Como continuación a nuestro anterior artículo
"Preservación del Patrimonio en el New Normal (1)" insistiremos en que esta Nueva Normalidad ha cambiado el mundo, y con ello también han cambiado los conceptos de preservación del capital y de los activos patrimoniales en general. Hace tiempo que venimos advirtiendo del abuso y la saturación de la renta fija en el último lustro. Y de que la preservación del patrimonio debemos buscarla, hoy más que nunca y a pesar de la volatilidad que conlleva, en activos muy próximos a la economía real. En la selección de empresas con excelentes y globales negocios, con los pies en el suelo, gran capacidad para generar caja y sin prácticamente endeudamiento.
Compararemos hoy esa estrategia con la presunta preservación de patrimonio en inmuebles. Recientemente ha aparecido la noticia suplicada largamente por muchos inversores: La reapertura del fondo de
Banif Inmobiliario. Pero no por la posibilidad de poder entrar en el fondo, sino para atender las
solicitudes de salida bloquedas desde Marzo de 2009, fecha en la cual tuvieron que cerrar las puertas por haberse quedado sólo con ladrillos y sin dinero. No hace falta que os recuerde la
movida que ello supuso para partícipes, Banco Santander y sus respectivos abogados.
No será porque no lo advirtiéramos hace ya casi 4 años.
No deja de ser curioso y paradójico que el fondo inmobiliario se cerrase justo cuando los mercados de bolsa comenzaron a rebotar fuertemente. Desde entonces los rendimientos de ciertos prestigiosos y consistentes gestores de fondos de inversión de renta variable internacional han obtenido rentabilidades estratosféricas de más del +50%, +100%,+150% y más... Sin embargo (o con él), los rendimientos inmobiliarios de fondos tan populares como el susodicho y
laureado Banif Inmobiliario ha obtenido un rendimiento negativo hasta hoy del -22% desde sus máximos históricos. Eso quiere decir que sus partícipes que invirtieron en fecha posterior a 2004 están perdiendo aún hoy dinero, según publica
Expansión. Pero si tomamos el valor del poder adquisitivo o inflación oficial, las pérdidas las arrastran hasta los inversores que entraron incluso después de 1999. Más de una década, y suma y sigue...
Cabe destacar además que si en lugar de contemplar la inflación oficial, hiciéramos el cálculo con la inflación real (que recordemos que en los años de introducción del Euro fue brutal), las pérdidas se remontarían hasta fechas aún anteriores. Eso significa que los inversores que entraron en Banif Inmobiliario (u otros fondos inmobiliarios similares o incluso peores) buscando refugio conservador y preservación de su patrimonio, cometieron un error gravísimo para la evolución de sus patrimonios. Los precios pagados por los gestores del fondo inmobiliario, presuntamente especialistas en la adquisición de inmuebles, estaban tan inflados que difícilmente se volveran a repetir en muchos años. Y ya van más de 5 o 10 (o más) si contemplamos la pérdida de poder adquisitiva oficial. Pero no queremos decir que estuvieran inflados fraudulentamente por el equipo gestor, sino inflados por el porpio precio de mercado demencial, que muchos justificaban con argumentos surrealistas.
No nos cansaremos de repetir que la mejor forma de preservar el patrimonio a largo plazo en el escenario actual de abuso de la renta fija de países desarrollados y de burbuja inmobiliaria española, es la de invertir en activos muy próximos a la economía real comprados a precios por debajo de su Valor real. Históricamente, y hoy más que nunca, los excelentes negocios de excelentes empresas globales no endeudadas, comprados a precios bajos son la mejor forma de preservar el patrimonio a largo plazo. La única consistente, me atrevería a decir, en el actual New Normal.
Hemos elaborado este sencillo gráfico de la evolución a lo largo de la última década de los rendimientos de diversos fondos de inversión relativamente conocidos y de solvencia contrastada, respecto a los rendimientos del que es probablemente el fondo inmobiliario más popular:
Como veréis en el gráfico, todos los fondos de nuestra selección han superado hace meses sus máximos pre-crash 2008. Tratar de preservar el patrimonio invirtiendo en inmuebles en un mercado burbujeante como el español ha sido una decisión terriblemente destructiva, como se aprecia de forma clara en el gráfico superior. El coste de oportunidad en estos más de 11 años por haber invertido en inmuebles en España y no haberlo hecho en buenas empresas globales a buen precio, incluso habiendo sufrido un crash bursátil como el de 2008 es enorme. Pero es que también lo hubiera sido si el fondo Banif inmobiliario hubiera seguido su tendencia alcista lineal e insostenible!
Algo que parecen olvidar o ignorar la mayoría de inversores es que, comprando acciones de buenas empresas, también son partícipes propietarios de la parte correspondiente de los inmuebles que esas multinacionales poseen. Y por lo tanto también se benefician de los incrementos de Valor de esos inmuebles en sus respectivos mercados inmobiliarios internacionales, ya que éste se verá reflejado en sus balances y tarde o temprano también en la cotización de sus acciones. Las comparaciones, se mire como se mire, son odiosas, y de la liquidez (y dolores de cabeza) de una y otra opción ya ni hablamos. Y si no que se lo digan a los partícipes de Banif Inmobiliario o a cualquier poseedor de inmuebles en España.
Si además lo comparamos (en el siguiente gráfico) con los resultados de hedge funds brillantes, la escala necesaria hace prácticamente inapreciable las enormes diferencias del gráfico superior entre esos fondos de RV/Mixtos y Banif inmobiliario, relegándolas a una linea ininteligible en la banda inferior. E-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r, ¿verdad?
En definitiva, la preservación de patrimonios a largo plazo en el New Normal pasa casi inevitablemente por la inversión en activos excelentes cuyo valor supere en mucho su precio. La versatilidad, liquidez, globalidad y diversidad que da la inversión que realizan los mejores gestores del mundo en renta variable, es imposible que la podamos alcanzar en inversiones más específicas y alejadas de la economía real, como pueden ser la deuda soberana (y corporativa) saturada o la inversión inmobiliaria en mercados caros. Y algo parecido podríamos decir sobre tratar de preservar la inversión a largo plazo en renta variable comprando acciones de negocios endeudados, no excelentes, no globales y no baratos. Pero ojo, invertir en acciones de empresas de la mano de mediocres gestores es un suicidio, porque cuanto más largo sea el plazo, más pérdidas podremos acumular. Sólo siendo capaces de invertir obteniendo resultados permanentemente por encima del mercado (índices) a largo plazo, preservaremos adecuadamente el patrimonio en este nueva y apasionante normalidad que estamos comenzamos a estrenar hace ya 4 años. Conseguirlo es la clave para nuestro futuro y el de nuestros herederos.