Creo que hay algo en lo que todos (empresarios, trabajadores y políticos) estamos de acuerdo: nuestro mercado laboral es una basura. Me permitís que lo diga de forma tan bruta. En gran medida es un reflejo de nuestro modelo económico: España es una gran superficie, funciona por volumen, no por valor. Así que estamos condenados a un mercado laboral low-cost, apañadito, cortoplacista y de calidad justita. Y esta es la base de lo que algunos llaman competitividad.
Nuestra legislación laboral y nuestro sistema judicial son muy generosos con el trabajador pero a la hora de reclamar algo, el currante tiene que montárselo en plan The Punisher si quiere llevar una denuncia hasta las últimas consecuencias. A la vez, el empresario tiene un buen número de instrumentos para cubrir sus necesidades productivas sin arriesgar demasiado el tipo pero, paradójicamente, nunca utiliza esos instrumentos y opta por el fraude de ley. ¿Os suena el 6+6+indefinido? Y eso que el empresario cuenta con un estupendo período de prueba que puede durar hasta 6 meses, en ese tiempo el despido es super-libre y mega-gratuito. Con derecho a patada. Pues no, muchos empresarios parecen sentir placer en no utilizar la flexibilidad del sistema y salirse haciendo trampas. Por puro deporte. Como esos genios de la gestión laboral que cuando necesitan a un pavo muy especializado lo buscan recién salido de la Universidad, para hacerle un contrato en prácticas, como está mandado. Los contratos fijos discontinuos y los de tiempo parcial siguen desaprovechados. Y por una mísera bonificación, algunos son capaces de subir a un andamio a un señor en silla de ruedas.
Bueno, bueno, hoy estoy irreconocible. No me suelo meter con los empresarios, la verdad. A lo que voy es que nuestro marco laboral tiene muchas normas, muy pocas garantías y nada de sentido común. Y de éste, muchos trabajadores no van muy sobrados. ¿Quién no ha oído decir a un compañero que si a la empresa le va mal es problema de ella? No hace falta ser un capitalista asilvestrado para entender que a todos nos interesa que el negocio funcione. Pues bien, yo no creo en ninguna reforma que proponga crear normas nuevas, premiar malas prácticas empresariales o imponer a las partes cómo tienen que negociar y a qué nivel. Y es que a sus Ilustrísimos Representantes les encanta pensar que nos están haciendo un favor. Pero la realidad es que a la mayoría de las pymes les trae sin cuidado lo que proponga la CEOE, porque a ellas no les beneficia su marco de relaciones laborales. La verdad, no veo al carpintero del barrio entregado a la tarea de negociar condiciones personalizadas para sus trabajadores.
Bien. Hasta aquí mi versión de los hechos, ahora vamos con propuestas concretas:
1.- Suspender toda clase de reforma laboral hasta que la economía no registre una tasa de crecimiento del 2%. Lo sé, esta idea desafía a la ciencia económica, que dice que para crear empleo hace falta que la macro vaya por delante. Osea, que yo desplumo a mis gallinas pero espero que las del vecino sigan poniendo huevos... Pues no. El que quiera huevos ya sabe lo que tiene que hacer. Y cuando haya huevos, no antes, hablamos de reducir costes en el gallinero. Si lo que queremos son medidas paliativas durante la crisis, aquí hay algunas ideas.
Una vez que hemos salido de la crisis, al menos a nivel macro, nos metemos con el marco laboral.
2.- Menos diálogo y más decisiones. Sus Ilustrísimos Representantes no tienen un solo incentivo para ponerse de acuerdo. Y si lo hacen no suele servir de mucho ni para los representados ni para el sistema. Si quieren ejercer sus legítimos derechos a protestar, que lo hagan con sus propios recursos.
3.- Contrato indefinido único con despido libre y precio pactado de antemano con el trabajador. El contrato natural en cualquier empresa es el indefinido, y éste es el que hay que favorecer, desjudiciándolo al máximo y modulando su coste. Mismo contrato para los funcionarios y personal fijo del sector público. El precio del despido se planteará como parte de la remuneración variable del trabajador (participación en beneficios, por ejemplo) y no como una penalización al empresario. ¿Demasiado liberal? A ver qué os parece la siguiente.
4.- Contrato temporal único con indemnización de 20 días de salario por año trabajado. La temporalidad, además de ser mala para la economía, tiene un coste de oportunidad mayor para el trabajador, ya que está apostando por una empresa que sólo requiere sus servicios por un tiempo determinado. Aquí sí tiene sentido fijar una compensación al trabajador al finalizar el contrato y parece razonable equipararla a la actual indemnización por despido objetivo. Todos los contratos temporales deberán especificar claramente la fecha de finalización. Algún empresario me acusará de inflexible. Pero creo que una cosa es la flexibilidad y otra la falta de planificación.
5.- Sustituir el sistema actual de protección por desempleo por un programa de créditos blandos. Osea, dotar una especie de FROB para que los desempleados puedan obtener recursos y reponerlos, tras un período de carencia, en las condiciones que se considere conveniente. ¿Os vale como versión capitalista de la renta básica? Veamos:
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El Fondo podría tener una dotación inicial procedente de los Presupuestos Generales y de las cotizaciones por desempleo. Si el sistema funciona correctamente y se reduce el número de desempleados, tal vez se podrían recortar o eliminar las cotizaciones empresariales por este concepto.
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El trabajador que quede en desempleo podría acceder a los recursos del Fondo hasta un límite de crédito del que podrá disponer cómo y cuándo quiera.
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El límite de crédito no dependería de la base de cotización sino de los años trabajados.
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El límite de crédito se podría ampliar para ser utilizado en un proyecto de autoempleo o en formación.
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El crédito se irá reponiendo en cuotas mensuales de acuerdo con unas condiciones razonables de plazo e interés, nunca superior al tipo oficial del euro.
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No se podrá acceder por segunda vez al Fondo hasta que el crédito anterior haya sido repuesto.
6.- Suprimir los Servicios Públicos de Empleo. En su lugar, personas físicas o jurídicas podrán recibir autorización para prestar servicios de intermediación, colocación y formación para desempleados (y cobrar por ello, claro).
Todas estas propuestas necesitan un cocinado adicional, por supuesto. Pero hay que tener muy claro que LA REFORMA DEL MARCO LABORAL NO NOS VA A SACAR DE LA CRISIS. En todo caso nos puede ayudar una vez que salgamos de ella, para consolidar el crecimiento futuro. Y lo que nos están vendiendo en los últimos tiempos no son soluciones, son parches. Si nos ponemos a reformar, que sea de raíz.
No sé cómo lo veréis vosotros, espero impaciente vuestras aportaciones sobre el tema.
Próxima semana: La asignatura de Economía en el sistema educativo español.
Saludos.