La sociedad actual es demasiado dependiente del petróleo. Y eso no va a cambiar en los años venideros.
Tony Blair, ex premier británico y hazmerreír de la socialdemocracia europea
En cierto modo el concepto del “Peak Oil” es una entelequia. Lo es porque todavía queda mucho oro negro en el subsuelo. El problema es que su extracción se encarece a un ritmo vertiginoso a medida que disminuye la presión en la roca madre que lo contiene; porque la mayoría de campos petrolíferos son muy viejos y porque hace años que las compañías no encuentran ningún yacimiento colosal como los de antaño. Sólo los venezolanos, los kuwaitíes, los iraníes o los saudíes disfrutan de pozos relativamente jóvenes donde la extracción es sencilla y barata. Los demás tienen que conformarse con las sobras: con las arenas bituminosas canadienses; con el petróleo de esquisto estadounidense o los nuevos yacimientos de alta mar de Brasil o del golfo de México.
Esas “sobras” son muy caras y al precio actual del barril, casi todas las compañías petroleras están perdiendo un montón de pasta. Christophe de Margerie, director ejecutivo de Total, explicó recientemente como ve las cosas: Nosotros no lo sabemos todo, pero de reservas de petróleo y de producción sabemos mucho. Y es nuestro deber decir claramente… que la industria no puede producir más de 90 millones de barriles al día. Lo que ocurrirá muy pronto es que el suministro de petróleo no cubrirá la demanda. Hay reservas de crudo, pero hará falta invertir varios miles de millones de dólares para poder conseguirlas. Más claro el agua… Al menos Margerie es sincero: Todos pensamos lo mismo. El tema es si lo decimos... Tarde o temprano tendrán que decir la verdad y asustar a los inversores, a los banqueros y a los políticos que viven en en el mundo de “Alicia en el País de las Maravillas”. En realidad, todo apunta a que la producción está a punto de desplomarse. Las señales son preocupantes: los yacimientos envejecen; cada año se cierran más pozos de los que se abren; falta personal cualificado para encargarse de las explotaciones en alta mar, etc. De momento las compañías mantienen la compostura porque la Gran Recesión ha rebajado la presión por el lado de la demanda y porque los bajos tipos de interés patrocinados por los Bancos Centrales han mejorado su financiación a crédito.
Sin embargo nos hallamos en la calma antes de la tormenta. Fíjemonos en otros indicadores… Por ejemplo en la Tasa de Retorno Energética o TRE. En la década de 1930, con la energía proporcionada por un solo barril podían obtenerse 100. Así pues la TRE era de 100/1. Hoy en día es inferior a 10/1 y en el supuesto del petróleo de esquisto estadounidense la relación es de 5/1. O dicho de otro modo: cada vez necesitamos más energía y más capital para extraer el crudo que queda en el subsuelo. En los últimos 10 años el precio del barril se ha triplicado mientras la producción se estanca o cae ligeramente.
Los gastos de las principales compañías petroleras se disparan –en rojo- y la producción decae –en gris-
Los mayores costes se producen en el área del upstream (en la exploración y explotación de los campos). Suponen 1 billón de dólares al año y empujan hacia arriba el precio del barril. Aunque no tanto como la industria querría; ya que su cotización está siendo manipulada a la baja por los secuaces de los grandes Bancos Centrales. Actualmente el Brent oscila entre los 105 y 110$/barril –el West Texas un poco menos-. Esto supone una desaceleración del crecimiento mundial entre un 1 y un 2% al año. Si el Brent escalara hasta los 120$ la “supuesta recuperación” se frenaría en seco; y si ascendiera hasta los 140 o 150 el mundo se hundiría de nuevo en una profunda recesión. Es así porque somos petróleo-dependientes. Fíjemonos por ejemplo, en el sector inmobiliario. El mercado de la vivienda no puede tolerar un petróleo a 140$/barril porque sinó revienta. Ese precio lo vimos en 2007 y ya sabemos lo que pasó… Crisis subprime en Estados Unidos y fin del idilio español con el ladrillo. Tampoco lo puede tolerar el sector financiero y estoy seguro que muchos bancos como J.P.Morgan o Goldman Sachs están colaborando con la FED o el BCE para deprimir los precios mediante la manipulación de los contratos de futuros.
En cualquier caso, a diferencia de 2007 ahora estamos bastante peor. En los últimos años los costes relacionados con el upstream corren muchísimo más deprisa que el precio del barril. Steve Kopits –uno de los mayores expertos mundiales en el mercado petrolífero-, señalaba hace poco que éstos crecen a un ritmo del 10% anual. El aumento del gasto es insoportable y muchas compañías están desprendiéndose de sus activos menos rentables para obtener ingresos con los que poder pagar el dividendo que requieren sus accionistas. La venta de activos es una tendencia generalizada en todo el sector. Y augura una gran caída de la producción a medio plazo. Gail Tverberg cree que la veremos en un año o dos… Tras lo cuál, no importa lo bajos que estén los salarios y lo tocado que esté el consumo, sufriremos un encarecimiento repentino del coste de la vida.
