The way people recall life in the GDR is just so different that it is surprising to find that they lived in the same country
Yo nací un año antes de la caída del Muro y muy muy lejos de él. Desde entonces todas las historias que he escuchado, todas las películas y documentales que he visto y los pocos libros que he leído al respecto, todo indicaba que la República Federal de Alemania había Salvado a la República Democrática de Alemania ―como cómicamente la denominaron― ya que la vida ahí era horrible, lamentable y asfixiante; era una de esas novelas distópicas llevadas a la realidad, era sentir que siempre eras observado, era vivir con el miedo de decir lo incorrecto frente a la persona equivocada o simplemente no ser del agrado de un Alto Mando o no cumplir con la “solicitud” de espiar a tu vecino, a tu mejor amiga o incluso hasta a un familiar. Era simplemente haber sido asesinado, torturado o desaparecido. Todo indicaba que los Todos los alemanes del Este habían aceptado con fanfarrias la caída del Muro y la Reunificación. De hecho todos los alemanes que conozco así me lo han atestiguado. Desgraciadamente caí en varios de los sesgos más comunes: representatividad, pensamiento motivado, framing, percepción asimétrica, pigeonhole, por nombrar algunos.
Todavía creo firmemente en todo lo anterior, pero ahora, y sólo para este caso específico, lo hago de una forma un poco matizada, algo que es muy pero muy difícil para mí por cuestiones personales. Aún sigo creyendo que ha sido uno de los experimentos socio-económicos más dramáticos, dolorosos y vergonzosos de nuestra historia reciente. Pero la razón de mi muy pequeño cambio de perspectiva, sobre todo en el tema de la Reunificación, ha sido porque hace poco me regalaron un libro que me hizo cuestionar varias de mis premisas e ideas preconcebidas. El libro es: Born in the GDR: Living in the Shadow of the Wall de Hester Vaizey. Sé que el blog no va mucho de estos temas, pero como es mi blog pues entonces escribo lo que yo quiera, aunque creo que esto podría interesaros debido a los recientes acontecimientos políticos en España, y también creo que puede ayudarnos para tratar de ser más empáticos y ponernos en los zapatos de la otra persona antes de pensar que por el simple hecho de ser quien somos entonces tenemos la superioridad moral, intelectual y el derecho para imponer nuestra voluntad taxativamente a los demás sin antes al menos saber la opinión de otro.
El libro son 8 entrevistas seleccionadas entre varias personas que nacieron y/o vivieron sus primeros años al otro lado del Muro, sus impresiones tras la caída y su experiencia durante el proceso de Reunificación. Las historias son bastante contrastantes, desde quien estuvo preso por la Stasi hasta quienes crecieron dentro del círculo más férreo de apoyo al sistema; desde quienes antes tenían una vida normal y después siguieron teniendo la misma vida normal. Todos están contentos con la caída del Muro, pero no todos recuerdan a Alemania del Este de la misma forma, unos lo hacen con nostalgia y otros con alivio. Todos aceptan que ahora tienen más libertad, pero no todos creen que la Reunificación fue implementada de la mejor forma o que fue exitosa. Ninguno quiere regresar al sistema socialista, sin embargo algunos sienten que muchas cosas buenas se pudieron haber conservado. Algunos están cómodos y totalmente adaptados con su nueva vida, pero otros se siguen sintiendo desplazados, marginados y sin identidad. Unos dicen que no todo era malo en la GDR y que vivían felices, para otros fue un martirio que hasta la fecha no han podido superar.
Como podéis ver es un libro de contrastes que revela que la realidad a veces es más complicada que el blanco y negro que muchos suelen mostrar y que muchas veces preferimos. Sin duda alguna un buen libro para ejercitar nuestra disonancia cognitiva.
Vivir bajo un sistema capitalista tiene su precio, pero el precio a pagar por vivir en un estado Totalitario (independientemente del color de las ideas) es el mayor de todos los precios: la libertad, que es como el aire. Uno no sabe que la necesita hasta que no la tiene.
Ahora algunas de mis frases favoritas:
Katharina feels no nostalgia for life in the GDR, but she can understand why some East Germans remember it so fondly. ‘I did not find anything good about it’, she says, ‘but others remember the job security and the material security and the fact that everything was very cheap.’ This security, she explains, came at a price. Everyone also appeared to be more equal in the GDR, she says, but it was a forced equality rather than a voluntary one... Therefore for all of the difficulties inherent in the transition from one system to another, and for all of the flaws in the new system that she sees, Katharina definitely does not want the old system back.
they were, in many senses, products of the circumstances they had been living
hearing eyewitnesses describe what they went through in their own words has a compelling immediacy which brings the past to life in a way like nothing else.... there is more than one historical truth.
the way individuals remember the past may change over time with retelling... years after the event interviewees have the benefit of hindsight and, with this, often a fuller understanding of events than was available at the time
In the preceding Cold War climate, the Western capitalist system had been derided in the East, but communism had been vilified in Western propaganda... Political categories, she feels, can sometimes be unhelpful.
Soon, however, she came to realize that freedom is relative, and that even within a democracy there are notable limits.
Walls may fall and governments may change, but habits and patterns of behaviour established over decades evidently take longer to shift.
‘We were’, he says ‘as walled in emotionally as our country was blocked off physically from the outside world by the Berlin Wall’
The wider choices that were available to East Germans after unification were certainly advantageous, but the interim, as they learned to navigate and fit in with the new modus operandi, was not without stress.
When they voted yes to unification, Robert argues, East Germans were voting to merge the two cultures of East and West Germany. The reality, he says, is a type of cultural colonization or, as some East Germans wittily put it, ‘Kohl-onization’, referring to Helmut Kohl’s central role in bringing about rapid reunification of Germany: The idea was that the two countries would accommodate each other. The reality has been that the one eliminates the other.
German historian Stefan Wolle that ‘socialism was drowned in Coca-Cola and stoned with Haribo gummi-bears
You have a lot more choice about what you do, but it’s not like there aren’t any barriers and boundaries in reunified Germany... Freedom to travel for example is fantastic in theory, but a lack of money prevents many people from exploiting this freedom
Ideological work has lasting influence on the development of the people
Estoy consciente que han de existir muchos otros libros como este y que no estoy inventando la rueda y que he llegado tarde a esta discusión. Así que si queréis recomendar otro similar adelante por favor.