El mercado del oro está dominado por 3 fuerzas fundamentales: por los bancos centrales, por los bullion banks y por la extraordinaria demanda de oro físico. Los dos primeros actores forman un matrimonio de conveniencia. Tienen intereses particulares y a veces se pelean, porque tras tantos años de casados se han vuelto un poco cascarrabias... pero los mantiene unidos un objetivo común: evitar que el hijo pródigo, que está en plena forma, los agobie con sus demandas de independencia. Y éste, como no podía ser de otro modo, se refiere a la fuerte demanda de oro físico impulsada por varios agentes del mercado.
La relación entre los bancos y el precio de oro, a estas alturas, es divergente. A los primeros les gusta lucrarse con él, siempre y cuando no suba demasiado. Sin embargo, antes de profundizar en la idiosincracia del mercado, me gustaría hablar del modus operandi de la bancos...
Lo que hacen los bancos, desde los albores del capitalismo, es multiplicar el dinero proporcionado por la base monetaria. Cogen el dinero de los depósitos y lo prestan, casi sin restricciones, una y otra vez. Como saben que la gente sólo reclama una parte muy pequeña de sus ahorros, prestan el resto en forma de créditos para financiar las actividades empresariales, la compra de vivienda, etc. Vamos a poner un ejemplo: Bancaja deja 200.000€ a un cliente para que se compre un apartamento en la playa... luego, la inmobiliaria que recibe el pago, lo deposita en el Banco de Valencia. El BV deja un 2% de esos 200.000€ en reserva; o sea, se guarda 4000, y presta el resto al ayuntamiento de Valencia para que se compre cuatro coches oficiales. La concesionaria ingresa el dinero en la CAM y ésta se guarda el 2% de los 196.000€ que todavía están en circulación. Luego la CAM... Bueno, mejor lo dejamos porque no quiero ni imaginarme en que prestó el dinero... Pero espero que se haya entendido como las entidades bancarias crean dinero de la nada. De este modo, mediante el sistema de la reserva fraccionaria bancaria, el crédito se extiende por toda la economía.
El problema de todo esto, es que cuando hay superabundancia de crédito, al final ciertos activos entran en burbuja. No voy a hablar del tema de las burbujas porque ya lo hice en el artículo anterior, pero sí me gustaría señalar que los bancos tienen una predilección: hinchar el sector inmobiliario. Ellos están detrás del boom de la vivienda en Estados Unidos, en España, en Irlanda... En los años que precedieron a esta crisis colosal, los bancos se las ingeniaron para extender el crédito más allá de las “limitaciones” del sistema de la reserva fraccionaria bancaria. Con el visto bueno de los bancos centrales diseñaron complicados productos financieros, conocidos como derivados, cuya puesta en marcha amplificó todavía más la oferta monetaria. A alguna mente pensante se le ocurrió empaquetar varias hipotecas en un solo producto, llamado CDO, que podía colocarse en los mercados financieros. Luego, empaquetaron varios CDO en un CDO2 y lo volvían a vender... llegándose incluso a confeccionar CDO3.
En fin, una locura. El experto en burbujas Charles Kindleberger avisó de los peligros inflacionarios de estas políticas al principio del proceso. Pero muy pocos le escucharon. Los bancos estaban embriagados por la euforia, la FED miraba para otro lado y a nadie parecía importarle que la tasa de ahorro de los ciudadanos hubiera caído a mínimos históricos. El desacoplamiento entre la economía real y la economía imaginaria de los mercados financieros no podía terminar bien... y el hijo pródigo se puso nervioso. El oro empezó a subir...
Como se observa en el gráfico, el oro sigue muy de cerca el aumento de la deuda. Cuando estalló la crisis subprime, el experimento montado por los bancos se desmoronó como un castillo de naipes. Las pérdidas por los impagos hipotecarios se amplificaron por el uso de los derivados, el crédito dejó de circular y la FED tuvo que acudir al rescate del sector privado como prestamista de última instancia. Imprimió dinero a raudales –quintuplicando la base monetaria-, y con él compró una gran variedad de productos financieros (fueran pagarés de empresa, cédulas hipotecarias, bonos del Tesoro...). Llenó las arcas de los bancos y se produjo una monumental transferencia de deuda privada, incolocable e incobrable, hacia el balance de la FED.
Esta política de imprimir papelitos para pagar las deudas, continúa a pleno ritmo 5 años después. Aumentar el circulante de dinero es una medida inflacionsita desde tiempos inmemoriales... pero no significa inflación inmediata, porque ésta también depende de la velocidad en que el dinero cambia de mano. En cualquier caso, el oro ha estado subiendo por las expectativas de inflación (que con toda probabilidad sufriremos en el futuro). Es el canario en la mina... Sin embargo, a pesar de la vigencia del QE3 y de otras estrategias inflacionistas que pretenden ampliar la oferta monetaria fuera del sistema de la reserva fraccionaria bancaria, como el shadowbanking, el oro se ha pegado un buen castañazo... Por qué? Kyle Bass no encuentra ninguna explicación y Paulson no ha vendido ni una mísera onza de oro a pesar de las cuantiosas pérdidas. La caída de la cotización va contra los fundamentales de la política monetaria y sugiere una gran manipulación, porque la impresión de dinero continúa a pleno ritmo. Por otro lado, el fuerte aumento de la demanda mundial tras el crash de abril (sobre todo en los países emergentes agobiados por la inflación de dólares), parece haber frenado la caída del oro-papel...
