Desde que se publican los resultados de la Encuesta de Población Activa en la que salen los famosos 6.200.000 parados, no ha parado un clamor de personas que no se creen los datos, en el sentido de que son mucho menores al no tener en cuenta la economía sumergida. Por tanto, toca hacer unas cuantas precisiones para tratar de aclarar algunos puntos básicos.
El primer punto que me gustaría aclarar es que los resultados son los de una encuesta, y en consecuencia estamos ante cualquier cálculo estadístico, lo que significa que evidentemente los datos no son ciertos, ni exactos, sino que son una estimación en base a las respuestas a un cuestionario a una muestra de la población española, que luego se extrapola al total. Sin embargo, con un mínimo de calidad, las encuestas tienen la suficiente representatividad, y en este caso, la calidad creo que nadie la pone en duda, (referidas a diseño y tamaño de muestras, cuestionarios,…).
De la misma forma, conviene aclarar también que la gran ventaja de las encuestas es que salvan las limitaciones de los datos oficiales. Es decir, una encuesta siempre tendrá mayor error que un sistema de contabilización, pero es necesaria cuando por alguna razón los datos oficiales no estén disponibles. Por ejemplo, todo el mundo entiende que entre la APE y el dato de demandantes de empleo inscritos en los servicios públicos de empleo, tenemos una diferencia clara que son aquellos demandantes de empleo, parados, que no estén inscritos en el INEM, (entre otras diferencias).
Este punto es especialmente importante cuando tratamos de explicar la problemática de la economía sumergida. Lo primero que tendrán que tener en cuenta los que explican el dato de los 6.202.000 parados en la EPA afirmando que en realidad son un número inferior debido a la existencia de la economía sumergida, es que precisamente las encuestas se refieren precisamente a este caso concreto. Es decir, si usamos una encuesta en lugar de un dato objetivo, es precisamente por las limitaciones de los registros oficiales, que por definición no tienen en cuenta los empleos no legales.
Este argumento no se sostiene, tanto si analizan las definiciones de la EPA, (en la página 11), o en el cuestionario de preguntas a los encuestados, (en el siguiente link), donde se define a los que trabajan como las personas que han realizado algún trabajo, percibiendo algún tipo de remuneración por ello. Esto es importante porque realmente una persona que esté trabajando en negro, será trabajador cuando conteste con la EPA, (y marcará “contrato de tipo verbal” en el tipo de contratación), pero no será trabajador en los registros oficiales. Esto quiere decir que a los 6.202.000 no hay que quitarle los trabajadores en negro.
Es más si queremos buscar los trabajadores en negro, yo comenzaría partiendo del dato de ocupados que me facilita la EPA, (16.634.700 personas), y el dato que ofrece la seguridad social (16.181.275 personas a 31 de marzo de 2013). Por supuesto hay que hacer unos cuantos ajustes en función de distintos tamaños de la muestra, pero si nos damos cuenta los cerca de 500.000 ocupados en la EPA que no están en la Seguridad Social son un punto de partida para entender la importancia de la economía en negro y empleo en negro.
Pero es que además del escaso sentido en lo referido a metodología, la afirmación de que el dato del paro está hinchado, no responde a la mínima lógica, sobre todo cuando los esfuerzos de los sucesivos gobiernos se basan precisamente en lo contrario, es decir, a reducir los datos del paro.
¿Cómo va a mentir el gobierno exagerando los datos del paro, cuando no hace otra cosa que eliminar parados del INEM vía introducción en circuitos de cursos o varios subterfugios para que no computen?. Esta tendencia se encuentra también en la definición de parado, que es aquella persona que no trabaje, (obvio), pero que además cumpla dos requisitos adicionales: que haya tomado medidas concretas para buscar trabajo o gestiones para establecerse en el mes anterior y que esté disponible para trabajar en algún momento dentro de las dos semanas.
Curiosamente en esta situación no se encuentran unos cuantos parados de los inscritos en el inem y en particular aquellos que se han desanimado o los famosos Ni-nis, y el efecto de esto es reducir la tasa de paro. Dicho de otra forma, no tiene sentido que se trate de reducir estadísticamente la tasa de paro, y se acusa de manipular al alza, sobre todo cuando además en la encuesta nos encontramos con 2.467.700 personas más que se encuentran en la categoría de “subempleo”.