sentiremos más en familia.
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