Aunque llevamos ya muchos años escribiendo sobre ello, quizá convenga actualizar para aquellos que lo desconozcan, algunas de las ventajas de tener nuestras carteras de inversión depositadas en bancos en Luxemburgo. Para la mayoría la ventaja más obvia sería poder tener el dinero evitando el riesgo país o el riesgo de insolvencia de la banca española, siendo Luxemburgo el Wall Street de la UE por excelencia, una vez Londres dejará de serlo por el Brexit. Sin embargo existe una razón mucho más poderosa para gestionar la mayor parte de nuestro patrimonio financiero desde Luxemburgo. Y esa razón es la de poder acceder a cualquier fondo de inversión, private equity, fondo de real estate, etc. del mundo mundial, a pesar de que no esté registrado para su comercialización en España.
Esa libertad de acceso no es ninguna bagatela cuando uno toma conciencia de que tan sólo un 10% de los fondos existentes en todo el mundo disponen de ese registro en la CNMV para poderse comercializar en España. Y que por lo tanto los inversores que no disponen de un asesoramiento adecuado jamás podrán acceder a un 90% de fondos, entre los cuales se encuentran lógicamente algunos de los mejores gestionados del planeta.
Además, ningún banco en España, ni siquiera a sus clientes de banca privada, ofrece tan sólo ese 10% registrado en CNMV en su totalidad, ya que los catálogos de ventas suelen limitarse a 2, 3 o 5 mil fondos, con la excusa de que pertenecen a plataformas de contratación distintas, etc. Por tanto, el coste de oportunidad de magníficas opciones de inversión a las que el inversor local no puede acceder es descomunal. De hecho esa condena a la inversión mediocre es una de las causas del abuso del ladrillo en España, aunque ya hemos hablado cumplidamente de ello en otros artículos
La pregunta que muchos os haréis es por qué no se registran la mayoría de fondos en España para su comercialización, o al menos por qué no lo hacen los fondos estrella que gestionan algunas de las primeras espadas de la gestión del mundo. Las razones son diversas: Entre ellas encontramos a los fondos que no contemplan la comercialización en España porque resulta caro para el escaso volumen que conseguirían en nuestro país. No debemos olvidar que comercializar en España, a través de la red de entidades financieras y plataformas que aquí operan, supone en muchos casos una mordida superior al 50% de las comisiones que cobra la gestora. De hecho hay gestoras como Carmignac que decidieron en su momento crear en sus fondos una clase ad hoc para comercializar en España, con comisiones mayores que las que aplican al resto de sus clases, con el propósito de satisfacer así la voracidad de las entidades financieras locales. A esas clases en Carmignac las denominaron vergonzosamente con la "E" de España.
No obstante, las mordidas de los comercializadores no son la única razón que tienen muchas gestoras internacionales para descartar el registro para la venta en España de sus fondos. Otro motivo de peso es que las únicas puertas que les abriría el registro en España es la de acceder a los clientes retail españoles, ya que los clientes con mayor volumen o institucionales sí pueden acceder a fondos no registrados en España sin gran dificultad. Y es que los inversores que poseen algunos millones y que están bien asesorados, ya disponen de vehículos de inversión propios en bancos en el extranjero que les permiten acceder a todo tipo de fondos más allá de la lista de comercializables de la CNMV. O sea, que las gestoras de fondos no registrados en España no necesitan ese registro ni pagar ninguna mordida para captar a estos millonarios españoles.
También existen otras razones para que algunos gestores desprecien el mercado retail de inversor español, como por ejemplo la especialización en cliente institucional o la lejanía geográfica. Es común que algunas gestoras de China, Thailandia, India, etc. cuyos inversores son esencialmente asiáticos, mediorientales o norteamericanos, no prioricen en absoluto la captación del cliente retail español. Y habitualmente se centran en la comercialización en Europa a través del mercado británico o alemán, bien sea para retail o institucional pero con volúmenes mayores y mordidas menores que en nuestro país.
La consecuencia de todo ello es que el inversor retail español está condenado a una cartera muy limitada de fondos que previamente han accedido a pagar jugosas comisiones a las entidades financieras que los comercializan en España. Y para estos inversores que no disponen de decenas de millones, el hecho de poder invertir importes muchso más modestos desde Luxemburgo, con vehículos personales exclusivos que les abren las puertas a cualquier fondo del mundo, supone la diferencia entre la mediocridad y la brillantez de las inversiones en calidad y resultados.
