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Como muchos sabéis desde hace muchos años tengo dos pasiones que son: los mercados financieros y la lectura. Creo que la educación financiera está en mantillas, la encuentro de gran importancia y se debería de haber hecho mucho más por ella. Es tan necesaria que comparto una frase que al principio parece un poco exagerada de Pierre-Pascual Boulanger profesor de economía que dice: La ignorancia del pueblo sobre economía es una amenaza para la democracia. El dinero no da la felicidad, pero da una sensación muy parecida; esto último también es un poco exagerado, lo que si es más real es que la bolsa es uno de los mejores medios para ganarse la vida si excluimos la política.

 

O sea, necesitamos ingresos para poder dedicarnos al placer de la reflexión. Keynes uno de los más grandes economistas de siglo pasado, aunque hoy lo expongo como filósofo, humanista y amante de las artes era un soñador utópico que imaginó un mundo sin dinero, con renta básica y solo 15 horas de trabajo semanal. Una utopía de pleno desempleo en toda regla que llegó a decir: “El amor al dinero como posesión – a diferencia del amor al dinero como medio para los goces y realidades de la vida – será reconocido por lo que es, una morbosidad más bien repugnante, una de esas propensiones semi-criminales, semi-patológicas de las que se encarga con estremecimiento a los especialistas en enfermedades mentales”. No es la primera vez que hablo de él en esta faceta, ya lo hice hace años en post que creo que se titulaba: Grupo Bloomsbury que ellos se denominaron “Apóstoles de Cambridge” participando lo más selecto de la cultura inglesa de la época: Virginia Woolf, Arthur Clive Heward Bell, Duncan James Corrowr Grant, el filósofo Ludwigh Wittgenstein y otros. Aquí elaboraban sus reflexiones sobre los grandes temas de su época.

 

También en otro artículo titulado el Efecto Medici en el que comentaba la intersección de culturas y exponía las ventajas del análisis fundamental y técnico. Tampoco es de extrañar que en lo que llevamos de siglo los mercados financieros se hayan nutrido tanto de la psicología con las aportaciones de Daniel Kahneman, Richard Thaler o Robert Schiller por destacar a estos premios Nobel. la psicologia ha aportado mucho a los mercados.

 

Este preámbulo es para justificar porque pongo en un blog financiero la reciente muerte de uno de los humanistas más cultos de Italia: el profesor y ensayista Nuccio Ordine y una reseña de uno de sus libros: La utilidad de lo inútil, donde denuncia el utilitarismo creciente.
Ha muerto a los 64 años Nuccio Ordine, tras sufrir un derrame cerebral hace unos días, estaba pendiente de recoger en octubre el Premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades 2023 que ganó a principios de mayo. 

 

Gran defensor del legado grecolatino, el hombre que nunca reconoció la supremacía del norte sobre el sur ya que en un planeta esférico no puede haber arriba y abajo, esas divisiones solo son producto de la hegemonía de las zonas ricas del mundo 

 

Varios libros he leído de él y destaco “La utilidad de lo inútil” en este libro defiende la importancia de los saberes humanísticos y todos aquellos saberes que no producen beneficios directos. Así nos dice “Existen saberes que son fines por sí mismos y que—precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada, alejada de todo vínculo práctico y comercial—pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En este contexto, considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”.

 

 Ordine fue un firme activista en sus conferencias contra los beneficios desorbitados de empresa privadas y socialización de sus pérdidas mientras los gobiernos suprimen gastos en enseñanza. En el libro nos dice: “Desde los parlamentarios hasta los juicios, desde el poder hasta el éxito: todo tiene un precio. Pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un cheque en blanco nos permitirá adquirir mecánicamente lo que sólo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión”.

 

 Reivindica el carácter fundamental de las inversiones que prioriza la calidad sobre la cantidad, aunque sus retornos no son inmediatos y lo expresa con estas palabras: “Todo puede comprarse, es cierto. Pero no el conocimiento: el precio que debe pagarse por conocer es de una naturaleza muy distinta. Ni siquiera un cheque en blanco nos permitirá adquirir mecánicamente lo que solo puede ser fruto de un esfuerzo individual y una inagotable pasión”.

 

 Este profesor apasionado de su profesión, defendiéndola dice: “Solo el saber puede desafiar una vez más las leyes del mercado. Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida a un milagro de un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo, quien da y quien recibe. Y esto lo demostraba en sus clases con esta frase de George Bernard Shaw “Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas”.

 

 Explicó en una entrevista: ““Nacer en una casa sin libros y de padres que no estudiaban, vivir en una pequeña ciudad del sur sin librerías ni bibliotecas, sin teatros ni espacios culturales, no significa estar condenado a la ignorancia”. Así se esforzó en los primeros años de su vida y ahora ha muerto uno de los hombres más cultos en el sentido más amplio del término del sur de Europa.



Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Soy persona de números que se divierte con las letras.

 

 

 
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