En los últimos días, el mercado ha exigido analizar muy detalladamente cada movimiento. Esto ocurre siempre que una corrección toma más tiempo de lo que a uno le gustaría. Los procesos laterales pueden acabar con la psique del trader si no está preparado para ello. El mercado sube y baja sin ir a ningún lugar. El trader entra y sale; y normalmente, cuando se siente mentalmente agotado por tal cantidad de movimientos aleatorios, el trader abandona su visión de mercado y entonces el mercado por fin establece una tendencia.
Escribo este post para aquéllos menos familiarizados con mi operativa y quizás confundidos con que un día haga un análisis pero rápidamente lo cambie a los dos días. En primer lugar hay que entender que cada día nueva información se incorpora a los mercados y que cada día es un día nuevo y el día de ayer siempre es un día que se ha ido. Por eso es importante la flexibilidad.
En principio, la virtud de mi operativa es que en procesos laterales lo hace muy bien (de hecho estoy ganando estos días). Esto es debido a que es una operativa que intenta "cazar" giros de mercado sin esperar confirmaciones. Las confirmaciones son caras y empobrecen el risk/reward. Y si crees que la situacion es alcista ¿por qué esperar?
Por tanto, operando giros de mercado tiene la excelencia de que uno se puede equivocar muchas veces, pagando poco por cada error y ganando mucho por cada acierto.
Esto es más o menos lo que he hecho en los últimos días:
Dicho esto, el proceso de pillar giros de mercado puede resultar en pequeñas perdidas durante muchos días o en ingresos reducidos, mermando la psique del trader, ya que el ruido del mercado puede alterar nuestras emociones. Por eso, quiero dejarles un texto de Sun Tzu, un estratega militar chino que vivió hace 2500 años. Este texto es ideal para comprender estas situaciones y ayudarnos a ejercitar la paciencia hasta conseguir ese gran trade que está a la vuelta de la esquina:
El Arte de la Guerra de Sun Tzu
Los guerreros expertos de los tiempos antiguos, en primer lugar se hacían a si mismos invencibles, y entonces aguardaban un momento de vulnerabilidad por parte del enemigo. La invencibilidad depende de uno mismo, pero la vulnerabilidad del enemigo depende de él. De esto se deduce que quien es experto en la guerra puede hacerse a si mismo invencible, pero no es seguro que sea capaz de hacer que el enemigo sea vulnerable. Dicho de otra forma: uno puede saber cómo vencer, pero esto no significa necesariamente que vaya a vencer.
Por lo tanto, el comandante hábil toma una posición en la que no puede ser derrotado, y no pierde la oportunidad de vencer a su enemigo. Un ejército victorioso siempre busca batalla después de que sus planes le indiquen que la victoria es posible, mientras que un ejército destinado a la derrota lucha con la esperanza de vencer, pero sin ningún plan. Los que son expertos en la guerra cultivan sus políticas y se adhieren estrictamente a las reglas trazadas. De este modo, tienen en su poder el control de los acontecimientos.
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo. Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando está seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Si es arrogante, trata de fomentar su egotismo. Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
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Por tanto:
"la invencibilidad depende de uno mismo (no perder, proteger nuestro capital), pero la vulnerabilidad del enemigo depende de él (no podemos forzar al mercado a subir, lo hará cuando los bajistas se derroten a sí mismos) y todo esto nos sugiere guardar la calma, centrándonos en no perder y esperando que quien pierda su vulnerabilidad sea el mercado, no nosotros mismos.