Algo que pocas veces recordamos es que las burbujas son raras y toman desprevenidos a la mayoría.
Son raras porque se necesita la coincidencia de muchas variables (Imagen 1) y se necesita tener un sentimiento de euforia generalizado.
A mí me tocó vivir en carne propia dos burbujas: la dotcom y la subprime. Puedo decirles con certeza que la euforia generalizada que se vivía en esos días está muy muy lejos de la que se vive hoy en los mercados.
En aquellos días todos, literalmente todos, se estaban haciendo millonarios. Había abundancia de dinero, de crédito, de empleo, de demanda, de oferta, de producción, se financiaba casi cualquier cosa, etc.
Hoy en día tenemos abundancia de dinero y crédito gracias a la FED y otros bancos centrales, pero esa abundancia no esta llegando a todos. Casi siempre tiene el efecto Cantillón (la mayoría de ese dinero se queda en los estratos superiores). Y claro que está creando otros problemas como mantener a muchas empresas en estado zombie. Pero aunque es arroz, es de otro costal.
Mucho se habla también de los traders del broker Robinhood. Pero la realidad nos muestra que aunque sí son capaces de hacer locuras como en el caso de HTZ y otros nichos específicos, la verdad es que su impacto en el Mercado Total es muy pequeño. Representan apenas el 0.14%. (Imagen 2)
Hoy no hay abundancia ni de empleo ni de oferta ni de demanda ni de producción y la mayoría de los financiamientos de proyectos están parados.
Una burbuja tiene que ser generalizada y su explosión tiene que afectar severamente a la economía precisamente porque sus tentáculos están por todas partes. De lo contrario no es propiamente una burbuja, sino una de esas euforias temporales que siempre pasan en los Mercados.
No digo que esas euforias focalizadas no traigan consigo caídas importantes. Lo que digo es que dichas caídas podrían sólo afectar a aquellos que se montaron en las últimas olas. El daño colateral es bajo.
Hay varios focos preocupantes en nichos y empresas, pero pero tal vez sea más una situación como la de finales de los 70s (salvando las enormes distancias de contexto) cuando el SP500 se estaba recuperando de la caída de la burbuja Nifty Fifty y la Estanflación. El índice estaba subiendo a buen ritmo desde sus mínimos mientras que le economía seguía decreciendo a tasas decrecientes.[1]
Y obviamente en esos años también hubo empresas, industrias y sectores que repuntaron con fuerza y dejaron atrás al resto. Y muchos las señalaron como burbujas debido al sesgo de representatividad y el sesgo de actualidad.
En aquella época, y a pesar de la inflación de dos dígitos, fue el Oro, la Construcción, Minas, Real Estate y otros los que obtuvieron geniales rendimientos. (Imagen 3)
Podemos ver que hubo rendimientos superiores e iguales al de uno de los mejores ETFs de este año, ARKK (61% YTD), y bastante arriba de lo que lleva el ETF de tecnología QQQ (33% YTD).
Hay algunos indicadores de sentimiento que indican que estamos subiendo en euforia, pero aun nos falta. Hay que distinguir entre un punto de sobreventa causado por el momentum de corto plazo, y una euforia generalizada. El primero trae correcciones necesarias porque nada sube en linea recta.
Y digo generalizada porque uno de los indicadores de sentimiento que me gusta seguir es el Daily News Sentiment Index de la Reserva Federal de San Pancho (Imagen 4). Con este indicador podemos medir el sentimiento de los medios de comunicación que son un genial indicador Contrarian (algo que ya expliqué en el curso gratis de youtube).
Otros dos de los más populares son el de Citibank (Imagen 5) que indica que estamos entrando en euforia. Pero otro indicador muy conocido el de AAII nos indica que muchos aun siguen pesimistas (Imagen 6).
Algo es seguro. Lo que podría aparecer es una corrección debido a las altas expectativas que se tienen ahorita en algunas empresas y que veo difícil que las cumplan. Pero no sabemos cuándo