El divorcio es un proceso que había aumentado los últimos años, pero que cada vez está disminuyendo más debido a los altos costes que supone.
Parece ser que el divorcio hay que pensárselo más de dos veces, especialmente en momentos de crisis, y no solamente por motivos personales. Muchas parejas se ven obligadas a permanecer unidas, pese a que ello no sea su deseo, por motivos económicos. Lo que ya de por sí es una decisión difícil e importante, se agrava más al añadir problemáticas del tipo de: pensiones para los hijos, mantener dos hogares cuando antes era sólo uno,...
No es que sea adecuado mantener un matrimonio que ni funciona ni lo volverá a hacer, pues dependiendo de cada casa, la situación puede volverse insostenible y no es recomendable vivir de manera insana. Simplemente hay que tener en cuenta que la separación también conlleva costes emocionales, psicológicos y económicos, lo que puede suponer aplazar el proceso a un momento en el que se vaya mejor económicamente, o directamente no realizarlo. Esto es algo que se puede entender mucho mejor si nos fijamos en el millón y medio de familias españolas en las que todos sus miembros están en paro.
¿Cómo son los gastos iniciales según el tipo de divorcio?
Para aquellos que se estén planteando un divorcio, han de conocer y valorar ciertos aspectos que tal vez les haga replantearse la idea.
Si el proceso se trata de un mutuo acuerdo entre los cónyuges, los gastos del divorcio son inicialmente de entre 800€ y 1.000€, dependiendo de si la sociedad de gananciales se liquida o no. Además, habiendo mutuo acuerdo, aparte del divorcio también hay que obtener el convenio regulador del mismo. Este convenio regulador surge con la sentencia dictada por el juez en el caso de que haya acuerdo entre las partes.
Por otra parte, si no hay mutuo acuerdo, los gastos del divorcio al principio gastos oscilan entre los 1.500€ y los 1.800€.
¿Qué gastos y procedimientos se llevan a cabo en el divorcio?
En ambos casos (haya o no mutuo acuerdo), cada miembro de la pareja ha de hacerse cargo de los respectivos gastos personales que suponga el divorcio, y de la mitad de los gastos comunes que conllevan aquellos bienes sujetos a la sociedad de gananciales (como por ejemplo la hipoteca).
Otros gastos derivados de los divorcios, son la pensión de alimentos destinada a los hijos del matrimonio y la pensión compensatoria. La primera se mantiene hasta que los hijos sean económicamente independientes, mientras que la segunda busca la compensación económica de un menor nivel de ingresos de uno de los cónyuges tras el divorcio. Las cantidades, plazos, y quién ha de pagar a quién de estas pensiones, quedan fijadas mediante una sentencia judicial.
Tras este proceso judicial, cada miembro de la pareja tendrá en cuenta los pagos que se hayan establecido en la sentencia para reflejarlos en sus respectivas declaraciones de la renta, pues esos pagos generan obligaciones y derechos con Hacienda. Este trámite le supondrá una bonificación a la persona que paga, y un incremento de ingresos a la persona que recibe el dinero.
En el caso de que haya hijos en común, aparte de la pensión de alimentos destinada a los hijos, también hay que plantearse cómo van a repartir su tiempo entre los padres. En general, suponiendo una familia en la que ambos cónyuges sean unos buenos padres y se comporten de manera responsable, lo más adecuado para ellos es la custodia compartida. Si se da el caso de que desgraciadamente la compañía de uno de los padres sea inadecuada para los hijos, serán especialistas los que aconsejen una custodia monoparental.
Los divorcios, como ya hemos comentado antes, no son procesos sencillos, pero podemos facilitar mucho las cosas si nos informamos detenidamente sobre los derechos y obligaciones que tiene cada persona, ya que de lo contrario puede llegar a empeorarse la relación. Es aconsejable buscar un profesional de tema al que podamos hacerle consultas legales desde que se plantea la situación de divorcio. Es importante evitar disputas inneceseraias, especialmente si hay hijos de por medio, ya que salen muy perjudicados de estas situaciones.
Además, a todo esto hay que añadir que el divorcio, aparte de costoso, es un proceso lento con el que hay que tener paciencia y mantener la calma. De esta manera procuraremos evitar insultos o agresionas entre los demandantes.
Para las situaciones no deseadas durante el proceso de divorcio, podemos solicitar medidas cautelares urgentes que regulen la convivencia. Si se trata de problemas muy graves, podemos acudir al Juzgado de Violencia sobre la Mujer.
La rapidez del divorcio varía dependiendo de la zona en la que se de el procedimiento. Para hacernos una idea, un divorcio rápido puede llevar 8 meses, mientras que uno lento se alarga incluso un período de 2 años. Aunque si se trata de un proceso de mutuo acuerdo, el tiempo varía entre una semana o un mes.