En el mundo actual los precios de las materias primas dependen en mayor medida de los ámimos del mercado financiero que de la oferta y demanda real para consumo de esas materias primas. Este detalle no deja de tener sus graves consecuencias para los más pobres en todo el planeta. Una cosa es cuando Wall Street con sus excesos de pánico y codicia genera fluctuaciones en los precios de las acciones o los bonos, y otra muy diferente es cuando se especula con los precios de los alimentos.
En esta nota de finales de Octubre 2010 mencionábamos que los precios de los alimentos en todo el mundo se estaban acercando peligrosamente a los máximos del 2008, año en el cual se produjo toda una serie de problemas graves por este asunto del alza en los precios de los alimentos. Varios países, entre ellos India si no me equivoco, prohibieron la exportación de ciertos productos alimenticios para tratar de garantizar el abastecimiento interno de su población. En muchos países se produjeron violentas protestas y recuerdo que se hablaba a diario de los problemas de hambruna que estaba generando la suba en los precios de los alimentos.
En aquel momento se culpaba a China y su vertiginoso aumento de demanda por las subas de precio, seguramente ese es un factor concreto que efectivamente genera precios estructuralmente más altos. Ahora bien, no creo que con la crisis financiera la demanda de alimentos haya caído y vuelto a subir un 60%. En todo caso tengo la clara sensación de que son los niveles de liquidez y el apetito por el riesgo en los mercados financieros los que han provocado que el índice de precios de FAO (Naciones Unidas) haya marcado un nuevo máximo, en niveles mayores aún a los del 2008.
Tal vez el principal motivo por el cual todavía no hemos visto mayores disturbios por el problema de los precios de los alimentos sea que el arroz (alimento fundamental de los pobres en muchos países del mundo) se mantiene todavía por debajo de los máximos del 2008. Pero el cuadro muestra a las claras que la tendencia es bastante preocupante. Si los mercados financieros mantienen su voraz apetito por los alimentos para ganar dinero, y no para comer, y Bernanke sigue echando leña al fuego con su política monetaria super expansiva, todo indica que la situación se puede complicar mucho en un futuro no muy lejano.
Las autoridades monetarias de Estados Unidos han repetido en reiteradas ocasiones que no les preocupa el problema de la inflación , porque confían en que van a poder retirar a tiempo el estímulo monetario antes de tener problemas inflacionarios, sin que esto afecte negativamente la recuperación de la economía de su país. Si no fuera porque esta es la misma gente que aseguraba que la crisis subprime estaba contenida, y que no esperaban una recesión a causa de la misma, uno podría tranquilizarse con estos comentarios. Lamentablemente, poca confianza podemos tener en los pronósticos de esta gente.
Tal vez la mejor esperanza que podemos tener de que el problema quede contenido es que la recuperación de Estados Unidos, sumada a cierta cautela por parte de la Reserva Federal, generen un alza en las tasas de interés de largo plazo y en el valor del dólar que ayude a contener la suba en los precios de los alimentos. Sin embargo, en honor a la verdad, debo confesar que el asunto no pinta nada bien.