En el momento actual, U.S. es líder mundial, y sus intereses geopolíticos y políticas económicas y comerciales impactan en el resto del mundo. Prueba reciente de ello han sido las repercusiones de las sanciones sobre Irán y el establecimiento de aranceles a las importaciones chinas.
En el caso de Irán, como consecuencia de las sanciones secundarias a terceros países en el caso de que estos lleguen a establecer relaciones comerciales con Irán. Sanciones que comprenden tanto el acceso al mercado americano como el acceso a financiación en dólares. Y en el caso de China, por el efecto de los aranceles sobre las exportaciones, al afectar a las cadenas de valor global.
Para U.S., tres países, además de la UE, son fundamentales en el análisis del sector exterior: China, México y Canadá; concentrándose en estos las importaciones de ciertos tipos de bienes, motivo por el que el endurecimiento de las barreras comerciales provoca un impacto negativo sobre los hogares y las empresas.
La UE y estos tres países son tan importantes que, entre los cuatro, en el año 2017, han supuesto el 60,7% y el 66,34% de las exportaciones y de las importaciones estadounidenses respectivamente, contribuyendo al 77,28% del déficit comercial de bienes, que ha llegado a los 795.689,7 mill $ , lo que supone el 4,1% del PIB.
Ente ellos, destaca China, en el sentido de que las exportaciones hacia este país representan una cuota pequeña, mientras que las importaciones representan el 21,58% de las importaciones totales estadounidenses, mayores que las de la UE, que representan el 18,56% de estas. Pese a lo cual, el déficit comercial con la UE representa el 19% del déficit comercial de bienes total, y con China el 47,2%, resultado derivado de las menores importaciones chinas (tabla siguiente).
Tabla.- Volumen de exportaciones, importaciones y déficit comercial de bienes de U.S. con los países indicados en el año 2017, en mill de $ y como porcentaje del total. Datos del United States Census Bureau
Dados los volúmenes manejados en las transacciones comerciales, es evidente que las tensiones generadas en el comercio mundial por las iniciativas de Trump no benefician a ninguno de los países que exportan a U.S. ni a la UE, lo que a su vez puede afectar al comercio y crecimiento mundial.
Sin embargo, los efectos negativos de este tipo de sanciones también salpican a U.S., ya que la imposición de aranceles supone un incremento del precio de los bienes, suponiendo en realidad un impuesto al consumo y un menor poder adquisitivo de los estadounidenses.
Como indicaba anteriormente, China, México y Canadá juegan un papel importante en las relaciones comerciales estadounidenses, de tal forma que gran parte de los bienes importados proceden de estos países; concretamente el 22% de China, y el 13% de cada uno de los otros dos países, Canadá y Méjico, de tal forma que entre los tres países suponen casi el 50% de las importaciones estadounidenses.
De China proceden el 35% de los bienes consumidos por los hogares estadounidenses, siendo de especial relevancia los ordenadores, que constituyen el 62% de las importaciones, y los teléfonos móviles, que suponen el 80%. Siendo otro bien importado significativo los automóviles, que proceden en su mayor parte de México y Canadá, contribuyendo los tres países al 42% de las importaciones de vehículos estadounidenses (figura siguiente).
Figura.- How Much Does the US Trade with China Canada and Mexico
Y simultáneamente, en el caso de las empresas, es importante valorar las importaciones de bienes de capital y de bienes intermedios, ya que si bien ninguno de los países juega un papel importante, entre los tres suponen respectivamente el 54% y 45% de las importaciones estadounidenses.
El incremento de precio de los bienes intermedios que se incorporan a los procesos de producción incrementan el coste del producto final. Esto, además de suponer un incremento de precios indirecto para los consumidores estadounidenses, también reduce la competitividad de los bienes de exportación estadounidenses; hecho que a su vez puede repercutir sobre el empleo. Problema que podría agudizarse si los países perjudicados levantan barreras arancelarias dificultando las exportaciones americanas.
US ha impuesto tarifas del 25% sobre importaciones chinas valoradas en 50.000 mill $, y posteriormente, en septiembre, adicionalmente aranceles de un 10% sobre importaciones valoradas en 200.000 mill $, con posibilidades de que se incrementen hasta el 25% a final de año. E incluso amenazado con imponer aranceles sobre otros 257.000 mill de $ cubriendo la totalidad de las importaciones chinas.
Hemos visto por tanto, que China es un socio comercial importante para U.S., que importó 505.470 mill $ en bienes de China en 2017, suponiendo estas importaciones un 2,6% del PIB estadounidense, y exportó 129.893,6 mill $, lo que supuso un déficit de -375.576,4 mill $.
En cualquier caso, las tensiones comerciales no han impedido hasta ahora que el comercio exterior estadounidense haya crecido a buen ritmo los últimos años y meses (figura siguiente), incrementándose simultáneamente el déficit comercial.
