La economía mundial se contraerá este año por primera vez desde la segunda guerra mundial en una gran recesión que causará estragos en empresas, consumidores e instituciones financieras de todo el mundo, ha advertido el Fondo Monetario Internacional, según publica el diario británico The Guardian. En unas declaraciones realizadas en Tanzania por el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, ha afirmado que la recesión mundial será todavía más severa que lo que habían pronosticado y que este año esperan un crecimiento global por debajo de cero.
Las previsiones por parte del Banco Mundial son también descorazonadoras. Calculan que los intercambios comerciales van a sufir el mayor descenso en 80 años y avanzan que este verano la producción industiral podría ser un 15% menor que en 2008.
Las ayudas a los bancos han demostrado ser un despilfarro de tiempo y dinero. Basta con pensar que, en su pico, la burbuja global de derivados alcanzó la escalofriante cifra de un cuatrillón de dólares, lo que significa que todos los planes de rescate son algo parecido a querer apagar un incendio con una cucharita de café.
Ante este desolador panorama, cada vez son más quienes piensan que estamos en los albores de una severa depresión global que, según el nivel de pesimismo o de realismo de cada cual, podría acarrear consecuencias tales como importantes desequilibrios en el economía global, colapso del sistema económico tal como lo conocemos, crack de los mercados de valores mundiales, conflictos sociales, hordas de desempleados asaltando supermercados, rebeliones, revoluciones, guerras y extinción en masa de los más necesitados, víctimas de hambrunas o epidemias... en fin... el apocalipsis.
Del lado de los más optimistas, Warren Buffett, afirma que estamos ante un "Pearl Harbor" económico pero no caeremos en otra Gran Depresión
Sin embargo, algo habrá que hacer con la gigantesca deuda de la que ha surgido todo este desastre.
Mucho tendrán que estrujarse la sesera los gobiernos y las autoridades e instituciones económicas para evitar la Gran Depresión 2.0 que se nos viene encima. Porque a mí la única solución que se me ocurre para prevenir el colapso y el caos es muy simple, pero muy radical: perdonar toda la deuda mundial para dar a la economía global un nuevo comienzo. Aunque me considero totalmente agnóstico, hay una cita bíblica que puede aclarar un poco el alcance de esta más que improbable solución:
Al final del séptimo año, cancelad todas las deudas. Este es el procedimiento: Todo el que haya prestado dinero a un vecino, que se lo perdone. No debeis presionar a vuestro vecino o a su hermano para que os pague: Todas las deudas
serán canceladas...
(Deuteronomio, capítulo 15, versículos 1-11).