Hace muchos pero muchos años, cuando las Bolsas como las conocemos hoy no existían ni en la imaginación más fructífera, comenzó a negociarse en Amsterdam la acción de una tal empresa cuya abreviación era VOC. Es cierto, aún no había Bolsas y Mercados como los conocemos hoy en día, pero los tejes y manejes, los especuladores, los apostadores, los inversores por dividendos, los de Largo Plazo, los rumores, los Forwards, las Opciones, el pánico y la euforia, todo eso Sí que existía hace más de 400 años.
Negociar Forwards y Opciones no era nada nuevo en el siglo XVII, los comerciantes de materias primas llevaban haciendo este tipo de operaciones desde hace tiempo. Tampoco la negociación de acciones era algo nuevo en aquella época ya que para cada nueva expedición por mar o por tierra los comerciantes casi siempre juntaban el capital de varios inversores con el fin de solventar los gastos de la nueva empresa. Los genoveses y venecianos llevaban muchos años haciendo esto ya que era una alternativa más flexible y menos onerosa que los préstamos bancarios. Por lo general estas expediciones tenían un tiempo promedio de vida de 3 a 6 años y al término de este plazo el capital era devuelto a los accionistas junto con las ganancias o pérdidas. Mientras tanto, los accionistas a quienes les surgía una necesidad económica dentro de ese plazo podían y era común que le vendieran su acción a alguien más y así sucesivamente.
La gran diferencia entre esas acciones y las de VOC fue su plazo de vida. VOC desde su inicio se contempló como una empresa de Largo Plazo, con 20 años de duración al inicio, pero ese plazo fue renovado y renovado hasta alcanzar casi los dos siglos de vida. Esto cambió radicalmente las reglas del juego y el comportamiento de los accionistas quienes comenzaron a mutar en especuladores, apostadores, inversores por dividendo, inversores de Largo Plazo, arbitrageurs, Market Makers, activistas, insiders, etc.
Negociar acciones de una empresa con poco tiempo de vida era algo común pero no frecuente, además de que su precio debió haber sido mucho más volátil mientras mas cerca estaba la fecha de “expiración” porque recordad que las noticias tardaban mucho tiempo en llegar. Generalmente los accionistas esperaban al término y liquidación. Estas Inversiones eran riesgosas pero sencillas de entender porque al final sólo había tres alternativas: había más dinero en las arcas, había menos o no había nada. Pero ¿qué pasa cuando te dicen que la empresa no se va a liquidar en unos años y que de hecho no hay una fecha segura para devolver todo el capital?[1] Para complicar más las cosas hay que añadir que VOC no estaba obligada a reportar sus estados financieros periódicamente ni a atender las demandas de los accionistas. Era sin duda alguna una inversión a ciegas aunque parezca un oxímoron.
Así es. La primera empresa con la que inició todo este mundillo de la Bolsa y sus participantes, no sólo era opaca en sus cuentas y secreta en sus operaciones, sino que irónicamente fue un híbrido (o más bien tríbrido) de propiedad privada, pública y al mismo tiempo Estatal porque perseguía y defendía los intereses del gobierno.[2]
Creo que esa opacidad y la falta de información directa y transparente desde la empresa fue lo que en un principio ocasionó que los accionistas y demás fauna “invirtieran” basados en rumores, en lo que el otro estaba haciendo, en los humores de la muchedumbre, información privilegiada, intuición, tripas, agallas, corazonadas, ilusiones y mentiras. Parece que esa tradición no ha muerto y sigue viva y viento en popa hoy en día a pesar de algunos ligeros cambios en la regulación[3], la trasparencia y en el acceso y rapidez a la información.