Figura.- Evolución de las exportaciones, importaciones y saldo comercial de bienes estadounidenses. Datos mensuales desestacionalizados. Fuente: United Stares Census Bureau
En este sentido, no debemos olvidar que el déficit exterior estadounidense es consecuencia del déficit de ahorro interno, ya que el saldo exterior es resultado de la diferencia entre ahorro e inversión. Motivo por el que la reducción del déficit debe proceder de un incremento de ahorro doméstico, ya sea público o privado, o de una reducción de la inversión, pero no de restricciones sobre el comercio.
Y en este sentido, y en lo que se refiere al ahorro interno, la tasa de ahorro personal se ha ido reduciendo este año hasta el 6,2% y el déficit público aumentando los últimos años hasta un previsible 4% en 2018, motivos por los que la previsión de reducción del déficit exterior no parece probable.
Sin embargo, esta situación se produce en un entorno un tanto idílico para la economía estadounidense, caracterizado por un crecimiento del PIB del 3%, reducidas tasas de desempleo, que se sitúan incluso por debajo de la tasa natural de desempleo, y una inflación contenida del orden del 2,2%, medida a través del indicador de inflación utilizado por la FED, el Personal Consumption Expenditure (PCE) (figura siguiente).
Figura.- Evolución del PIB y Personal Consumption Expenditure (PCE) en variación interanual y datos de tasa de desempleo. Datos trimestrales. Fuente FED de St Louis
Sin embargo, estos datos favorables, también esconden ciertas debilidades, ya que el crecimiento del PIB está mediatizado por el recorte de impuestos y los estímulos fiscales que incrementarán el déficit y deuda públicos y no serán eternos.
Y además, el buen comportamiento de la inflación, al menos en parte, se ha atribuido a una anomalía de la curva de Phillips. Esta relaciona la reducción de la tasa de desempleo con mayor inflación, siendo esta curva importante al ser una de las herramientas utilizadas por los bancos centrales para establecer las políticas monetarias.
Esta anomalía podría tener su origen y atribuirse a un mayor grado de automatización en los procesos de producción y a la globalización, que ha dado lugar a la creación de cadenas de valor global (CVG). Cadenas que han provocado una especie de internacionalización de la inflación y contribuido a suavizar el efecto de las reducidas tasas de desempleo sobre los precios que predice la curva de Phillips.
Por tanto, en la actualidad, el riesgo de inflación refleja factores domésticos y globales, no siendo estos últimos solo función de la actividad económica mundial, sino también resultado de las fricciones comerciales que inestabilizan las CVG e impiden que amortigüen las presiones sobre la inflación derivadas del incremento de costes laborales.
Al mismo tiempo, esta situación hace más probable el incremento de los tipos de interés por la FED, lo que a su vez podría influir sobre los mercados, dado que las elevaciones de tipos hacen más atractiva la inversión en renta fija. Por tanto, aunque los indicadores adelantados americanos no anuncian una recesión inminente, es necesario evaluar la evolución de los datos macro y estos indicadores para prevenir que una potencial recesión nos coja desprevenidos.
RESUMEN Y DISCUSIÓN
U.S. sigue siendo líder mundial, y en función de ello sus decisiones en el ámbito geopolítico, condicionan la política y economía mundial. Entre estas decisiones, podemos mencionar las sanciones a Irán e imposición de aranceles a China.
U.S se caracteriza por presentar déficit comerciales importantes, fundamentalmente con China, siendo este, presumiblemente, uno de los varios motivos por lo que se han impuesto aranceles a las importaciones de bienes de este país.
Sin embargo, estos aranceles, al funcionar como un impuesto al consumo, perjudican al consumidor americano, tanto directamente como indirectamente, al aplicarse los aranceles también a bienes intermedios y de capital utilizados en la producción. Al mismo tiempo que el incremento de costes hace los bienes para la exportación menos competitivos, con potenciales repercusiones negativas sobre el empleo.
Hasta ahora, la economía estadounidense ha mostrado una tasa de crecimiento importante, acompañada de tasas reducidas de inflación y desempleo.
Sin embargo, los peligros acechan, ya que la economía se encuentra dopada por las reducciones de impuestos y el gasto fiscal y amenazada por el posible incremento de inflación.
Sobre la inflación acechan distintos riesgos. Entre ellos el del petróleo, ya que a pesar de la reciente tendencia bajista del precio, los datos fundamentales apuntan a un encarecimiento del precio del barril en el medio/largo plazo. Cuando además, tasas de desempleo situadas por debajo de la tasa natural de desempleo son inflacionistas y la imposición de aranceles a las importaciones chinas altera las cadenas de valor globales, reduciendo la capacidad de amortiguación de estas sobre las presiones salariales derivadas de la reducida tasa de desempleo.
En esta situación, una previsión de incremento de inflación puede provocar la subida de tipos por la FED, lo que puede dañar el crecimiento global y a los mercados, ya que sus efectos se extenderán globalmente afectando a los países fuertemente endeudados, sobre todo aquellos endeudados en dólares, ya que la revalorización de la divisa estadounidense incrementará el valor real de sus pasivos.