Luxemburgo, como buena plaza financiera "EU friendly" que es, tiene diversos tipos de vehículos de inversión que se adaptan a las necesidades de cada tamaño y tipología de inversor. Pero para el inversor menor, que es el más perjudicado por la restringida oferta de fondos a la que tiene acceso en España, existe un vehículo luxemburgués, personal y exclusivo desde el cual puede invertir su cartera con total flexibilidad, a partir de tan sólo 250.000 euros. Obviamente no todos los inversores retail disponen de un mínimo de 250.000 euros, pero es ya un paso gigantesco para el inversor medio poder equiparar sus inversiones a las que puede hacer cualquier inversor institucional con 10 o 20 millones a partir de tan sólo 1/4 de millón. Y estos vahículos no sólo permiten acceder a cualquier fondo del mundo mundial sino que además permiten diferir las plusvalías que se generen dentro de esos vehículos de manera indefinida, tributando sólo por la parte proporcional de plusvalía cuando se decida rescatar una parte o la totalidad de la inversión. O sea, que una vez tengamos ese mínimo de 250.000 euros dentro de nuestro propio vehículo de inversión, podremos comprar y vender cualquier fondo, acción o lo que queramos, sin tributar las plusvalías hasta que necesitemos retirar nuestro dinero total o parcialmente. Una fiscalidad exactamente igual que la que tenemos cuando compramos cualquier fondo registrado en España que nos vende el banco de la esquina, pero sin necesidad de saltar de fondo traspasable a otro fondo traspasable dentro de la limitada lista de registrados en CNMV, sino con total y absoluta libertad en el universo mundial de fondos UCITS, no-UCITS, AIFMD, Private Equity, Fondos de Real Estate, acciones y demás productos financieros. Por eso elegimos vehículo luxemburgués, totalmente "friendly" con la fiscalidad y la transparencia de los países de la UE.
Estos vehículos lógicamente se depositan en bancos de Luxemburgo, aunque como meros depositarios que son, poco importa que sean más solventes que los bancos españoles, puesto que sólo los utilizaremos para custodiar los vehículos y las carteras con las participaciones de fondos o acciones que en ellas vayamos a comprar y vender.
En cuanto a los costes, los hemos podido ir afinando a lo largo de los años por el volumen creciente de Clientes. Y actualmente el coste total un vehículo luxemburgués en formato Unit Linked para inversor pequeño (mínimo 250.000 eur) puede rondar el 0,6-0,7% anual, reduciéndose significativamente a medida que el volumen aumenta. Además, en determinadas circunstancias, estos vehículos suponen también evitar el pago del Impuesto de Patrimonio, que en algunas Comunidades Autonómicas carece de bonificación alguna.
Obviamente, al ser Luxemburgo la plaza financiera elegida por la UE -en sustitución de la City londinense- todo capital que se quiera destinar a dichos vehículos debe tener un origen justificado, ser absolutamente declarado y transparente, ya que la connotación de paraíso fiscal de Luxemburgo ha quedado ya totalmente atrás y enterrada definitivamente por imperativo de la propia UE.
Resumiendo, en Luxemburgo los inversores con un mínimo de 250.000 euros pueden acceder a vehículos con un coste inferior al 0,6-0,7% , que difieren de manera eficiente las Ganancias de Capital, que pueden suponer el ahorro del Impuesto de Patrimonio, que permiten el acceso a invertir en los mejores gestores de fondos de inversión del planeta en lugar de sólo en el 10% de ellos, y con la seguridad bancaria y jurídica de una plaza financiera de primer orden en pleno corazón de la zona Euro. Ahí es nada, en los tiempos que corren de incertidumbre, insolvencia y riesgos maquillados.
Para los que vean un hándicap en la lejanía de tener su dinero en Europa, recordarles que además de poder gestionarlos de manera cómoda, ágil y cercana a través de asesores y profesionales españoles, tener un vehículo de inversión luxemburgués no es excluyente. Es decir, que la mayoría de inversores compatibilizan una parte (más o menos mayoritaria) de su patrimonio en Luxemburgo, con una parte mantenida en bancos en España, a modo de tesorería temporalmente invertida, que será consumida o utilizada durante los próximos trimestres, semestres o incluso años.