Hace unos pocos años apenas unos cuantos inversores se atrevían a invertir su dinero en bolsa tomando sus propias decisiones. Y los que lo hacían debían formar parte de una élite de businessmen que operaban con volúmenes medios a través de brokers asignados en las grandes empresas especializadas que, paternalmente, se ocupaban de aconsejar el mayor número posible de movimientos de cartera con vampirescas intenciones. El pequeño inversor debía abstenerse o conformarse con lo que su banco fuese capaz de hacer con sus ahorros, o sea mediocridad o incluso pasividad.
Hoy cualquier pequeño ahorrador con inquietudes bursátiles opera a través de internet pagando comisiones mucho más reducidas y sin nadie que intente venderles el pescado del día. Esto nos podría llevar a pensar que es perjudicial para todos aquellos que no sean expertos en la materia, pero existen más beneficios que perjuicios. Quien quiere asesoramiento, información y opiniones las encuentra en multitud de publicaciones tradicionales, pero sobre todo en webs y blogs financieros. Aquí debo decir que el hecho de asesorarse en CincoDías o Expansión por ejemplo, no mejora necesariamente las garantías de éxito respecto a otras lecturas de blogs diversos. Tanto los canales financieros tradicionales como los de mayor diversidad y menor difusión pueden dar pautas excelentes y también aberrantes. En definitiva, como la vida misma.
Esta forma autodidacta y libre de formarse, informarse y deformarse donde a uno le dé la gana para invertir a través de donde quiera en lo que le plazca es un crowdsourcing interesantísimo. El mismo inversor potencial que recibe información, formación y deformación de cualquier sitio o canal, se convierte al cabo de poco tiempo también en emisor de su propia experiencia. Emite a su vez información, formación y deformación como uno más y pasa a ampliar la oferta que tendrá a un tiro de clic cualquier otro potencial inversor, que se envalentonará leyendo experiencias de inexpertos con los que se sentirá identificado y arropado para salir al mercado.
Algunos dirán que es peligros y temerario. Que no se debe intentar ser autodidacta y que siempre se debe ir de la mano de un "experto" para invertir en bolsa. Alguien que sepa mucho y que le diga dónde va a ganar y dónde va a perder, a cambio de una parte de sus beneficios y de sus pérdidas, claro. Aunque bien pensado, si supiera dónde se gana y dónde se pierde, no perdería el tiempo aconsejando a otros a cambio de una mísera comisión.
Como ya he dicho, personalmente creo que el beneficio supera los perjuicios. El crowdsourcing puede funcionar muy bien para algunos inversores de bolsa, y creo que es un fenómeno creciente del que debemos sentirnos orgullosos todos. Internet ha hecho más por la Libertad global que muchos acontecimientos históricos relevantes.
Herramientas como los ETFs ayudan a la independencia del crowdsourcing y liberan al pequeño inversor del yugo de los productos financieros caros y dependientes de gestores. Algo parecido a lo que ocurre con Ahorro.com o Selftrade por ejemplo. En definitiva proliferan herramientas para que el pequeño inversor pueda consumir conocimientos bursátiles y arriesgar su dinero de la manera que quiera, con facilidad.
La componente ética de todo esto o los efectos que produce este crowdsourcing inversor global en los mercados de renta variable, es algo mucho más complejo de analizar. Habrá quien considerará que se está popularizando la ludopatía a semejanza de miapuesta.com, otros lo llamarán finanzas al alcance de cualquiera. Como todo en este mundo, es opinable. Quizás sea por mi filantropía casi patológica, pero veo positivo que los pequeños inversores ganen en libertad, aunque muchos pierdan dinero.
La planificación patrimonial y estratégica es otra historia totalmente distinta. Un PGR es una prenda de alta costura que debe confeccionarse de la mano de Counsellors honestos y muy preparados en la materia. Vestidos tan elegantemente y bajo la atenta mirada éstos, vamos a disfrutar del mejor Crowdsourcing.