Hay dos formas en las que usualmente imaginamos cómo será el futuro.
Una es de forma lineal y la otra es como un sube y baja.
No importa cuál escojamos. Una es una línea recta y la otra una serie de obstáculos y vicisitudes que debemos librar. Cualquiera de las dos solo tienen un inicio y un fin, o al menos es así como las representan la mayoría de las veces.
La verdad es otra. El futuro no es uno solo y además tiene muchos inicios y muchos finales.
Cada vez que estamos ante una nueva decisión existen muchos futuros posibles, esto es un inicio con diferentes finales dependiendo lo que escojamos. Cada vez que rectificamos nuestras decisiones y corregimos rumbo, estamos creando un nuevo inicio con nuevos posibles futuros. Y cada uno de ellos tendrá sus altibajos propios.
En retrospectiva todo siempre es mas claro y pensamos que las cosas no pudieron ser de otra forma, pero no es así. A cada paso que damos hay diferentes futuros, cada uno son su probabilidad de ocurrencia.
Vivimos en una vida llena de caos, incertidumbre e información limitada. Por eso debemos tener un buen proceso para nuestra toma de decisiones. Un buen proceso nos dará buenos resultados la mayoría de las veces, pero siempre recordando lo que el abuelo Buffett dice:
Para ganar, primero debes sobrevivir. Tienes que vivir lo suficiente para poder jugar tu mano.
Y no solo se trata de sobrevivir si llegamos a caer en la probabilidad de fallo a pesar de tener las probabilidades a nuestro favor, también se trata de estar preparado psicológicamente, de tratar de ser antifragil y de disminuir el remordimiento o arrepentimiento de nuestras decisiones para no aprender la lección equivocada.