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La era Trump, China, El señoreaje dólar y la economía mundial

Estados Unidos es la mayor economía mundial, y por ello,  los cambios fiscales que se llevan a cabo en este país pueden afectar al resto de economías. Entre las modificaciones fiscales que se han propuesto se encuentran la reducción del impuesto de sociedades (corporate tax), la reducción del tipo al que se gravaría la repatriación de beneficios y la imposición del “border adjustment tax” (BAT).


Un recorte de tipos obviamente incrementaría los beneficios empresariales y podría impulsar la economía al mismo tiempo que reduciría los ingresos fiscales. Pero el BAT es un sistema menos conocido, que supondría una modificación de los impuestos aplicados al comercio exterior, implicando subsidios a las exportaciones a través de exenciones fiscales al mismo tiempo que penalizaría las importaciones al evitar su deducibilidad fiscal. 


Estas reformas plantean muchas incertidumbres acerca de su resultado, pudiendo afectar a la deslocalización empresarial, tipos de cambio, presupuesto federal, al mismo tiempo que podría condicionar la economía mundial, como ya he tratado en profundidad en otro post.  

Entre dichos efectos globales podríamos indicar que se restringiría el flujo de dólares hacia otras economías al reducir el importe de las exportaciones a U.S. al mismo tiempo que  se incrementaría la demanda de dólares por el estímulo a las exportaciones que supone el BAT. 


El resultado sería la reducción del volumen de dólares en circulación, lo que  dificultaría a los países endeudados en esta divisa la capacidad de hacer frente al servicio de sus pasivos financieros,  incrementando las probabilidades de inestabilidad económica en dichos países e incluso crisis financieras, sin poderse descartar un perverso efecto dominó global. 


La situación podría paliarse a través de la emisión de deuda estadounidense, provocada por el incremento de gasto público derivado de una mayor inversión en infraestructuras y un incremento el gasto militar al mismo tiempo se reducen los ingresos a través de la reducción de impuestos. 


Pero la emisión de deuda en cantidades elevadas podría conllevar una devaluación de la divisa, lo que beneficiaría a los países endeudados en dólares pero perjudicaría a los que poseen reservas, entre ellos China. 


La disyuntiva surge sobre la estrategia China, si intervendría en los mercados para proteger sus reservas o permitiría la revalorización del reminbi (RMB) continuando con la estrategia reciente de protección de la divisa, debilitada como resultado de la  fuga de capitales consecuencia fundamentalmente del menor crecimiento económico, que a su vez ha provocado una reducción significativa de sus reservas. 


En principio, debemos pensar que las autoridades chinas continuarán con su estrategia de defensa del RMB, ya que la nueva orientación de su economía hacia un nuevo modelo, el “new normal”, basado en un mayor consumo interno, implica incrementar las importaciones, motivo por el cual interesa un RMB fuerte que reduzca su coste. 

 

La situación sería menos grave si coexistiese otra divisa

A nivel global, la situación sería menos grave si coexistiese otra divisa de reserva que,  dado el carácter fiduciario de las divisas, gozase de la confianza mundial; o alternativamente se crease una moneda internacional independiente de los países, como sugirieron en 2009 Rusia y China; o se  utilizasen los derechos especiales de giro (SDR) emitidos por el FMI, que dependen de la ponderación de ciertas divisas. , o también se recuperase una propuesta más amplia que abarcase el comercio internacional y los superávit y déficit de los países, como la de Keynes sobre la creación de una moneda supranacional (bancor).


La permanencia del dólar como divisa de referencia es consecuencia de que a pesar de que U.S. ha reducido su cuota de participación en el PIB mundial  desde el 30% después de la Segunda Guerra Mundial hasta el 18% actual, se sigue  utilizando en la mayoría de las transacciones comerciales  y como divisa de reserva de los Bancos Centrales, de tal forma que unos 580.000 mill de $ están siendo usados fuera del país. Además, más de un tercio del PIB mundial proviene de países que han establecido una paridad fija con el dólar, de tal forma que siete países han adoptado el dólar como moneda y 89 mantienen un estrecho rango de variación con él (figura siguiente), cuando además, en el 85% de las transacciones de divisas forex interviene el dólar y el 39% de la deuda mundial se encuentra nominada en dólares. 