En fin, mejor me dejo de rollos porque parece que esto de la prosa no es lo mío. Todo lo anterior es referente a un genial libro que acabo de leer aunque me lo habían enviado desde el año pasado. El libro se llama The World's First Stock Exchange escrito por Lodewijk Petram. Para los amantes de la historia de los Mercados Financieros este libro es una joyita. El autor de forma detectivesca buscó entre cientos de archivos y correspondencia antigua para ir armando las historias que se cuentan en el libro, las cuales va entrelazando (y explicando) con el contexto histórico y con algunas citas tomadas del primer libro conocido acerca de la Bolsa: Confusión de confusiones, curiosamente escrito por alguien de descendencia hispana.
Las historias recogidas de los registros y cartas son geniales y las va narrando de una forma muy amena. Estas historias van desde el uso de derivados, fraudes, insiders, información privilegiada, conflicto de intereses, regulación, ventas al descubierto, repos, conspiraciones, manipulaciones, echarle la culpa a los demás y al clima por las malas operaciones, etc. Lo siento, nada nuevo.
Creo que leer este tipo de libros es de enorme ayuda para entender integralmente la evolución de los Mercados y Bolsas y su funcionamiento interno; para entender la importancia de algunas regulaciones tan viejas pero tan importantes que a veces se olvidan[4]; para entender el porqué de algunos comportamientos difíciles de erradicar; para entender cómo surgió la mala fama de muchos participantes de los Mercados y por qué siguen persistiendo; para entender que los que reniegan de las regulaciones y pintan todos sus defectos y desventajas son casi siempre los que más ventaja sacan de que no haya regulación y de que se mantenga el status quo; para tener una perspectiva más balanceada, ya que no es tanto que haya malos y buenos, sino que desgraciadamente el ser humano tiende a la irracionalidad y lado oscuro por naturaleza.
Antes de colgar mis frases favoritas debo aclarar que más que frases, el libro realmente merecería colgar subcapítulos enteros para realmente daros una probada de lo interesantes que son algunas historias, o al menos lo fueron para mí. (Énfasis mía)
Londoners began to believe that the Exchange was a gateway to an infinite supply of money…
And share traders are still searching for ways to effect transactions at the lowest possible cost. And the market population still contains investors who are interested in the long term and speculators who buy and sell very quickly. And wheeler dealers are still finding ways to avoid regulation.
Was only by investing so much time and trouble that the two traders were occasionally able to have unique information that they could instantly exploit on the exchange.
Many other traders have the same knowledge as me, and so there is not much I can do…
They should be careful and not make any rash decisions every time they got wind of some news…
They were primarily concerned with being faster and smarter than the rest…
He asked his nephew what the most profitable course of action would be, but [his nephew] was not prepared to stick his neck out. [The nephew responded] That is something you really must decide for yourself.
Para terminar y debido a las vacaciones, quiero recomendaros un libro que hace una excelente mancuerna con el de este post: El mercader de café de David Liss. Este libro es una novela histórica que se desarrolla precisamente en el siglo XVII en Amsterdam y se desenvuelve en el ambiente de la Bolsa y las conspiraciones.
NOTAS:
IMAGEN: Amsterdam, Patio de la Bolsa en el edificio Hendrick de Keyser. Fuente: The Economist
[1] No me respondáis como alguien que vive en el siglo XXI. Tratad de poneros en los zapatos de alguien del siglo XVII dónde esto era algo totalmente nuevo, inimaginable y hasta indignante y absurdo.
[2] Privada porque los directivos la manejaban como si fuese sólo de ellos ya que no tenían que rendirle cuentas a los accionistas ni tomaban sus opiniones en cuenta. Pública porque sus acciones eran negociadas entre el público inversionista y cualquiera podía comprar y vender acciones. Estatal porque su creación se debió a los intereses del Gobierno de los Países Bajos (States General) y la empresa tenía que defender mediante guerras y otras tácticas los intereses de la República recién fundada.
[3]Aunque aquí a veces parece que vamos un paso hacia adelante y dos hacia atrás.
[4] Increíblemente las regulaciones contra ventas al descubierto y sin colateral o contra el front-running son muy viejas.