Es gracioso porque desde que comenzaron los problemas en Ucrania, he leído la opinión de varios analistas pro yanquees que acusan a Rusia de haber provocado el estallido de la crisis porque ansia subir el precio del petróleo para salvar a su industria. Sus artículos pululan por la páginas de El Mundo y El País. No hay que ir demasiado lejos para encontrarlos… Dicen que las petroleras rusas necesitan el precio del barril a más de 100$ para salvar los muebles. Desde luego mienten cuando culpan al Kremlin de todos los males –al fin y al cabo, norteamericanos y europeos promocionaron el golpe de Estado antidemocrático que echó a Yanukovich del poder-; otra cosa muy distinta, es que ahora Vladimir Putin esté intentando pescar en río revuelto. Ahí sí tienen parte de razón… Pero oye: ¡todo el mundo necesita al oro negro por encima de los 100 dólares! No seamos ilusos:
Véase que la mayoría de las compañías tienen problemas para cumplir con sus accionistas e inversiones al precio actual del crudo –Fuente: Goldman Sachs-
Los rusos necesitan que el precio del barril alcance los 115$, los estadounidenses lo quieren ver a 130$ y los brasileros a 150. Lo de Brasil es tremendo porque la segunda petrolera del país, OGX, ha quebrado; y también porque Petrobras está drenando los recursos del Estado para sostener la producción de sus pozos en alta mar. Y luego ya se sabe; suben las tarifas del transporte para paliar parte de las pérdidas… Con un petróleo tan caro, a nadie debería extrañarle que su burbuja inmobiliaria esté reventando y que las obras para las Juegos Olímpicos de 2016 estén acumulando un retraso colosal que lleva de cabeza a los miembros del C.O.I. Asimismo, el malestar social por el aumento de la inflación nos augura un mundial muy calentito… Y no precisamente por las caipirinhas, la samba o el calor del trópico.
La caída de la producción petrolífera podría acelerarse si los Bancos Centrales suben los tipos de interés para retirar parte de la liquidez inyectada con los QE. Eso encarecería la financiación a crédito y pondría en apuros a un montón de multinacionales del sector. Aunque la restricción en la oferta de crudo también podría producirse por la vuelta de China a los mercados cuando su economía deje de ralentizarse. Quién sabe… De todos modos una cosa es segura: no hay suficiente petróleo en el mundo para sostener un crecimiento vigoroso del PIB que permita pagar las deudas occidentales. Los peces gordos lo saben. Quizá no Mariano Rajoy; pero sí lo sabe Obama, Yellen, Draghi, Merkel y demás. Y por supuesto, lo saben los chinos y Vladimir Putin. Porqué sino estos últimos están comprando oro como posesos? La situación es realmente endiablada porque cuando la economía empiece a calentarse a medida que fluya el crédito bancario, los precios de los hidrocarburos subirán. Las cosas irán bien por un tiempo, pero cuando el oro negro alcance los 150 o 160$/barril… Entonces: ¡zaska! Vuelta a la recesión.
La situación de las mineras
El encarecimiento del precio de la energía está machacando la cuenta de resultados de las mineras. Me refiero al petróleo, claro está. Y más concretamente al precio del diésel. Aunque como veremos, eso sólo explica la mitad de los problemas por los que atraviesa el sector.
Debido a mi sesgo goldbug, sólo voy a enfocarme en la minería de metales preciosos. Pues bien, desde 2005 el consumo de diésel se ha disparado y la producción ha caído.
Datos reportados por el Informe SRSrocco
Parece un sinsentido, no? En sólo 8 años la industria ha doblado el consumo de carburante sin conseguir aumentar la producción. Vamos, un desastre. Así pues el incremento del gasto energético se debe a: 1) la subida del precio del barril experimentada en los últimos años (el galón de diésel ha pasado de 1’31$ en 2002 a 3’92$ en 2013); y 2) al aumento del consumo de carburante.
Quizá os cueste creer lo que os voy a decir… Pero la razón de este dispendio energético se debe a que la mayoría de las minas están llegando al final de su vida útil tras décadas de explotación. La historieta esa de que la producción mundial de oro aumenta a un ritmo del 2 o 2’5% anual es una “bacalá infame”. El consumo de diésel está aumentando porque las mineras tienen que perforar a mayor profundidad para obtener el ansiado metal. Esto les obliga a procesar mayores volúmenes de tierra que incrementan los costes finales de la extracción. Es curioso porque las mineras y las petroleras tienen un problema similar; su actividad se encarece a medida que los recursos naturales se agotan.
