Durante estos dos últimos meses he tenido múltiples reuniones con sociedades de valores y bancos españoles para explicarles mi proyecto de gestión y mi reflexión ha sido que, lamentablemente, en general priorizan las comisiones que ganarán de los clientes a las rentabilidades que éstos van a obtener, y piensan más en un proyecto a corto plazo que en un proyecto de gestión preocupado en que sus clientes estén en las mejores condiciones para obtener rentabilidades a largo plazo. Supongo que en el caso de algunas entidades viene derivado de la estructura tan alta de costes que tienen (nominas de sus empleados, marketing, garantías jurídicas que deben ofrecer, auditoría de cuentas, sistemas informáticos y servidores preparados para pasar las supervisiones de la CNMV que tienen etc.) que hacen que su negocio no sea viable si no cobran una elevada comisión a sus clientes. Pero los escasos márgenes de los brokers españoles para bajar comisiones y seguir siendo rentables provocan mermas importantes de rentabilidades para algunos de sus clientes, en muchos casos las comisiones son las responsables de que al final de año muchos inversores tengan pérdidas bursátiles, en vez de beneficios.
La comparación en cuanto a comisiones del prestigioso broker norteamericano Interactive Brokers con respecto a cualquier broker español son sencillamente ridículas. Que las comisiones sean tan altas para los clientes limita mucho la rentabilidad que van a obtener a largo plazo si éstos tienen un estilo activo de inversión. Recientemente, publiqué el artículo Los costes de operar en Bolsa, en el cual realicé un estudio del efecto de las comisiones sobre nuestra cuenta, tras analizar todas las operaciones de una cuenta real de 50.000 euros que siguió mi modelo de gestión operando a través de un broker español. También publiqué recientemente el artículo La información que nos camuflan al contratar un fondo de inversión o de pensiones en el que explicaba las comisiones ocultas que no nos explican pero que nos cuelan cuando contratamos un fondo de inversión o un fondo de pensiones.
Si quieres dedicarte profesionalmente a la gestión de carteras y patrimonios tienes por ley que acudir al paraguas legal de una entidad financiera o una sociedad de valores para poder ofrecer este servicio, la cual debe contratarte como gestor. Si deciden hacerlo, te exigiran que operes con su broker que no siempre es el más adecuado ni el más competitivo para tu cliente. Por lo tanto, los gestores españoles no lo tenemos fácil para montar un vehículo de inversión / proyecto de gestión que piense únicamente en maximizar la rentabilidad que van a obtener a largo plazo nuestros clientes. ¡Qué triste! No es esto una gran paradoja legislativa que perjudica a clientes y a gestores independientes y beneficia a las sociedades/agencias de valores y a los bancos.