El oro es un activo que debería incluirse en la cartera de cualquier inversor, bien sea como "seguro financiero" por si todo lo demás falla o directamente para rebalancear junto al resto de activos, beneficiándonos de su alta volatilidad y descorrelación. En la Cartera Permanente es un componente fundamental y su peso objetivo es del 25% de la misma, al igual que los otros tres componentes que la componen: renta variable, bonos de largo plazo y renta fija de corto plazo. En esta estrategia de inversión, formulada por Harry Browne a finales de los años 70, cada uno de los cuatro componentes es elegido para que tire de la cartera en un estado económico determinado, y en el caso del oro este estado es la inflación.
Muchos inversores descartan el oro sin dudar porque lo consideran un activo especulativo sin valor intrínseco, no genera flujos de caja (no paga dividendos ni intereses) y, en el largo plazo, solo consigue mantener el poder adquisitivo. Lo anterior puede ser o no cierto, pero carece de importancia ante una realidad incontestable: cuando disminuye la confianza en la moneda el precio del oro se dispara. Sí, no se limita a mantener su valor o proteger contra la inflación, si esta se desboca la demanda del oro se desboca igualmente y su precio se multiplica, permitiendo trasvasar esas suculentas ganancias de capital hacia el resto de compontes de la cartera, a la espera de que más adelante lleguen sus días dorados.
Esto es justamente lo que pasó en los años 70, cuando el aumento anual de dos dígitos en los precios de bienes y servicios causó que el oro disparara su valor un +1.200%, muy por encima de la inflación. Y también hemos vivido fuertes subidas del metal dorado en la última década, cuando el aumento de los precios de las materias primas primero y los excepcionales estímulos económicos después, hiciceron que el oro creciera un +300% de 2005 a 2012. En la Cartera Permanente, estas ganancias fueron rebalanceándose hacia la bolsa y los bonos, que tuvieron sus momentos estelares en los años 80 y 90, además de en algunos años recientes, y desplomes históricos como el del casi -31% del año pasado que sufrió el oro, apenas causó una pérdida moderada en el total de la Cartera Permanente, que terminó 2013 con un -4,5% (-2% en la versión americana).
Como hace ya algunos meses que publiqué los primeros artículos sobre la Cartera Permanente en Rankia es probable que no estés familiarizado con la estrategia, así que antes de entrar en más detalle con el oro te recuerdo los tres artículos publicados para que refresques la memoria:
- Cómo invertir en un mundo incierto
- Una estrategia simple, segura, estable y rentable
- Renta variable para la prosperidad
Qué es la inflación
La RAE define inflación como "elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la economía de un país". Nuestro actual sistema económico se fundamenta en la constante expansión crediticia, la cual inevitablemente causa inflación, pero esta es inofensiva mientras se mantenga estable y en niveles bajos. Sin embargo, aunque los Bancos Centrales intentan controlar la tasa de inflación, forzándola en una u otra dirección, su movimiento depende de demasiados factores que en la práctica son imposibles de controlar.
En especial, el factor determinante para causar una inflación desbocada e incotrolable es la pérdida de confianza en la moneda utilizada para los intercambios económicos. Se dice que la confianza es difícil de ganar pero muy fácil de perder, y esto se aplica igualmente a las divisas creadas y respaldadas por los estados. Así, cuando los estados se comportan de forma irresponsable y los tenedores de sus divisas creen que su valor disminuirá se deshacen de ellas tan rápido como pueden, formándose el temido círculo vicioso que puede acabar con el precio de cualquier activo.
Sin embargo, hay una (única) divisa que no puede crearse de la nada y no depende de la solvencia de ningún país. Podría decirse que el oro es la segunda divisa más importante, por detrás del dólar, y al igual que este funciona como valor refugio ante la incertidubre y como reserva monetaria, como bien conocen sus principales poseedores (los Bancos Centrales). Por ello, los tenedores de dólares se pasan al oro cuando el primero está en problemas y su menor disponibilidad causa que el crecimiento de la demanda aumente su precio en mucha mayor medida. Pero si lo que tenemos en nuestra cartera es otra divisa distinta del dolar, el oro siempre funcionará mejor que el billete verde frente a la devaluación de nuestra divisa (si el dólar mantiene su valor el oro tendrá el mismo efecto, pero si el dólar también se devalúa el oro subirá en mayor medida).
