Sin embargo resulta curioso ver y leer cómo prácticamente nadie se plantea hacer esa distinción entre dinero invertido en los productos de los bancos chipriotas (IPFs/depósitos y demás productos de inversión de los propios bancos), e inversiones en productos de terceros para los que los bancos actúan simplemente de meros depositarios y por tanto esas inversiones no entran en el balance contable del sistema bancario (fondos de inversión externos, acciones cotizadas, fondos de private equity, etc.). Pero esa diferenciación es clave a la hora de asumir el riesgo de que nos confisquen nuestros ahorros parcial o totalmente, o que se respeten íntegramente una vez concluído el corralito y los inversores puedan de nuevo hacer circular su dinero a donde deseen. Porque el corralito es esencialmente un bloqueo, pero lo que merma nuestra riqueza es la confiscación, conversión, etc. que se realice con nuestro dinero durante dicho bloqueo, como ya explicamos en “El Corralito empieza hoy“.Y si nuestras inversiones están realizadas fuera del balance de los bancos (aunque repito, estén depositadas en él), sólo sufriremos un bloqueo temporal, pero no una confiscación o afectación de su valor. Al menos siempre que las autoridades financieras respeten mínimamente el rigor contable y legislativo, porque el Eurogrupo y la Troika son capaces de saltarse a la torera cualquier norma de la contabilidad y/o legislación internacional, si con ello apagan alguno de los múltiples fuegos que nos/les rodean.
Pero toreos aparte, la pregunta el millón que debería hacerse todo inversor en estos momentos es: ¿Se han confiscado en Chipre también los activos invertidos en fondos de inversión, acciones, etc. que están fuera del balance de los bancos chipriotas? La respuesta es NO. Esa es la información que nos llega de primera mano, a través de dos gestoras de fondos de inversión de Moscú, una de las cuales es propiedad de un banco ruso, que tuvo ayer mismo una reunión informativa con su filial en Chipre para tratar éste y otros temas candentes.
Llegados a este punto debemos hacernos al menos dos preguntas más:
- ¿Debe este hecho (que se hayan respetado los activos depositados en los bancos chipriotas pero fuera de sus respectivos balances contables) hacernos sentir más seguros y confiados si nuestras inversiones están correctamente asignadas a activos que estén fuera del balance de nuestros respectivos bancos?
- ¿Es eso suficiente para preservar nuestro patrimonio?
Respondiendo a la primera, a priori sí, pero con toda la prudencia y cuarentena del mundo, porque lo que nos jugamos es algo tan importante como nuestro dinero, o sea, el futuro bienestar o malestar de nuestra Familia. Y toda precaución es poca, muy poca, porque la inseguridad jurídica de la UE es galopante, de auténtica república bananera.
Y respondiendo a la segunda, no, no es suficiente. Es decir, que deberíamos invertir en activos que estén fuera de los balances bancarios, pero haciéndolo (depositando dichos activos) en bancos en el extranjero, y no siendo el titular de nuestros activos un residente español, sino un vehículo financiero no perteneciente a la periferia europea. Por ejemplo, una cartera de inversiones en fondos de terceros depositada en un banco luxemburgués, alemán, suizo, etc. cuyo titular no sea un residente español sino un seguro o sociedad con entidad jurídica de esos países que están fuera del riesgo periférico.
Tomar todas estas medidas de seguridad no está al alcance de todos, obviamente. Pero con el asesoramiento adecuado está al alcance de muchos más de los que podría parecer. A partir de 250.000′-€ podemos encontrar ya vehículos luxemburgueses que protegen el patrimonio al darle titularidad luxemburguesa (no residente en España), y a la vez difieren la tributación como si de cualquier sicav o fondo de inversión traspasable se tratase, pero con diversas ventajas adicionales.
El pequeño ahorrador que no alcance esos 250.000, puede igualmente gestionar sus inversiones en activos fuera del balance bancario y depositándolos en bancos en el extranjero. Es cierto que esas carteras estarían en riesgo de confiscación si políticamente se decidiese afectar a todas las cuentas europeas de titularidad de residente español, y que ante eso debería añadirse el vehículo de inversión que le diese a la cartera una titularidad no residente en España, como hemos dicho antes. Pero por ejemplo en el caso chipriota, habrían sido ya suficientes para evitar la confiscación, dado que allí y por el momento, sólo se han afectado las cuentas con inversiones dentro del balance de los bancos (depósitos, etc), y ello sólo dentro de las fronteras de Chipre.
Las decisiones sobre el alcance de las medidas que se inflijan a la población en cada acción posterior que podamos sufrir en la Eurozona, dependerán del volumen de dinero que se pueda incautar en cada caso, y si ese volumen es suficiente o no para tapar el agujero financiero en cuestión. Si la mayoría de la población mantiene ingenuamente su dinero dentro de los balances de los bancos de su propio país (como ha sido en el caso de Chipre), con una afectación mayor o menor sobre los depósitos bancarios nacionales, habrá suficiente. Si no es así, se se irá más allá, y se afectará también a los activos fuera de balance bancario depositados en los bancos nacionales. Y si con ellos tampoco hay suficiente, porque la población ha tomado las medidas oportunas con anterioridad, incluso también a nivel europeo (o en orden inverso, primero dentro del balance a nivel europeo y por último afectar a los activos fuera de balance a nivel nacional e internacional). Pero afectar a cuentas en el extranjero, con titularidad no residente en el país afectado por la confiscación, y con inversiones fuera del balance del banco depositario, es hoy por hoy impensable.
¿Es un buen síntoma que en Chipre se hayan respetado los activos depositados en bancos del país, los cuales estén invertidos fuera de sus balances contables? Sí, pero no tanto por ser una muestra de respeto al rigor contable y la legalidad internacional, no. Más bien ha sido fruto de pillar a chipriotas y rusos por sorpresa, confiando en que papá BCE rescataría a esos bancos quebrados chipriotas -lo cual al fin y al cabo no deja de ser una pincelada de justicia, puesto que perderán su dinero los más incautos que confiaron su dinero a bancos insolventes-. En Chipre no ha hecho falta ir más allá, simplemente porque con esta medida han confiscado ya lo suficiente. Pero, como decía aquel, si en el próximo corralito hay que ir más allá en la confiscación, no os quepa la menor duda de que si hay que ir, se irá.