Hay un viejo ejemplo en economía que cuenta como un turista llega a un hotel y paga 100 euros por una habitación. El hostelero coge inmediatamente esos 100 euros y cancela una deuda que tenía con el fontanero del pueblo, este a su vez, toma los 100 euros y se los gasta en la carnicería de la esquina, el carnicero toma esos mismos 100 euros y se los gasta en el dentista, quién presuroso cancela una deuda de 100 euros que tenía con el propietario del hotel. A la hora vuelve el turista y le comunica que finalmente no se quedará en el pueblo, con lo que el hostelero le devuelve los 100 euros que dejó en depósito. Este ejemplo demuestra como para que una economía funcione, no sólo debe haber liquidez (los 100 euros) sino que además el dinero debe circular. Si el hostelero se hubiera guardado los 100 euros, no se habrían generado los 400 euros de actividad económica que supuso poner ese dinero en circulación. Ese movimiento del dinero en la economía recibe el nombre de “velocidad de circulación del dinero” y es un concepto muy importante que depende de las expectativas sobre el futuro de los agentes económicos y que la maquinaria financiera funcione correctamente.
Lamentablemente en la España actual todos estos componentes cruciales para el buen funcionamiento de la economía están accionando en sentido contrario o directamente casi no funcionan. La liquidez es un bien cada vez más escaso, el dinero sale de España de a varios miles de millones por mes. La velocidad de circulación del dinero se ha reducido por dos motivos: el sistema bancario no está cumpliendo con su labor de otorgar crédito (el saldo vivo de préstamos baja mes a mes) y las expectativas sobre el futuro de los agentes económicos son tan malas, que están todos haciendo lo mismo al mismo tiempo: AHORRAR en previsión de que las cosas irán a peor. El ahorro que puede generar una familia individualmente es una virtud, pero si todos ahorramos al mismo tiempo, esa virtud se convierte en un desastre nacional. Es el caso de hostelero que se hubiera guardado los 100 euros, con lo cuál ni el fontanero, ni el carnicero, ni el dentista hubieran cobrado. El gasto de unos es el ingreso de otros.
En la actualidad la economía española se mueve en un círculo vicioso en el que este menor gasto significa menor actividad económica, mayor desempleo, menor recaudación de impuestos y por lo tanto mayores déficits fiscales, lo que conlleva a ajustar más los gastos, aumentar los impuestos, etc que deriva en un menor gasto del sector privado..... y vuelta a empezar. Que quede claro que, de seguir con la política actual, de este agujero sólo saldremos si encontramos algún invento que haga que el comercio exterior español aumente de una manera tan brutal que nos saque a flote o sino será una larga travesía del desierto en la que algún día tocaremos fondo, sino antes tenemos algún tipo de revolución social que termine con este experimento de la austeridad a ultranza.
Como esta columna se llama “Ideas para un futuro mejor”, hago una propuesta que algunos verán con agrado y otros me tildarán de loco o cosas peores, pero pienso que ha llegado el momento en España de emitir alguna moneda alternativa que circule al mismo tiempo que el Euro y que permita romper el círculo vicioso en el que nos encontramos. La teoría actual es que si equilibramos las cuentas eliminando el déficit y hacemos reformas estructurales (que suena bonito pero que nadie se aclara a que se refieren), la confianza de los agentes económicos volverá, el dinero regresará y todo volverá a ser como antes. Es un lindo cuento para creerselo, pero es un sistema que sólo puede resultar viable en economías exportadoras, industriales y avanzadas como Alemania. En un país que vive de los servicios y con un 25% de paro hay que probar otras alternativas. El motivo profundo de nuestros males es que el Euro es demasiado caro como moneda para España, nosotros necesitaríamos un euro más barato para nuestro nivel de productividad y el bajo valor agregado de nuestras exportaciones. Lo ideal sería llegar a un grado de desarrollo tecnológico y de I+D de nuestros vecinos del Norte, pero eso esta a décadas de distancia.
Se podría tratar de reflotar la economía mediante la emisión de bonos compulsivos en forma de billetes. No sería emitir pesetas, que haría pensar a los inversores de una inminente salida del Euro, sino de bonos a tipo de interés CERO que se canjearían por euros en el plazo de uno o dos años y con forma de billetes de manera que se puedan usar para transacciones. El Estado le daría un sentido a la circulación de esta quasi moneda aceptándola para el pago de todo tipo de impuestos. Las empresas también los tomarían a fin de sostener sus ventas ya que los pueden pasar a sus proveedores y usar para pagar impuestos.
La introducción de esta quasi moneda indudablemente generaría ciertos trastornos operativos en el sistema financiero, pero la ventaja para la economía es que se trataría de una “moneda” que nadie quisiera atesorar, por lo que circularía, cambiaría de manos, rápidamente y eso permitiría frenar la caída de la actividad económica y permitiría empezar a crecer y recaudar más impuestos.
Evidentemente esta seria una medida temporal que busca ponerle un suelo a la destrucción de empleo y actividad económica, pero en ninguna manera puede esta medida ser una solución a los problemas fundamentales de la economía española. Tampoco puede ser una excusa para no hacer los ajustes que indudablemente debe hacer el estado español, principalmente en el entramado de empresas públicas deficitarias y sin sentido económico alguno, en reducir los más de 400.000 cargos políticos que son un lastre para la sociedad y en el sin sentido que se ha convertido el estado autonómico.