Las Bolsas europeas van a cerrar uno de los mejores trimestres que se recuerdan. Teniendo en cuenta los distintos comportamientos de los índices continentales, el primer trimestre del 2015 que hoy termina está, en casi todos los casos, en el top tres de las revalorizaciones trimestrales de los últimos 15 años (el segundo trimestre del 2009, y el último trimestre del 2001 completarían el podio en la mayoría de casos).
La tendencia alcista en la que estamos inmersos nació en el verano del 2012 cuando, en un momento en el que los mercados comenzaban a descontar con claridad la desintegración del euro, Mario Draghi aseguró que haría todo lo necesario para evitarlo. Pero ha sido en este trimestre cuando, a través de otra acción firmada por el BCE, la tendencia ha recibido la mayor aceleración. El 22 de enero, el BCE anunció la que resulta su mayor operación expansiva hasta el momento, anunciando un proceso de relajación cuantitativa consistente en inyecciones monetarias que excedieron las expectativas que existían (1,1 billones de euros frente a una cantidad estimada de 500-600.000 millones).
Este anuncio ha generado multitud de consecuencias primarias (enorme aumento de liquidez fruto principalmente de las compras de bonos soberanos, cuya rentabilidad continuará descendiendo), y secundarias (mayores facilidades de financiación públicas y privadas, fortalecimiento de la inversión en activos de más riesgo y más retorno potencial, como las Bolsas; fuerte desplome del Euro, que acelerará los efectos positivos del QE) que, conjuntamente, son los responsables del rally bursátil en el que estamos inmersos.
El DAX alemán ha subido en estos tres meses un 25%, el MIB italiano, un 23%, el Eurostoxx 50, un 20%, mientras que el Ibex 35 ha escalado 10 puntos menos que los índices más alcistas, limitando sus subidas a un 14%. Este comportamiento sensiblemente peor se explica por la composición sectorial del selectivo. El hecho de que el sector bancario pondere cerca del 40% ha supuesto un claro lastre, teniendo en cuenta el muy discreto comportamiento de los bancos españoles (la ampliación de capital de Santander le restó directamente cerca de un 3% al selectivo, y dejó tocado al sector bancario, ante el miedo de que se repitiesen más ampliaciones de capital). Por otro lado, la fuerte exposición de las grandes empresas españolas a economías que no atraviesan un buen momentos (como las Latinoamericanas), ha jugado en contra del selectivo. La escasa presencia de un sector industrial exportador (como ocurre con la Bolsa alemana), que a la postre, está siendo el sector más beneficiado de la depreciación del Euro, explica en parte también este gap creado en los últimos meses.
Las actuales tendencias en las Bolsas, Euro y mercado de deuda, continuarán desarrollándose en los próximos trimestres, si bien con una intensidad sensiblemente inferior que la que hemos visto en este primer trimestre, dónde los potenciales de recorrido para todo el ejercicio se han amortizada en buena parte. En este primer trimestre se ha concentrado, probablemente, más de la mitad del recorrido de estos tres mercados para todo el año. Los movimientos tampoco serán lineales, y aparecerán correcciones que podrán ser aprovechadas por los inversores para retomar posiciones. El riesgo de burbuja que presenta el mercado de bonos (públicos y privados), aun siendo cierto, no es inminente, toda vez que resta más de un billón de Euros por entrar en ese mercado.
Los mayores peligros residen en las cuestiones geopolíticas, muy poco controlables y previsibles.