El New York Times publicó la pasada semana una carta de agradecimiento de Warren Buffett hacia su tío, el Tío Sam, para más señas. Es muy significativo que el oráculo de Omaha escriba una carta pública como ésta a su Tío, ya que la lucidez de Buffett para analizar la coyuntura económica ha contribuído de forma determinante a su éxito como inversor.
Antes de continuar, vale la pena que leáis la traducción, que nuestro colega Gurús Hucky publicó recientemente en GurusBlog.
Esta carta contribuirá sin duda a que muchos norteamericanos se enorgullezcan de la labor realizada por el Tío Sam en unos momentos tan extremadamente difíciles como los vividos en los últimos 3 años y medio. Y también contribuirá a ponderar la visión demonizante de los más críticos con las decisiones de su Tío.
Por enésima vez, Buffett marca el camino a seguir. Cuando el riesgo sistemico aún está presente en las tensiones y contagios de quiebras bancarias y estatales a este lado del charco, el mejor inversor del planeta escribe y publica una simple y sincera carta de agradecimiento al Tío Sam. Personalmente creo que ha elegido el tono y el timing óptimo para darle al César lo que es del César. Tanto a Bush (sic) como a Obama, pero sobre todo a los economistas que han pilotado (y aún pilotan) un avión, que estuvo más al borde de la catástrofe que nunca cuando Lehman Brothers se hizo añicos contra el suelo.
No estamos ni mucho menos fuera de peligro. Y los libros de economía del futuro relatarán lo ocurrido estos años en la economía mundial como unos momentos cruciales en las finanzas globales. Pero debemos reconocer que el Tío Sam está impidiendo desde el 2008 que el sistema se lleve por delante más de medio siglo de crecimiento económico en el mundo desarrollado. Él marca el paso, y sus sobrino de Omaha se lo agradece pública i justamente. Sin su controvertido Tío, el sufrimiento social del colapso financiero mundial, habría sido terrible, como bien dice Warren.
En españa también tenemos nuestros propio tío, pero no se llama Sam sino Paco, y suele ir acompañado de rebajas. Su comportamiento en los momentos críticos vividos no merecen, a mi modo de ver, cartas públicas de agradecimiento ni mucho menos, sino más bién todo lo contrario. Pero al fin y al cabo se trata del tío Paco, y tampoco lo crucificaría públicamente, aunque sea por la consanguineidad y su orígen humilde y carente de formación financiera. Bastante tiene con mantener la armonía en casa, soportar las broncas de sus jefes de la multinacional europea para la que trabaja y tratar de no quedarse en la calle. El tío Paco siempre utilizó más sus manos que su cerebro para trabajar y jamás supo de números, para eso ya estaban sus jefes europeos (o al menos eso prefería creer).
Pero no olvidemos que la globalización interconecta todo: El comercio, las epidemias, la información y sobre todo las finanzas mundiales desde hace un par de décadas. Y las medidas tomadas por el Tío de Warren Buffett también han salvado nuestras empresas y entidades financieras, en definitiva han evitado el mismo terrible retroceso social antes mencionado. Así que en cierto modo el Tío Sam, nos guste o no, también es nuestro tío, nuestro Tío de América. Por eso no nos debe extrañar que los sobrinos y demás parientes globales del Tío Sam nos llamen primos...
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