Según este comunicado emitido por la CNMV el pasado viernes, los fondos de inversión registrados en España para su comercialización, van a tener que publicar una serie de advertencias adicionales a las que marca la norma actual. Especialmente hace hincapié en los fondos de renta fija y en los fondos que establecen un objetivo de rentabilidad, sea ésta garantizada o no y estructurados. Dichas advertencias deberán constar tanto en el folleto de los fondos, como en el DFI (Datos Fundamentales para el Inversor) y en la IPP (Información pública Periódica. O sea, que nadie, ni inversores ni jueces, puedan decir que la CNMV es en absoluto responsable de las pérdidas que pueda tener en renta fija cualquier inversor en los próximos tiempos. Y es que ya le han visto las orejas al lobo cuando la CNMV se ha tenido que defender en estos últimos años de haber actuado con desidia, incompetencia y/o negligencia en el lastimoso tema de las preferentes.
Esta vez se apresuran a cubrir sus espaldas ante la tormenta de deuda que se avecina, obligando a especificar los riesgos que supone prestar nuestro dinero a emisores con rating inferior a BBB, ingresos y costes totales de las carteras de esos fondos (especialmente en los que se anuncia un rendimiento objetivo), TIRes medias brutas, vida media en años, porcentaje de probabilidad de escenarios en los estructurados, y un larguísimo y burocrático etc. ¿Y todo para qué? ¿Para evitar que los inversores compren deuda insolvente y peligrosa? No. De lo que se trata es de que los inversores sigan comprándola (quién si no iba a hacerlo si los bancos se están ya deshaciendo de ella desde hace meses???), pero que cuando el tsunami de la renta fija se lleve por delante volatilidades y rendimientos históricos, la actuación del regulador no quede en entredicho. Nada más. Cualquier información y advertencia de riesgos más detallada bienvenida sea, lógicamente, especialmente en los productos estructurados y con rendimientos objetivos, que venían siendo una verdadera merienda de negros tanto de comisiones como en el abuso que suponían los rendimientos objetivos o garantizados con un mínimo de 0% (sic). Pero que nadie se lleve a engaño, la motivación de estas medidas adicionales no son la preservación de los intereses de los inversores en absoluto, sino la de evitar responsabilidades regulatorias en un mercado que va a sufrir movimientos y pérdidas jamás vistas en la ya mal llamada renta fija.
En definitiva, estamos ante una evidencia más del riesgo que supone para el inversor de a pie prestar su dinero en el mercado de renta fija tradicional en los próximos trimestres o años (podéis releer "El 2015 puede ser el annus horribilis para el inversor tradicional"). Grecia y su flamante presidente Tsipras tan sólo serán los primeros en proclamar que el rey va desnudo, o sea que la deuda es impagable. Pero tras él pueden reconocerse otras deudas también impagables en el sur de Europa... El castillo de naipes está llegando a su fin, y los reguladores se preparan jurídicamente para su colapso. Harían bien los inversores en centrar su atención en estrategias alejadas de la volatilidad y la insolvencia que reinará en el circuito de renta fija (y variable) tradicional próximamente. Aviso (enésimo) a navegantes.