Francamente, no entiendo que pueda hablarse de burbuja del oro, cuando su demanda y las políticas monetarias de los grandes bancos centrales, no paran de echar leña al fuego para que suba. Luego, habría que preguntarse quién está detrás de las grandes ventas de hace dos meses... Para mi no hay ninguna duda que la orden vino de la FED, el BCE y el BoE. Esto es así, porque invertir en oro es una apuesta deflacionaria que va en contra de las políticas keynesianas que pretenden pagar las deudas aumentando el volumen de dinero circulante. Cuando se invierte en oro, el dinero sale del sistema y se vuelve improductivo. Las burbujas pierden gas y los bancos que están muy endeudados, se encomiendan al tío Ben para que los aleje del precipicio. Por eso no tiene nada de extraño que algunos bancos como JPMorgan o el HSBC, que son juez y parte del mercado del oro, se presten a las manipulaciones de la FED siempre y cuando ésta cubra sus pérdidas... porque en eso consiste su matrimonio de conveniencia. Ejecutan las órdenes, cambian las recomendaciones de sus analistas y presionan a la prensa económica para que extienda el pesimismo, lo cual retroalimenta la tendencia bajista del metal dorado.
Los límites de la manipulación del oro
La caída del precio del oro está limitada por la fortaleza de la demanda de oro físico y, también, por las características propias de su mercado.
La Fortaleza de la demanda
Muy a menudo escuchamos en la prensa opiniones “cualificadas” que nos advierten del peligro de la “burbuja del oro”. En su inmensa mayoría se trata de personajes relacionados con la banca, con los hedge funds que invierten en renta variable o, simplemente, de inversores que desean una corrección del oro para tenerlo en cartera. Roubini es uno de ellos... pero una flor no hace primavera y lo que diga este hombre, a estas alturas, carece de importancia porque sus pronósticos yerran más que una escopeta de feria. Sin embargo, como los media controlados por los bancos amplifican el mensaje por todo el globo, al final parece que la cosa va en serio... cuando en realidad sólo están dando su opinión.
Pero las opiniones hay que justificarlas... No es de extrañar que la cotización del metal dorado haya subido ininterrumpidamente durante 12 años; no sólo por la puesta en práctica de las políticas cuantitativas basadas en la impresión de dinero, sino porque han aparecido nuevos compradores en el mercado, que han dinamizado la demanda hasta límites insospechables. Ésta procede de los bancos centrales de los países re-emergentes (China, Rusia, Turquía, Thailandia y demás); de los inversores privados asiáticos que compran metales preciosos para defenderse de la inflación; de los ETF respaldados por oro físico –aunque sólo sea en un pequeño porcentaje-; etc.
Eric Sprott, que sabe mucho de estas cosas –el gráfico es suyo-, nos informa que la demanda anual de oro físico asciende a 3700 toneladas de oro; de las cuáles, 2300 proceden de la producción minera. Pues bien, la nueva demanda de los bancos centrales re-emergentes y demás, equivale a toda la producción minera. En realidad es incluso superior, porque el cuadro no contempla ni las inversiones de los millonarios rusos ni parte del consumo minorista de los países del golfo pérsico. O dicho de otro modo: la producción va por detrás de la demanda.
Esta situación es alcista para el oro, pero lo será todavía más si las mineras no consiguen levantar cabeza... Como se observa en el siguiente gráfico, los costes extractivos del metal dorado no han parado de aumentar. El encarecimiento del petróleo y los conflictos salariales, motivados por la inflación, están comprometiendo la rentabilidad empresarial.
La delicada situación de estas compañías se refleja en su cotización bursátil:
La mayoría, además, va cargada de deudas. Cuando una compañía ve disminuir su valor en bolsa, empeora su financiación y su relación con los bancos; porque éstos exigen mayores garantías para seguir prestando o, en su caso, para renegociar deudas pendientes. Normalmente estos conflictos se saldan con desinversiones por parte de las empresas afectadas. Con lo cual, se empequeñecen y pierden capacidad productiva... Por otro lado, si la caída del oro llega a los 1200 dólares la onza como pretenden algunos bancos metaleros, quedará comprometida la viabilidad del negocio y muchas mineras quebrarán. Lo cual haría subir los precios del oro físico... para mayor gloria o consternación de las entidades financieras.
