La economía mundial en el momento actual está sujeta a varios focos de incertidumbre en los que en algunos casos, la inseguridad y tensiones políticas juega un papel importante. Entre estos se encuentran la situación económica de China, las dudas sobre la política económica de Trump, la inestabilidad política en Oriente Medio y en menor medida las consecuencias del Brexit.
Este post se centra en los problemas que desde el lado de la oferta puede suponer para la economía mundial la situación en Oriente Medio. Tanto un recrudecimiento de las tensiones debida a la ruptura de relaciones de varios miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) con Qatar; como esencialmente los acuerdos sobre el recorte de producción en el seno de la OPEP, organismo al que pertenecen muchos de los países del Golfo Pérsico. Caracterizándose ambos porque contribuyen a la desestabilización de la región, subyaciendo en los dos casos las tensiones entre sunitas y chiitas.
Los recortes de producción fueron llevados a cabo por la mayoría de países de la OPEP y otros países no-OPEP liderados por Rusia, pactando recortes de respectivamente 1,2 y 0,6 millones de barriles día (mbd) hasta junio de 2017. Recortes que se ha decidido extender otros 18 meses, hasta marzo de 2018, como consecuencia de la evolución del precio del barril (figura siguiente) y los stocks, ya que la OPEP considera los stocks un parámetro de referencia para valorar la evolución del precio del barril, siendo su objetivo conducirlo a la media de cinco años.
Figura.- Evolución del precio del futuro West Texas Intermediate (WTI).
Esta estrategia no ha tenido el efecto deseado debido al incremento de producción de países no sujetos al acuerdo, fundamentalmente al shale oil estadounidense, y de países de la OPEP como Libia y Nigeria exentos de los recortes, de tal forma que su producción casi ha equilibrado los recortes de producción del acuerdo (figura siguiente).
Situación que pone en evidencia que para evaluar la evolución de la oferta, además de la producción de la OPEP y sus socios, es necesario tener en cuenta la producción en países no sujetos al acuerdo, fundamentalmente el shale oil estadounidense.
Figura.- STRATFOR. Global Trends
Los datos recientes nos muestran como la producción de la OPEP se incrementó en junio en 260.000 bd con respecto a mayo, procediendo la mitad de este incremento de Libia y Nigeria, encontrándose la producción Libia en su máximo de cuatro años.
Este hecho hace surgir la pregunta de si las exenciones a estos dos países durarán mucho más tiempo. Incluso a pesar de que Arabia Saudí también ha incrementado su producción en 90.000 bd y Angola y EAU en 40.000 bd cada uno en ese periodo. De hecho, en junio, las exportaciones de la OPEP se incrementaron en 220.000 bd hasta los 32,49 mbd.
En cuanto a U.S., la oferta estadounidense se ha incrementado los últimos años conducida por el shale oil (figura siguiente), siendo previsible que siga aumentando en el futuro. Este aumento vendrá condicionado por el precio del barril y los costes de explotación (breakeven), caracterizándose estos últimos por su reducción durante los últimos años, lo que implica que la producción de shale oil ha sido rentable a cada vez un menor precio del barril. Sin excluir este hecho que los costes de explotación de shale oil se encuentren todavía muy lejos de los que presenta la explotación del petróleo convencional en Oriente Medio.
Figura.- Producción de petróleo total y tight oil en U.S. . Datos mensuales en mbd (escala izquierda) y porcentaje que supone la producción de tight oil con respecto a la producción total (datos en %, escala izquierda), datos EIA.
La figura anterior muestra como el tight oil supone en el tiempo una mayor proporción de la producción estadounidense, constituyéndose como el principal componente del incremento de la producción total de petróleo del país desde el año 2010, resultado de los avances tecnológicos, la reducción de costes (figura siguiente) y los incrementos de eficiencia.
Figura.- Rystad Energy: American shale breakeven prices: what to expect from 2017?
El ahorro de costes e incremento de productividad ha sido consecuencia de cambios estructurales y cíclicos en el sector. Estructurales como mejoras de eficiencia y reducción de costes de perforación y extracción; y cíclicos, como la explotación de los yacimientos con menores costes, y menores costes unitarios y de producción resultado de las dificultades del sector, que ha reducido los márgenes de proveedores.
Esta situación ha dado lugar a que la producción por pozo de shale oil se haya ido incrementando de forma significativa con los años, implicando la utilización de menor número de plataformas de perforación y un menor coste de extracción por barril.
Pero a efectos de valorar la evolución de la oferta futura hay que plantearse si los costes actuales son sostenibles, ya que si el componente cíclico del coste es revertido, podría dar lugar a elevaciones del breakeven. Indudablemente esta situación podría darse, pero lo lógico es que se produzca con elevaciones del precio del barril, suponiendo en todo caso una reducción de los márgenes de las empresas que explotan estos recursos, pero al mismo tiempo un incremento de márgenes para las empresas proveedoras.
En cualquier caso, las previsiones de la EIA apuntan a un incremento de la producción desde una producción media en 2016 de 8,9 mbd a 9,3 mbd en 2017 y 10 mbd en 2018, superando el máximo de producción histórico de 1970.
Sin embargo, estas proyecciones varían significativamente si los escenarios cambian (figura siguiente), de tal forma que en el caso de elevados recursos y tecnología, la producción podría elevarse hasta los 13 mbd en 2021 y en el de bajos recursos y tecnología podría descender hasta 8 mbd en 2022.
Figura.- EIA Tight oil expected to make up most of US oil production increase through 2040
Resumen y conclusiones
El precio del petróleo se encuentra condicionado fundamentalmente por la oferta y la demanda, influyendo sobre ambas múltiples factores.
En el caso analizado aquí, enfocado sobre la oferta, se puede observar cómo la OPEP y sus socios han intentado modificar el mercado a través de la contracción de la oferta, al mismo tiempo que otros países, fundamentalmente U.S., han aprovechado la elevación de precios para bombear más crudo impidiendo una subida del precio del barril.
En vista de la situación, próximamente se celebrará una nueva reunión de los países de la OPEP en la que no sabemos si se exigirá a Libia y Nigeria ciertos límites de producción, si estos aceptarán restricciones, ni tampoco la posición de Irán. Pero todo ello sumado a las recientes declaraciones rusas de no apoyar un recorte más intenso o incluso alargar los recortes ya en marcha, han impulsado un mayor recorte del precio del barril.
En cualquier caso, una mayor reducción de la oferta por la OPEP que eleve los precios, previsiblemente será compensada por una mayor producción a partir de países no comprometidos con las restricciones de producción frenando la elevación del precio del crudo. Por lo que podemos decir, al menos a corto plazo, que el precio del barril no se elevará de forma significativa. Situación que puede cambiar a largo plazo, en que otros factores como la escasez de nuevos descubrimientos de reservas, condicionados por la reducida inversión, pueden reducir la oferta; y la eficiencia energética y la electrificación de la economía pueden reducir la demanda, pero esta es otra historia.