No obstante, resulta curioso comprobar, que si echas una rana en una cazuela con agua ardiendo, esta salta inmediatamente para intentar salir lo mas rápidamente que pueda y con los menores daños posibles.
En cambio, si echas una rana en cazuela con agua templadita, la rana no salta sino que se acomoda en el fondo de la cazuela y se queda allí. Si pones la cazuela al fuego y el agua se va calentando, la rana no se mueve si no que se va aclimatando y se queda tranquila, hasta que al final el agua hierve y la rana muere.
No deja de ser alarmante la similitud que existe entre esta situación y la que sufren muchos inversores y sus patrimonios, me explico :
Si un valor o un índice se desploma un 15-20% en una sesión, la gran mayoría de tenedores de esas acciones o índices, van a poner inmediatamente órdenes de venta para salir lo mas rápidamente que puedan y con los menores daños posibles (al igual que la rana en la cazuela de agua hirviendo).
No obstante, si esa misma bajada, se dilata en el tiempo y en lugar de producirse en un día se produce en unos meses, parece como si el inversor, al igual que ocurre con la rana, se aclimatara, o se acostumbrara a unos precios mas bajos y no pone las ordenes de venta hasta que la acción o el índice han bajado ya un 30 o 40%.
Esto ocurre porque los inversores reciben discursos tranquilizadores de los dependientes de los bancos, que desde la cúpula directiva del mismo les han hecho aprender de carrerilla sin llegar ni tan solo a entenderlos ellos mismos. Es como si alguien le dijera a la rana, no te preocupes, que el agua solo está caliente por un error del termómetro pero enseguida va a volver a su temperatura normal. Cuando el agua ya está casi hirviendo, alguien le dice a la rana, tranquila, que ha sido el último fogonazo, a partir de aquí solo puede enfriarse. Después ya es demasiado tarde.
Habrá quién opine que esto se podría solucionar poniendo ordenes automáticas de venta o stop-loss, que, en el caso de que funcionen (si no hay gaps en las cotizaciones o las acciones marquen papel) solo sirven para pasar de una cazuela de agua casi ardiendo a otra en las mismas condiciones.
En un entorno “Value” recomprar a la baja, sería como añadir agua fría a la cazuela y conseguir así que la temperatura global de la cazuela fuera soportable, el único problema en este entorno es tener suficiente agua fría para conseguir una buena media hasta que el fuego se apague, o lo que es lo mismo, tener suficiente liquidez para recomprar a la baja hasta que los mercados remonten.
Desgraciadamente esta situación se da y se repite muy a menudo entre los inversores individuales y entre los clientes de banca privada cuyos dependientes solo están interesados en vender producto y generar comisiones.
Si la rana hubiera tenido un Family Office, el agua de la cazuela nunca hubiera llegado a hervir, el Family Office, conocedor de toda la situación de la rana y las limitaciones de su físico, hubiera regulado el fuego para que el agua estuviera solo calentita, o en el peor de los casos, le habría buscado otra cazuela alternativa dónde el agua nunca llegue a hervir y que así la rana y su familia estén a gusto.
Nuestro sistema nervioso colectivo es como el de la rana. A veces necesitamos una sacudida repentina antes de ser concientes del peligro."
Es propio de la naturaleza humana tardar en entender todos los hechos.
Pero también llega el momento de la verdad cuando desearías haber reaccionado más rápidamente.