Prohibido fumar en bares, hospitales, gasolineras, parques, colegios e institutos. Prohibido beber alcohol en la calle. Prohibido hablar por teléfono y manipular el GPS mientras conduces. Prohibido hacer barbacoas en el campo. Prohibido el acceso con animales. Prohibido vender y consumir drogas. Prohibido correr y orinar en la vía pública. Prohibido pegar carteles publicitarios. Prohibido fumar, comer y beber en esta área. Prohibido arrojar basura antes de las 6:00 a.m. Prohibido mantener sexo. Prohibido comprar fármacos sin receta. Prohibido publicar fotografías sin permiso del autor. Prohibido hablar en voz alta. Prohibido entrar descalzo. Prohibido entrar calzado. Prohibido tocar a la modelo. Prohibido brindar más de tres veces en un pub. Prohibido fotografiarse con el guardia. Prohibido pedir limosna. Prohibido aparcar en la calle durante Semana Santa. Prohibido llevar armas. Prohibido besarse en los andenes.
El Estado no educa, el Estado prohíbe. La falta de civismo de unos nos obliga a vivir sin libertades a otros. Jamás la línea divisoria que separa la legalidad de la ilegalidad ha sido tan difusa. Jamás hemos estado tan cerca de quebrantar continuamente una ley. Jamás se nos ha adoctrinado con tal descaro. Jamás la educación ha fracasado tan estrepitosamente.
Somos un país que necesita invertir tiempo y dinero en educación para recuperar el civismo y la libertad que quizás alguna vez tuvimos. La represión merma nuestra libertad y así jamás aprenderemos a vivir en sociedad.