La misma demagogia de siempre. Para El Mundo, la concentración de la Iglesia en Madrid para celebrar el día de la Sagrada Familia (con cameo de Ratzinger incluido) es un acto profético que consagra a la derecha ideológica española como la salvadora de los grandes valores y, por tanto, digna de ganar las próximas elecciones generales. Para El País, en cambio, el encuentro es una excusa para protestar contra la laicidad del Estado, meter miedo a las masas y volver a exigir un protagonismo para los católicos y, especialmente, para su jerarquía.
No quiero salirme de la materia principal de este blog, que es la economía desde sus dos enfoques: desde el satélite (macro) y desde la lupa microscópica (micro). Una mirada global, desde el helicóptero, hoy sólo nos llevaría a la confusión y al error. Que no, Pedrojota. Que ese millón y medio no son votos ni lectores. Ni ovejas acríticas, señores herederos de Polanco. Así que hablemos desde la economía de bolsillo, ya saben, la del ama de casa haciendo malabarismos para cuadrar el presupuesto. La del currante que ve que su salario va directo a engrosar las arcas del banco, repletas de intereses a cobrar mensualmente por hipoteca. Y la del becario seiscientoseurista que ni siquiera se plantea salir de casa de sus padres.
Porque, señores del PP. Ustedes se pasaron sus ocho años de gloria diciendo cosas muy bonitas sobre la familia. Y la familia, mientras tanto, os estaba haciendo los deberes. España iba bien pero la familia iba bien jodida para poder mantener a la generación X bien calladita en casa, con sus contratos basura o sus becas de prácticas. Por cada punto que subía la vivienda también crecía el abismo de separación entre clase media baja y alta. Los primeros sudando la gota gorda y los segundos bien servidos a golpe de revalorización mental de ladrillo. Ese que decíais que era el motor de la economía, que daba de comer a no sé cuánta gente y aumentaba la riqueza financiera de los españoles y las españolas -así como la intención de voto, claro-.
Y es que la familia tradicional, la de toda la vida, más cercana al modelo cuéntame que al modelo serrano, es la que soporta el paro, la inflación, la precariedad laboral, las dificultades de acceso a la vivienda, el consumo desmedido en Navidad, la foto de las rebajas de enero, y un largo etcétera lleno de casuística sociológica. Por tanto, señores del PSOE, no se me equivoquen de enemigos, que si en algo tiene razón la Iglesia es en apoyar a la familia. Gran error dejar a Rouco solo defendiendo la causa con su talante y su capacidad para explicar lo que es bueno y malo.
No os creáis, amigos Zapatero y compañeros, que los 2500 son suficientes. De momento, sólo han servido para poner rojos de vergüenza a los de la bancada contraria. Aunque no comparto al 100% lo que dice, el artículo La Política Social no es un cheque merece la pena ser leído y guardado en mi hemeroteca particular. Así pues, no se olviden de incluir -como Dios manda- el apartado Familia en su programa electoral y tapen, de paso, unas cuantas bocazas el 9 de marzo.