Existe una tendencia global hacia un incremento de la importancia de los servicios y sus exportaciones en el PIB global, siendo posible que sea el motor de una nueva ola de expansión económica global.
Esta mayor contribución global de los servicios afecta a los distintos países y genera dinamismo en sus economías, de tal forma que por ejemplo, aunque U.S. se mantiene como líder mundial en la exportación de servicios, su cuota se ha reducido entre los años 1990 y 2014 al irrumpir en el escenario mundial países en vías de desarrollo como China y la India.
España no es ajena a esta tendencia ni a la competencia, y la fuerte irrupción de estos países en vías de desarrollo en el top de los principales países exportadores de servicios ha provocado que, aunque España se encuentra entre los países con mayor cuota de exportaciones, esta se haya reducido del 3,7% al 2,7% entre 1990 y 2014, lo que sin embargo no excluye que las exportaciones de servicios españolas hayan aumentado.
Sin embargo, al analizar el caso español, hay que destacar la composición de los servicios, ya que su posición internacional es debida en gran medida a su importancia como destino turístico, cuya aportación de valor añadido es inferior a la de otros servicios.
La siguiente tabla muestra como Francia, U.S. y España ocupan los primeros puestos del ranking mundial de turismo, tanto de llegadas como de ingresos en el año 2015.
Figura.- Organización Mundial de Turismo. Panorama OMT del Turismo Internacional 2016.
Pero además, España se caracteriza por ocupar el primer lugar (figura siguiente) en el ranking de competitividad de turismo del “Travel & Tourism Competitiveness Report 2017” del World Economic Forum.
Figura.- STATISTA. España líder del turismo mundial
El que España ocupe la primera posición del ranking de competitividad se atribuye a la oferta combinada cultural y natural, así como la red de infraestructuras y el soporte político, aunque también el informe destaca que el país se ha visto beneficiado coyunturalmente por la inestabilidad en los países de Oriente Medio.
En su conjunto, la evolución reciente del sector exterior español es positiva, tanto en el caso de bienes como de servicios. Sin embargo, mientras que el saldo exterior de bienes permanece con signo negativo, el de servicios es positivo, y este último es el que ha permitido que el saldo del conjunto del sector exterior contribuya positivamente al PIB (figura siguiente).
Figura.- Evolución del sector exterior español. Bienes y servicios como porcentaje del PIB. Datos del sector exterior del Boletín estadistico del Banco de España (BdE) y datos del PIB del INE .
En cuanto a la evolución del sector servicios, es de destacar que a partir del año 2007 los ingresos por servicios no turísticos sobrepasaron a los turísticos (figura siguiente), llegando en el año 2016 los primeros a suponer 60.307 millones de euros frente a los 54.516 millones del turismo, representando los ingresos por servicios no turísticos el 5,41% del PIB frente al 4,89% que suponía el turismo.
Figura.- Evolución del sector servicios español como porcentaje del PIB. Datos del sector exterior del Boletín estadistico del Banco de España (BdE) y datos del PIB del INE
Sin embargo, no todos los servicios no turísticos experimentan el mismo comportamiento. Entre los servicios caracterizados por un mayor dinamismo empresarial (incremento de exportaciones) y una mayor aportación de valor añadido domestico (impacto sobre la economía doméstica) destacan los servicios financieros y de seguros.
En cualquier caso, la evolución de los servicios no turísticos ha permitido que, a partir del año 2008, estos hayan contribuido positivamente al PIB. Aunque con la particularidad de que a pesar de que los ingresos son superiores a los de turismo, su contribución al PIB en el año 2016 ha sido inferior, del 1,29%, mientras que el turismo ha aportado el 3,26% (figura siguiente).
Figura.- Evolución del saldo exterior de turismo y servicios no turísticos como porcentaje del PIB. Datos del sector exterior del Boletín estadistico del Banco de España (BdE) y datos del PIB del INE.
Los datos nos muestran como la evolución de las exportaciones de servicios en España presenta un panorama alentador. Dando lugar a que España haya ocupado el puesto onceavo (figura siguiente) como mayor país exportador de servicios en 2016, presentando una tasa de crecimiento del 7,6% con respecto a 2015, lo que ha dado lugar a una cuota de exportaciones de servicios global del 2,7%, superior a la cuota de mercancías (1,8%).
Figura.- OMC. Trade Recovery expected in 2017 and 2018, amid policy uncertainty .
Esta positiva evolución ha permitido al Instituto ElCano llegar a la conclusión de que la evolución de los servicios diferentes al turismo es un reflejo de cambios positivos en el modelo productivo de la economía española.
Pudiendo ser cierta esta afirmación, no debemos olvidar que los servicios no turísticos todavía representan un pequeño porcentaje del PIB, y su crecimiento puede verse condicionado por la política económica y competitividad global del país.
Con respecto al conjunto del sector exterior español, y a pesar de su tendencia positiva, siempre existe el riesgo de una involución propiciada por el crecimiento económico que dé lugar a un incremento de importaciones que afecte al saldo exterior, o la vuelta al mercado doméstico de las empresas exportadoras.
Esta situación realmente sería un reflejo de las carencias del modelo económico nacional, ya que indicaría la persistencia de una concepción arcaica del comercio fuera de la realidad actual y supondría que los bienes importados son más baratos o de mayor calidad y/o diferenciación que los producidos en España.
Sin embargo, el incremento de importaciones en periodos expansivos no debería considerarse necesariamente negativo en todos los casos, ya que podría ser positivo si descansa en mayor medida sobre la importación de bienes intermedios que en el consumo, ya que en el primer caso podrían ser compensadas con exportaciones; y en el segundo, podría ser un reflejo de mayor poder adquisitivo resultado de una mayor competitividad y diferenciación de nuestra economía.
Es decir, todo depende del equilibrio que se alcance a través de las exportaciones. De tal forma que esta situación no sería negativa si se produjese una especialización en determinados productos y servicios altamente competitivos que incorporasen un elevado valor añadido doméstico que compensase las importaciones de bienes y servicios de consumo. Razonamiento obvio, ya que un país no puede producir de todo y el “truco” consiste en la especialización basada principalmente en las “ventajas comparativas”, parafraseando a David Ricardo.
Pero volviendo a la situación actual, no debemos olvidar que España se ha caracterizado por un déficit comercial estructural exterior de la balanza de bienes (debido fundamentalmente al saldo energético y principalmente al petróleo), que se agudiza en fases expansión económica y se reduce en fases recesivas debido esencialmente a la evolución de las importaciones.
Este déficit se compensa actualmente con el saldo positivo de la balanza de servicios, pudiendo distinguir entre los servicios turísticos y el resto de servicios, siendo de destacar la positiva evolución de estos últimos.
Es previsible y deseable que a largo plazo se mantenga la tendencia positiva de las balanzas exteriores de bienes y servicios, ya que es poco probable un incremento importante del precio del petróleo y los servicios muestran un saldo exterior positivo y creciente.
Esto no quiere decir que la economía española no se enfrente a problemas importantes, la mayoría políticos, que son los que condicionan el modelo económico del país, por lo que, como todas las previsiones, hay que ser muy cauteloso. Pero de cara a invertir, el objetivo puede ser las empresas exportadoras de servicios no turísticos.