Por otro lado, en ocasiones no es necesario que la inflación tenga lugar para que el precio del oro empiece a subir. Como decía antes la pérdida de confianza en la divisa es la principal causa de la inflación, por lo que ante comportamientos considerados irresponsables como la "impresión masiva de dinero" (también conocidos como estímulos monetarios) pueden crearse expectativas de alta inflación antes de que esta tenga lugar, beneficiándose igualmente el precio del oro, como ha ocurrido durante la pasada década.
El oro también es el activo de último recurso
Pero el oro en la Cartera Permanente no solo tiene como función aprovecharnos de su alta volatilidad para rebalancear hacia el resto de activos, cuando su precio se dispara durante los periodos de alta inflación o de expectativas de alta inflación. El oro, en su modalidad física (lingotes o monedas bullion en nuestro poder), es el único activo financiero que no tiene riesgo de contraparte. Y cuando digo el único quiero decir el único, porque incluso un fajo de billetes en una caja de seguridad no son más que una promesa de algún banco central, un IOU ("te debo") que dicen los norteamericanos. Por supuesto a estas alturas no creo que sea necesario explicar los riesgos de contraparte que pueden tener las cuentas bancarias, la deuda pública o privada o cualquier papelito que diga que somos los dueños de determinadas acciones o participaciones. Incluso los bienes inmuebles dependen de un titulo de propiedad que el estado te puede revocar en cualquier momento.
Sin embargo el oro tiene un valor por si mismo, que podrá ser mayor o menor, pero estará ahí si todo lo demás falla y se mantiene en tu poder (lo cual no es demasiado complicado de conseguir debido a su reducido tamaño y sus extraordinarias propiedades físicas, que lo hacen casi indestructible). Y "todo lo demás" pueden ser muchas cosas distintas, desde quiebras y confiscaciones hasta guerras o desastres naturales.
Cómo comprar el oro
Debido a su función como activo de último recurso el consejo de Harry Browne era comprar únicamente oro físico y guardarlo en un lugar seguro, a ser posible en otro país (al menos una parte del mismo). La diversificación geográfica es una pieza clave de la Cartera Permanente y para un inversor estadounidense los otros tres activos son locales, por lo que no tiene mucho sentido depositarlos fuera de sus fronteras. Pero en nuestro caso, como inversores españoles en una Cartera Permanente en euros, creo que es más fácil y cómodo mantener otras partes de la cartera fuera de nuestro país, y guardar el oro físico cerca en una caja de seguridad (y quizá algunas monedas escondidas en otro lugar seguro).
Tampoco considero que sea más seguro mantener toda la parte del oro en monedas o lingotes, ya que nos exponemos a otros riesgos importantes como pueden ser su robo o extravío. Por otro lado, las horquillas de compraventa del oro físico son elevadas y su rebalance puede ser costoso. Mi consejo pues es que el core de la parte de oro de la Cartera Permanente sea físico, pero para el resto utilizar uno o varios ETFs respaldados por oro físico, que utilizaremos para las operaciones más frecuentes. Si el objetivo de oro para la cartera es del 25%, por ejemplo podríamos mantener un 15% en físico y el otro 10% mediante ETFs, pero los porcentajes exactos son una decisión personal. Lo que sí aconsejo encarecidamente es que mantengas un mínimo de oro físico como activo de último refugio, aunque sea un 5%.
En cuanto al tipo de oro físico a comprar, siempre son preferibles las monedas a los lingotes. El motivo es que su comprobación es mucho más sencilla, ya que al tratarse de monedas reconocidas basta con pesarlas y medirlas (con una báscula electrónica y un calibre) para cerciorarse de su autenticidad, mientras que los lingotes requieren análisis más complejos (y costosos). Lo ideal es comprar la moneda reconocida más barata, en tamaños de una onza y menores. Por ejemplo, en formato 1oz actualmente las más baratas suelen ser las Krugerrand de Sudáfrica o las Maple Leaf de Canadá, mientras que en tamaños pequeños se pueden adquirir a buen precio 20 francos franceses o soberanos ingleses. En todos estos casos el sobrecoste a pagar (precio por encima del spot) puede variar entre el 0% se se compra a particulares hasta el 5% si se compra en tiendas más "comerciales"; y entre medio hay otras opciones como tiendas de numismática menos conocidas o la compra en línea en Alemania.
Y respecto a los ETFs, el requisito es que estén respaldados al 100% por oro físico, pero también es deseable que sus inventarios estén auditados y que sus costes sean mínimos. Mi favorito es el db Physical Gold ETC (EUR), con respaldo físico, inventario público y auditado y TER bajo (0,29%). Otras opciones interesantes son por ejemplo el ZKB Gold ETF o el Xetra-Gold.