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¿Cómo construir una cartera? Reduciendo el Riesgo y manteniendo la Rentabilidad

No mires hacia atrás con ira, pero el pasado nos enseña el camino

Todos hemos perdido dinero en el pasado, pero echar una mirada al pasado nos puede ayudar a ampliar nuestra perspectiva de inversión significativamente. Si hubiésemos invertido 100$ a principio de 1988 en una cartera de acciones del S&P 500, por ejemplo, a mediados de 2013 habríamos recibido 1115$ (incluyendo los dividendos). 
Si por el contrario hubiésemos invertido esos 100$, durante el mismo periodo de tiempo en Bonos Soberanos de EEUU, el resultado total obtenido habría sido de 504$. 
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Si comparamos las acciones estadounidenses y bonos soberanos del mismo país sobre una base año tras año nos daremos cuenta de que el rendimiento de la renta variable fue objeto notablemente mayores fluctuaciones que el de los bonos. Mientras que los inversores en bonos sufrieron pérdidas sólo dos veces en los últimos 20 años, los inversores de renta variable mostraron números negativos en cinco ocasiones en el mismo período.
La mayor pérdida que los inversores de acciones estadounidenses sufrieron fue del 46% aproximadamente. Sin embargo, en el mejor de los casos, también pudieron disfrutar de un rendimiento del 62%. La mayor rentabilidad anual generada por bonos fue del 14%.
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Todo tiene un precio

Echando una mirada hacia atrás podemos ver que todo tiene un precio. Las mayores ganancias en acciones tienen que ser "pagadas" con un mayor riesgo - el riesgo es entendido aquí como la fluctuación de precios (volatilidad), expresada como la desviación estándar de las variaciones de precios. Cuanto mayor sea la volatilidad, mayor es el riesgo.
 
Los bonos por lo general tienen una duración determinada y serán finalmente pagados y representan el capital de terceros. En el caso de los bonos soberanos, la calificación crediticia del Estado emisor es un factor añadido al cuál habremos de estar atentos. Las acciones, por otro lado, representan los fondos propios, es decir, el inversor participa directamente en los riesgos que la empresa toma. No hay garantía alguna de devolución. Podemos concluir que sólo tiene sentido asumir un mayor riesgo si viene acompañado de una mayor rentabilidad final.
No se puede eliminar el riesgo, pero se puede gestionar.
 

Tratando de ganar tiempo

Una forma de gestionar el riesgo es ganar tiempo. Por ejemplo, si hubiéramos invertido un dinero que hubiésemos ahorrado durante un período de cinco años en una cartera compuesta solamente por acciones de EE.UU. habríamos sufrido pérdidas en cinco ocasiones en los últimos 20 años, mientras que si hubiesemos formado una cartera con acciones y bonos de EE.UU, y medimos el rendimiento a partir de enero de 1992 para períodos de cinco años que van rolando hasta 2012, en el peor de los casos (periodo 2005-2009) hubieramos obtenido una pérdida promedio de algo menos del 7,7% por año; y en el mejor de los casos (periodo 1996-2000), se hubiese obtenido un rendimiento algo inferior al 26% (como podemos observar en el gráfico de abajo). Conclusión: sólo se debe invertir en valores volátiles si no necesitamos el capital invertido para otros fines a corto plazo
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Junto con el tiempo, la combinación de renta fija y renta variable son los componentes más importantes de la gestión del riesgo. Nunca hay que olvidar que "La regla número" uno es: no poner todos los huevos en la misma cesta.
 

Todo en uno: lo mejor de las acciones y lo mejor de los bonos junto.

Con una cartera compuesta por acciones y bonos podemos combinar lo mejor de ambos mundos: la baja volatilidad de los bonos con las perspectivas de ingresos más altos de la renta variable. En primer lugar, hemos dado una ponderación del 30% a los bonos y un 70% a las acciones sobre el total de la cartera. Si bien no fue posible evitar pérdidas en algunos años, nos las apañamos para reducir las fluctuaciones de precios como se esperaba.La pérdida máxima anual en el periodo de 1992 a 2012 fue de un 30% y el rendimiento máximo conseguido estuvo cerca del 45%. 
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Si en vez de tener una participación del 30% en bonos la hubiesemos aumentado a un 70%, y por lo tanto reducido la ponderación en acciones a un 30% los rendimientos habrían disminuido; mirando el gráfico observamos que la volatilidad de la cartera disminuyó en este período. La pérdida máxima del período se dió en el 2009 y no superó 9,1%. Por otra parte, el umbral del 15% para los retornos se superó en sólo tres casos, en 1996, 1998 y 2010 .
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Durante este periodo siempre se registraron resultados positivos en periodos de 5 años, sea cual fuere el que tomamos como inicio, entre 1992 y 2012. Durante los períodos 99 - 03, 00 - 04, 01 - 05, 02 - 06, 05 - 09, 06 - 10, 07 - 11 y 08 - 12, los bonos fueron más rentables a la cartera compuesta por un 30% de acciones y un 70% de bonos.
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Mínimo y máximo rendimiento

En los gráficos siguientes podemos ver cuál es el mínimo o el máximo rendimiento que obtuvieronn los inversores en el pasado en diferentes períodos de inversión y con distintas ponderaciones de las acciones.
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En inversiones de un año de duración y compuestas por un 100% de renta fija la rentabilidad máxima conseguida es de un 14.2% y la mínima de un 1.13%, mientras que en inversiones compuestas por una cartera solamente de acciones y en un período de diez años, los peores casos dieron lugar a rendimientos ligeramente negativos de -0.85% a -3.88%.
Hay una cuestión diferente en nuestras mentes cuando nos fijamos en los máximos rendimientos realizados: En el mejor de los casos ¿Qué se logró durante qué período de tiempo y con qué ponderación en renta variable?
También en este caso, vemos que la volatilidad disminuye a medida que aumenta el período de inversión.
 

Comprender y actuar

Mirar hacia atrás nos da la oportunidad de mirar mejor en el futuro:
  • El riesgo y el rendimiento potencial están estrechamente relacionados. Cuanto menor es el riesgo que tomamos los “jugosos” rendimientos probablemente los veremos después de un período de inversión de largo. Pero nos ayudará a mantener los nervios.
  • Sin embargo, en el largo plazo, la valentía ha dado sus frutos para los inversores. El pasado nos enseña que se ha podido para ganar un premio por el riesgo asumido. Pero el tiempo es también un factor esencial. Cuanto mayores son las fluctuaciones de precios, mayor es la probabilidad de que hayan pérdidas provisionales.
  • Esto hace que los inversores tengan preferencias por la liquidez. Cuanto menos tiempo tengamos para invertir menos volátiles tendrán que ser los valores en los que invirtamos.
  • Todo tiene su precio: por lo general, sólo se puede esperar una mayor rentabilidad si usted está dispuesto a aceptar un mayor grado de volatilidad, y por lo tanto de riesgo.
  • Una cartera mixta de acciones y bonos ayuda a combinar lo mejor de ambos mundos. Los bonos tienen un papel clave en la reducción de las fluctuaciones de precios (riesgo).
  • Por último cabe remarcar que, aunque conozcamos el pasado nunca podremos saber a ciencia cierta lo que nos deparará el futuro.

El rebalanceo periódico de las carteras nos ayudará tanto a maximizar las rentabilidades como a disminuir el riesgo. Otra técnica usada por los seguidores del análisis técino es sobreponderar mayoritariamente aquellos activos que están por encima de su media móvil de 200 días. 

La información de éste artículo ha sido extraida de un informe de Allianz Global Investors.

 
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