Hace diez años, cuando salieron las emisiones de las participaciones preferentes de Repsol y Telefónica, la rentabilidad que se podía sacar con un depósito a plazo fijo o un fondo de inversión de renta fija a corto plazo era baja, alrededor del 2,5 % e incluso menos y seguramente por ello fueron muchos los que tentados por una mejor rentabilidad acudieron a la compra de estas participaciones preferentes que les garantizaban una rentabilidad mínima del 4 % en el caso de las de Repsol y del 4,25 % en el caso de las de Telefónica. Por entonces era impensable que a los diez años no se amortizasen las emisiones con un diferencial tan alto que tendría que pagar el emisor, pero la crisis se impone y ahora es barato lo que hace diez años parecía muy caro. Ahora, los inversores de entonces, o sus herederos, se sienten timados porque según cuentan les vendieron las participaciones con malas artes y engaños. Seguramente entonces no sabían aquello de que “el banco NO es su amigo”, pero también podrían haber desconfiado un poco de un producto que daba casi el doble de rentabilidad que el seguro plazo fijo o un fondo de inversión a corto plazo.
Si hace diez años una persona hubiese puesto sus ahorros en un fondo de inversión de renta fija a corto plazo habría obtenido una rentabilidad media anualizada de entre el 0,5 % y el 2,5 % en función de la gestora que hubiese elegido.
El inversor que hace diez años eligió comprar participaciones preferentes de Repsol y las venda el lunes en el mercado SEND al 90,5 % que es el mejor precio de compra, habrá obtenido una rentabilidad media anualizada del 2,69 % que no está nada mal comparada con la de la mayoría de inversores conservadores que prefirieron el fondo de inversión.
El inversor que hace nueve años eligió comprar participaciones preferentes de Telefónica y las venda el lunes en el mercado SEND al 86,5 % que es el mejor precio de compra, habrá obtenido una rentabilidad media anualizada del 2,49 % que no está nada mal comparada con la de la mayoría de inversores conservadores que prefirieron el fondo de inversión.
Cada uno puede pensar lo que quiera, pero estamos en un momento “dulce” para vender deuda, así que si yo tuviera necesidad de deshacer la posición no dudaría ni un momento en aceptar el precio de compra ya que me permite salir de la inversión con mejor rentabilidad que las inversiones más conservadoras. Dentro de unos meses nadie sabe cual será el precio de compra, pero todo induce a pensar que será peor.
Saludos y suerte.
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