La caída de la productividad a lo largo de la historia es inapelable. Si en 1800 la minería de oro entregaba entre 25 o 30 gramos por tonelada; hoy en día se celebra con champán cualquier cifra que pase de 6. Desde luego producimos mucho más que en el pasado, pero la productividad sigue cayendo a pesar de que nos gastamos un dineral en explotaciones a cielo abierto que consumen cuantiosos recursos energéticos. El ejemplo más llamativo lo tenemos en Sudáfrica. Durante casi un siglo fue el líder indiscutible de la producción aurífera mundial. Sin embargo ahora sus minas están exhaustas y los empresarios tienen que recurrir a polémicas rebajas salariales para reducir los costes del negocio.
Entre 2005 y 2012, la productividad de las 5 mayores mineras pasó de 1’68 a 1’22 gr/tn –un descenso del 27%!-. Esto significa que para producir lo mismo, tienen que procesar mucho más mineral. Lo cuál dispara el consumo de diésel… Veamos como le está yendo a la mayor minera de oro del mundo:
Para duplicar la producción en 13 años, BG ha tenido que sextuplicar el procesado de desechos
En cuánto a la productividad, cae cómo en todas partes. Así son las leyes que rigen la explotación de los minerales… Si en el año 2000 producía un promedio de 5’47gr/tn, el pasado año la cifra se redujo hasta los 1’43.
Y tampoco les está yendo mejor a los 6 mayores productores de plata:
Procesan el doble de desechos para producir sólo la mitad (onzas por tonelada)
Es evidente que las mineras se enfrentan a un problema morrocotudo. Como las petroleras, están cerrando las explotaciones menos rentables para cuadrar las cuentas y evitar los números rojos. Todo eso augura una gran caída de la producción. En el caso de las materias primas ad hoc, como el cobre, el aluminio o el hierro, la industria está ajustando su oferta a la demanda mundial –que anda renqueante desde que China se ha ralentizado- y no se esperan grandes subidas de precios a pesar del incremento de los costes. Respecto al momento actual del oro y la plata la película es muy diferente. No tiene nada que ver. Pues la producción cae en un momento en que la demanda está desbocada. Fenómenos ya comentados en este blog como el backwardation de los contratos de futuros, el GOFO en la LBMA o las primas que se pagan por el metal aúreo en Asia, nos refieren a las estrecheces del mercado.
En un entorno normal que cumpliera a rajatabla la relación entre la oferta y la demanda, la cotización del oro sobrepasaría holgadamente los 2000$/oz. Y ahora sólo está en 1300! Sin duda porque el precio está manipulado. Alucino con la gente que lo niega… Está manipulado porque su precio no refleja la fuerza de la demanda; ni su valor intrínseco (nunca ha sido tan caro producirlo); ni el crecimiento desorbitado de la deuda y un montón de cosas más.
Desgraciadamente, hasta que no terminen los QE y suban los tipos de interés, parece difícil ver grandes subidas en los metales preciosos (aunque no es una afirmación absoluta…). Esto es así porque la flexibilización cuantitativa fomenta la especulación y genera altísimos rendimientos de capital que no encontramos en la economía productiva. El juego está en el casino, no en la feria agrícola del pueblo. Esta dinámica restringe el crédito, reduce las transacciones comerciales y empeora la caída de la velocidad del dinero. Es una pésima noticia para todos los productores; sean petroleras, mineras o agricultores –también para los transportistas-. Si a esto le añadimos otros imponderantes como el envejecimiento de la población o la caída de los salarios, la tendencia no puede ser más deflacionista. Para los productores es una tragedia porque no pueden repercutir en el precio final el sobrecoste de la factura energética. Como consecuencia de todo esto, el negocio se está empequeñeciendo y si algún día llega la susodicha recuperación… la presión de la demanda sobre una capacidad productiva muy deprimida, terminará provocando violentos brotes inflacionistas.
Por eso creo que los precios actuales del oro y de la plata son muy “apetecibles”. Aunque si el BCE mete el QE a la europea… Puede que la cotización caiga un poco más a pesar del subidón inicial. Que está barato está fuera de lugar. El poder de compra de una onza de oro respecto al barril de petróleo nunca ha estado tan bajo; ya que con una onza sólo puedes comprar 14 barriles. Cuando lo normal seria que esa relación se ajustara a la media histórica de 22/1.
Otro modo de verlo, respecto al oro, es que el petróleo está carísimo! Sin embargo esto no es sostenible. Tarde o temprano el crudo continuará con las subidas y el metal dorado lo acompañará en la subida.
Un abrazo amigos/as!!