El otro día estuve reflexionando sobre mi carrera como trader. Desde la más absoluta ignorancia, el sufrimiento y un larguísimo camino en el desierto hasta el momento actual en el que he alcanzado la consistencia y a pesar de que sigo ignorando muchas cosas empiezo a saber que es lo que no sé, que es el estado en el que uno realmente puede empezar a aprender de verdad. Todavía estoy en un momento de la curva de aprendizaje en la cual cada 6 meses me hago con nuevas ideas que considero útil. Posiblemente dentro de 10 años esto no sea así.
Yo soy un emprendedor, aunque a algunos les gustaría calificarme de especulador que no aporta valor a la sociedad. Quienes dicen esto creen que los especuladores agrandan las oscilaciones de los mercados cuando en verdad las reducen. No toman en cuenta que los especuladores, por ejemplo, dan contrapartida a los grandes fondos de pensiones. La realidad es que los mercados no existirían sin especuladores, de igual manera que un mecanismo no funciona sin lubricante.
En cualquier caso, soy un emprendedor sí o sí. Mucha gente tiende a pensar que un emprendedor es quien monta un negocio como un bar, una página web o un puesto de venta de crepes, pero no si uno es un especulador. Si nos atenemos a la definición de la Academia tenemos que:
emprendedor, ra.
1. adj. Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.
Es claro que intentar vivir de los mercados financieros por tu cuenta es una tarea de alto riesgo, una tarea dificultosa y por tanto todo especuladores es un emprendedor.
Seguro que hay muchos y variados factores por las que en España el espíritu emprendedor, en cualquier tipo de actividad, solo sea un espíritu que cala en las almas de unos pocos. Habrá razones culturales, normativas, sociales, etc, las que sean para que esto sea así.
No voy a entrar en todos los factores sino solo centrarme en el coste emocional - social de ser emprendedor.
¿Qué es lo natural en España? Que yo sepa para mucha gente lo natural es ser bautizado, ir al colegio, hacer la comunión,ir al instituto, tal vez la universidad, ponerse a trabajar, casarse, trabajar más, jubilarse y después morir.
Perdón si parece drástico, todos vamos a morir de una manera u otra ya que todos los ríos van a dar a la mar. Lo que quiero recalcar es que en líneas generales hay un camino predefinido para el conjunto de los ciudadanos.
Eso son los momentos claves que articulan una vida. Todo un programa para su existencia incardinado en las tradiciones y convenciones sociales. Casi siempre salirse de ese guión le hace merecedor de un calificativo en la línea de "algo raro le pasa a este".
Lo normal cuando uno deja la educación para pasar a engrosar la fuerza laboral de un país es que se espere que haga algo útil o con un sentido claro según la percepción del conjunto de los ciudadanos. A su vez la familia y sobre todo las novias y mujeres desean que uno encuentre el mejor y más estable trabajo. Digamoslo claro, si no hay dinero el amor salta por la ventana. Es así.
Una oposición es una de las opciones más deseadas por las madres y también por las novias que pretenden casarse con un valor seguro, cual inversor que comprar sus santanderes y telefónicas. Ser asalariado en el sector privado también es muy interesante, sobre todo si es en una multinacional española, lo cual podría equivaler en muchos casos a ser funcionario.
Los estudiantes de las escuelas de negocio, la mayoría de ellos no emprenderán nada, tan solo engordarán el CV para ser fichados en la estructura de alguna buena empresa. Las novias quieren valores seguros no activos de riesgo. Es normal, es mejor un hombre con una lanza que caza todos los dias ratones que un hombre sin nada que planea cazar un mamut. (nota: estoy hablando en clave sexista pero lo pueden intercambiar perfectamente, solo son metáforas y no voy a estar diciendo miembros y miembras).
El amor juega en contra de salirse de lo convencional. Puede que su novia/mujer le apoye si pretende emprender un negocio de mayor riesgo. Pero como fracase o el éxito futuro tarde en llegar, no lo dude, será tildado de fracasado en todo el sentido peyorativo del término. Puede que su familia le apoye para emprender un negocio de mayor riesgo que una oposición, pero como fracase, no lo dude, será tildado de fracasado. En sus pensamientos más íntimos, sus familiares, no podrán evitar pensar lo condenadamente perdedor que es usted. No es que en España haya muy poco capital riesgo dispuesto a apostar por ideas con potencial, es que hay muy poco "capital riesgo emocional".
Jobs y Wozniak son dos de los emprendedores más famosos de todos los tiempos. Seguro que una vez reconocido su triunfo hubieran sido laureados a lo grande si hubieren sido españoles. Pero ¿como se les vería mientras no eran nada? En USA no tengo mucha idea como se ve a los jovenes emprendedores, aunque creo que están muy bien vistos, con mucha respetabilidad social y se apoya el que tomen riesgos. Y si triunfan pueden llegar a ser auténticas super estrellas. A uno de ellos la revista Time le ha nombrado personaje del año 2010, hablamos del creador de Facebook.
Pero si Jobs y Wozniak hubiesen sido españoles trabajando en un garaje toqueteando nosequé, tengo claro como les hubieran definido la gente que le rodeaba. Les hubieran llamado niñatos jugando con trastos en el garaje.