Las limitaciones del mercado del oro
Actualmente hay tres mercados del oro: el Comex de Nueva York, la LBMA de Londres y el mercado de Shanghái. Los dos primeros controlan los precios de los metales preciosos y el tercero, con su fuertísima demanda, está presionando a la baja su cotización. Uno creería que tendría que ser al revés, pero no es así como están funcionando las cosas... El oro en occidente es más barato que en oriente. Lo es porque está sujeto a la manipulación de las entidades financieras que controlan su cotización. Y cuando una cosa es más barata en un lado y más cara, en otro, lo normal es que emigre hacia nuevos horizontes que reporten mayor rentabilidad.
Sin embargo, la situación es muchísimo más complicada de lo que parece. Para saber lo que está pasando, tenemos que analizar la idiosincracia del mercado.
El precio del oro -la referencia spot-, deriva del Comex, que es la bolsa donde cotizan sus futuros. No estoy muy puesto con el tema de los futuros, lo reconozco, pero cuando alguién compra sus contratos; en realidad, está comprando la posibilidad de recibir oro físico a su vencimiento. Sin embargo, como el 99% de los contratos nunca se ejecuta, el Comex sólo dispone de una pequeña cantidad de metales preciosos en su cámara acorazada para respaldar sus operaciones. Considerando el volumen total, claro está. Dichos metales son custodiados por varios bancos; sobre todo por JPMorgan y el HSBC. El metal custodiado está dividido en 2 categorías: el registered gold, que está allí para respaldar las entregas cuando los clientes deciden ejecutar los contratos; y el elegible gold, cuya propiedad pertenece a inversores ajenos al Comex, que le pagan por su almacenamiento y custodia.
Pues bien, de un tiempo a esta parte, los inversores han empezado a preocuparse por la tenencia de su oro físico; esté depositado en el Comex, en la LBMA o en la cámara acorazada de cualquier banco. Esta preocupación se ha extendido a algunos gobiernos y bancos centrales, que han iniciado los trámites para repatriar su oro (ahí tenemos a Venezuela, Alemania, Austria...). Probablemente porque saben que éste está emigrando a Asia.
Evolución de la prima a pagar en Shanghái en comparación con el precio de las acciones de SPDR 2005 – 2013
La intranquilidad de los inversores, está aumentando las peticiones de reembolso de los futuros en oro físico. Y de repente, las autoridades del Comex se preguntan si cuentan con suficientes existencias para cumplir con sus clientes. En marzo de este año -poco antes del mini crash del oro-, el primer banco holandés, el ABN Amro, envió una carta a sus clientes invertidos en oro-papel, para informarles que a partir de abril sólo reembolsarían los contratos con dinero. Naturalmente, esto equivale a un default en toda regla... porque se vulneran las condiciones del contrato a costa de los clientes.
Tras la espantada del ABN Amro y el aumento de requerimientos, tanto en el Comex como en la LBMA, mucha gente pronosticó la recuperación de la senda alcista del oro; basándose en la creencia de que los bancos metaleros irían de compras para dar la cara por sus clientes y, de paso, evitar que el tinglado de los ETF se viniera abajo. Sin embargo no ha sido así... sino todo lo contrario. JPMorgan, que lleva la voz cantante en esto, está cambiando la denominación de todo el oro que tiene en custodia; pasándolo de registered gold a eligible gold, con lo cual el Comex se queda “teóricamente” sin metal con que respaldar a sus futuros. Es increíble que esta maniobra sea legal... En cualquier caso, esto ha provocado la huida masiva de los inversores minoristas; porque temen quedarse atrapados en un mercado de papel y de promesas incumplidas, que cada día vale menos. De este modo, se ha producido una monumental transferencia de las posiciones cortas de los pequeños y medianos inversores, hacia los bancos metaleros.
Tras el cambio de denominación a eligible gold, el oro ya puede emigrar a Asia sin problemas. De este modo, los bancos obtienen cuantiosas plusvalías con el carry trade; es decir, jugando con la diferencia de precios entre un lugar y otro.
Pero hay más... La salida del oro del Comex y de la LBMA debería mejorar su cotización, debido a su escasez. Pero eso tampoco está sucediendo... Para mi, sólo tiene una explicación: los bancos centrales occidentales están cediendo su oro a los bancos metaleros. Con lo cual, se evitan las “fastidiosas” interrupciones del flujo de oro que podría alterar su precio.
No es una idea descabellada. En realidad era la política habitual en los años 60. Y muy recientemente hemos sabido que el banco de Bélgica ha prestado veintitantas toneladas de oro a las entidades financieras, a cambio de 1% de interés. Con estas medidas, los bancos centrales keynesianos no sólo recapitalizan indirectamente a sus bancos, sino que ahuyentan el fantasma de la deflación asociada a la inversión en oro. El problema de fondo, sin embargo, es que el oro que se va a Asia nunca volverá... porque los chinos, thailandeses, vietnamitas, indios y demás, sólo quieren entregas físicas. Y en occidente, éstas ventas procedentes de los bancos centrales están agravando la situación de backwardation del oro de la que hablaba Llinares en la última entrada de su blog.
Se está preparando una tormenta perfecta. El hijo pródigo podría dar un puñetazo en la mesa, e irse de casa...
Saludos a todos. Me tomaré el vino de Rankia a vuestra salud!