El pasado 4 de junio, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo anunció su último paquete de medidas. Por lo que respecta a las principales actuaciones anunciadas desde Frankfurt la más destacable fue la del aumento de los recursos destinados al Pandemic Emergency Purchase Programme en 600.000 millones de euros, alcanzando así un monto total de 1.350.000 millones. Junto con el aumento de los recursos también se hace necesario resaltar que se han introducido modificaciones sobre los plazos de aplicación del programa. En relación a los plazos, las compras de activos enmarcadas en el PEPP se prolongarán ahora hasta finales de junio de 2021 y además, se procederá a la reinversión del principal de las operaciones hasta finales de 2022.
Las acciones anteriores, tal y como se argumenta desde el BCE, vienen motivadas a consecuencia del empeoramiento de las previsiones relativas a la evolución del PIB e inflación. Por lo que respecta a la actividad en el 2020 se espera una contracción del -8,7% seguida en los siguientes dos años por tasas de crecimiento de un 5,2% y 3,3% respectivamente. En relación con las tasas de inflación se espera que estas sean de 0,3% en el 2020 y de un 0,8% y 1,3% para los siguientes dos años, cifras bastante alejadas del objetivo de estabilidad de precios que el BCE pretende alcanzar[1]. Por lo que respecta a los precios más allá del corto plazo, la evolución de la inflación general, así como la subyacente (que excluye los componentes energéticos y los alimentos), muestra una tendencia a la baja en el medio y largo plazo. Esto se debe a que los efectos del coronavirus se prevé que afecten de mayor manera a la demanda (mediante la reducción del consumo e inversión) que a la oferta (a través de las disrupciones productivas). Además de los datos relativos a las variables anteriores la última decisión del BCE pretende mejorar la financiación a la economía real. La financiación de las economías europeas (tal y como explico aquí) está muy ligada a la evolución de las condiciones de financiación soberanas. A pesar de que las actuaciones monetarias y fiscales a nivel supranacional han permitido una disminución reciente de las primas de riesgo, la reciente evolución de algunos indicadores de liquidez muestra que la relajación monetaria parece no estar llegando todavía a la economía real.
El anuncio anterior rompió con las expectativas de los mercados financieros debido a que estos esperaban un menor incremento de la cuantía del programa (de alrededor de 500.000 millones de euros) y a que no se anticipaban las reinversiones de principal. La ampliación de la cuantía, suponiendo que se mantengan los 6.000 millones de compras diarios, permitirá que el PEPP pueda seguir utilizándose hasta finales de febrero del año próximo. En lo relativo a la política de reinversiones, esta permitirá a la autoridad monetaria influir sobre las expectativas además de otorgar una mayor flexibilidad a las compras de deuda pública.
Con respecto a la flexibilidad y a pesar de que el programa PEPP no se ve influido por ninguna de las limitaciones autoimpuestas relativas a otros programas, la reciente decisión del Tribunal Constitucional alemán con relación al Public Sector Purchase Programme hace que el PEPP pueda verse sometido a críticas en un futuro. Teniendo en cuenta lo anterior, la política de reinversiones podría entenderse como una manera a partir de la que el BCE pretende blindarse ante posibles críticas. Para comprender esto, hace falta estar familiarizado con las contribuciones de capital (capital key por su terminología en inglés) las cuales, han adquirido una mayor relevancia a consecuencia de la decisión alemana. Las contribuciones de capital determinan que la cuantía máxima de deuda pública que puede adquirid el BCE, en el medio plazo, no puede superar las aportaciones de capital hechas por cada banco central nacional en el BCE. Tal y como muestra el gráfico siguiente, de tenerse en cuenta esta restricción, países como Italia, España y Alemania no serían elegibles actualmente para el programa. Esto se debe a que el porcentaje de deuda pública nacional con respecto a la deuda pública total adquirida mediante el PEPP[2] supera ya sus aportaciones de capital.
La política de reinversiones permitiría, en el caso de imponerse la restricción, que el BCE se desvíe de la limitación de adquisición de deuda durante un mayor tiempo ya que, el principal derivado de todos aquellos títulos de deuda pública que venzan antes de 2020 será automáticamente reinvertido, independientemente de los límites anteriores.
[1] Anticipando las posibles actuaciones futuras del BCE algunos analistas argumentan que los recursos relativos al PEPP volverán a ser aumentados debido a que la evolución futura de la inflación sigue alejada del objetivo de estabilidad de precios.
[2] Si se tienen en cuenta todos los títulos que se adquieren mediante el PEPP más allá de la deuda pública, los resultados son similares a los anteriores.