El problema es que emprender rara vez significa alcanzar la victoria al primer paso. En realidad sería un milagro. Emprender significa en buena medida fracasar. Fracasar en consustancial a emprender. Emprender es tomar un camino en una actividad que uno no domina y donde el futuro es totalmente incierto. Y eso es lo que no entienden los que rodean a los emprendedores: el fracaso.
Todo el mundo se apunta a caballo ganador. ¿Quien no quiere casarse con la guapa? Y todo el mundo reniega del caballo perdedor, estos apestan, no nos aportan nada y encima nos molestan con sus lánguidas caras.
El fracaso, necesario en buena parte del camino de los emprendedores, se convierte en todo un estigma social. En vez de admirar a alguien por haber tenido el coraje de intentarlo se le considera poco inteligente y un soñador alejado de la realidad. ¿Que novia quiere estar con un hombre que no gana ni para comer? Ninguna y es lógico. Así, el fracasado emprendedor, siente presión por todos los flancos de su mundo y se ve forzado a abandonar y favorecer un "trabajo seguro". Muchas veces se abandona antes de tiempo más que realmente fracasar. El tiempo manda y la vida avanza, así es la vida. No hay tiempo para fracasar y hay que pagar el bautizo del niño, el colegio, la comunión y así y así.
Sin embargo yo se por mi experiencia que el emprendedor para llegar a algún lado, aunque sea un resultado modesto, necesita fracasar. Exactamente tiempo para fracasar.
- "Hola querida, mamá y familia, necesito tiempo para fracasar"
¿no pega verdad?
Pero que no tenga sentido no significa que no sea verdad y necesario. Este es un blog sobre Contrarian Investing, no sobre lo que suena lógico para la mayoría.
Yo estuve mucho tiempo fracasando, muchísimo. Partí de la nada, de la más negra y absoluta ignorancia. Viniendo de letras hacía falta mucho tiempo para alcanzar un punto donde pudiera ganar, poco pero consistentemente. ¿Pero y si hubiera abandonado? A veces uno puede pensar que no está yendo hacía ningún lugar y puede tener una alta convicción de que está fracasando y que no hay esperanza. Es bueno reconocer el fracaso. Y toda tarea ha de llegar a su fin si no se consiguen objetivos, ¿pero cuantas veces realmente estamos abandonando antes de tiempo y se trata tan solo de un fracaso temporal y no de un fracaso definitivo?
Si yo no hubiera gozado de unas circunstancias adecuadas. Si hubiera sentido esa presión social, emocional y de la vida en general por tener un trabajo seguro para satisfacer todas las convenciones sociales (y el estómago), entonces hubiera abandonado. Pero no fue así. Claro que quienes me rodean andaban preocupados, pero nunca me preocupó y siempre me dieron un plato caliente y una cama. Tuve suerte, no todo el mundo puede no producir resultados de ninguna clase y aún así seguir investigando e intentándolo.
Hubo un momento en que me di cuenta de que no sabía absolutamente nada, que me había pasado meses y hasta dos años observando el precio y seguía sin capacidad de analizar el mercado con fiabilidad y menos de negociar con resultados. Me pareció banal todos mi esfuerzos y miles de horas dedicadas a los mercados. Me pareció aleatorio todos mis resultados cuando fueron positivos y una reversión a la media mis pérdidas.
Estuve a punto de abandonar.
Cualquiera en su sano juicio y con una vida que avanza exigiendo de nosotros diferentes cosas hubiera abandonado. Pero yo seguí. No es solo no admitir una derrota lo que me freno de abandonar. Fue que odiaba las otras opciones que la vida tenía para mí. Y sobre todo fue, que nadie me metió presión para abandonar. Tuve tiempo para fracasar hasta el final.
Entre ese momento en el que estuve a punto de abandonar y el momento que empecé a pensar que podría vivir en algún momento de la especulación, no fue un largo periodo de tiempo. Es curioso pero a esos dos momentos solo les separan unos pocos meses. No hubo un ¡eureka¡, tan solo todo lo que había aprendido en la larga travesía por el desierto más nuevo conocimiento adquirido fue tomando un sentido global y útil para mis análisis y especulaciones. Me di cuenta de los diferentes matices de los principales conceptos que manejo para especular. Uno no puede esperar que algo funcione en toda circunstancia. El contexto lo es todo. También uno necesita, primero: tiempo para aprender los conceptos convencionales de la especulación; segundo: poner en práctica esos conceptos y sufrir las consecuencias de ese conocimiento; y tercero: desintoxicarse de toda la basura usada por la mayoría para utilizar tus propias herramientas.
Aprender, aplicar, desaprender, re-aprender, observar, estudiar, analizar, experimentar, etc, etc, todo eso requiere tiempo, tiempo y tiempo.
En la fórmula que el emprendedor maneja se sobrepondera el capital y las ideas y se infrapondera el factor tiempo. Uno puede obtener más capital y generar más o mejores ideas, pero nadie puede ganar tiempo, en todo caso dejarlo pasar.
Nunca abandones, nunca abandones, nunca, nunca, nunca, sea grande o pequeño, nunca abandones.
(Wiston Churchill)
Sobre todo, nunca abandones, nunca, nunca, nunca abandones, el único momento en que eres un fracasado es cuando dejas de intentarlo, solo los perdedores abandonan, los mayores perdedores son los que lo dejan, los ganadores lo siguen intentando, así que hagas lo que hagas, nunca abandones.
(Donald Trump)