 

US GDP

Figura.- Why the dollar still rules.

Por tanto, representa cierta sorpresa y es ciertamente significativo que, una economía cada vez relativamente más pequeña suministre activos de reserva a una demanda creciente de países, principalmente emergentes, siendo quizá el hecho debido a la falta de alternativas.


Una situación de incremento de demanda de reservas no es nueva, y guarda cierto paralelismo con la posterior a la II Guerra Mundial en que, con la expansión del comercio mundial, se incrementó la demanda de dólares. En ese periodo, el dólar estaba respaldado por el oro, pero la oferta de oro crecía a un ritmo más lento que la demanda global de reservas, lo que dio lugar a que el hueco creado se cubriese a través de la emisión de deuda norteamericana haciendo imposible mantener la paridad preestablecida con el oro, lo que sumado a los problemas presupuestarios estadounidenses provocó la devaluación del dólar, la desaparición del sistema de Bretton Woods y el establecimiento de los tipos de cambio flotantes en 1973.


Esta situación se generó porque el dólar era la única divisa de referencia, situación semejante a la actual. De tal forma que si en la actualidad se incrementa la demanda de reservas y dólares, el único modo de satisfacerla es imprimir más dólares, con los consiguientes déficit por cuenta corriente y fiscales e incremento  de la deuda estadounidense.
Pero esta situación es interesante para U.S., ya que el país goza de la ventaja del señoreaje, que consiste en disfrutar de una situación de privilegio internacional por la que la divisa en cuestión es preferida para mantenerla como reserva o hacer transacciones, incrementando su demanda.  

Era Trump

Figura.- Strength and Power of the US Dollar.

En esta situación, mientras otros países deben recurrir a otros medios para obtener dólares como saldos positivos exteriores, remesas,  emisión de deuda o comprarlos, ya sea con fines de divisa de reserva o para manipular los tipos de cambio y conseguir una ventaja competitiva; U.S. puede “fabricarlos” con garantías de que serán demandados, y además, a pesar del carácter fiduciario de la divisa, su garantía hace que el coste de financiación sea inferior, lo que facilita mantener mayores déficit exteriores siendo los estadounidenses financiados por el resto del mundo .    

 

RESUMEN Y CONCLUSIONES

La llegada de D Trump a la presidencia norteamericana ha supuesto un revulsivo mediático mundial, pero el verdadero alcance de la situación vendrá determinado por la implementación real de sus políticas económicas, entre las que, desde el punto de vista fiscal destacan la reducción de impuestos y la implantación de un “border adjustment tax” (BAT), tema ya tratado anteriormente.


Las consecuencias de estas medidas son una incógnita, ya que mientras la teoría económica indica que el BAT no afectará a la economía estadounidense, es algo pendiente de comprobar,  que dependerá de cómo evolucione el tipo de cambio del dólar a dicho sistema. Sin embargo, este hecho es difícil de aislar, debido a que la implantación del BAT presumiblemente se lleve a cabo simultáneamente con una reducción del impuesto de sociedades, que también afectará al tipo de cambio del dólar, y este cambio genera un efecto dominó, tanto dentro de la economía estadounidense como global.


Desde el punto de vista global afectará a los movimientos de capitales, sintiéndose especialmente vulnerable China, y a la capacidad de las economías endeudadas de hacer frente a sus pasivos en dólares, pudiendo provocar crisis financieras en esos países, lo que a su vez puede afectar a la economía mundial en su conjunto.


Este problema radica en la dependencia de la economía mundial del dólar, ya que la existencia de otras divisas o sistemas como alternativa reduciría los efectos de la economía estadounidense sobre el resto del mundo, radicando por tanto el problema en la falta de alternativas.


Sin embargo, esta situación supone una ventaja para el país norteamericano, la del señoreaje, que facilita su financiación a costa del resto del mundo al aumentar la demanda de dólares global.

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