Ya tenemos la Reforma Laboral aprobada, y que prácticamente, viene a ser la misma que la que se sacó el Gobierno de la manga en junio pasado. Para ello no hacía falta marear tanto la perdiz durante todo el verano porque desde un principio quedó clara la intención del resto de partidos políticos de cargarle el muerto de la Reforma Laborla en exclusiva a ZP. En todo caso no me extenderé en la crítica sobre a la misma porque todo lo comentado en anteriores entradas siguen siendo perfectamente válidas a día de hoy.
De toda la negociación fallida entre los agentes sociales, decretazo de junio de Gobierno y posterior trámite parlamentario por el que ha pasado la Reforma Laboral una de cosas más llamativas para un servidor es que parece como si para la gran mayoría de mortales de este país la cosa ésta de la Reforma Laboral no fuera con ellos. Han habido partidos como PP, CIU y PNV a los que incluso la Reforma Laboral les ha parecido demasiado light y que siguieron pidiendo más carnaza para darle su apoyo. Si fuera por ellos, prácticamente se hubiera llegado al despido patillero o "by the face". Y aún con éstas, el grado de pasotismo de muchos ha sido alucinante. Pero llegados a este punto, lo que verdaderamente me sorprende es en que diablos estarán pensando todos aquellos votantes de estos tres partidos que cada final de mes cobran una nómina. Los del PSOE los dejo aparte porque todavía no creo que se hayan recuperado del shock post traumático que les ha supuesto la aprobación de la Reforma.
Por otro lado, mucho se viene hablando de las consecuencias de la Reforma Laboral sobre las empresas, pero poco sobre los trabajadores. Unas breves reflexiones muy simples que se me ocurren en este sentido;
-Una muy obvia, no va a generar empleo, ya sabemos que el empleo por decreto no funciona. Y si alguien tiene dudas ahí están los pobrísimos datos de ocupación de agosto con el decretazo ya en vigor. Seguiremos mucho tiempo cojeando por culpa de un tejido productivo facilón, cortoplacista, de usar y tirar y que se desmorona a las primeras de cambio. También con el tiempo deberemos de empezar a asumir un nuevo cambio de paradigma y es que el trabajo será un bien escaso (incluso en tiempos de bonanza) que no puede ser satisfecho por la capacidad productiva de este país. Paradigma, por cierto, totalmente incompatible con la jubilación a los 67 años y que está a puntito de aprobarse.
-Se va a producir un cambio generacional en las empresas; todos aquellos trabajadores "caros" para las empresas van a tener que justificar su coste a diario porque sino a partir de ahora serán bastante más fáciles y baratos de reponer, o directamente, de acabar amortizando.
-Acarreará entre los trabajadores una mayor movilidad laboral entre empresas, para los trabajadores las salidas forzosas de la empresas van a ser bastante habituales (más en tiempos de crisis), lo que les obligará permanentemente a formarse para "seguir estando en el mercado".