Lo realmente grave de las batallas libradas en pro de la generación de opinión favorable a según qué intereses, es que a veces llegamos a torturar tanto la realidad y los conceptos que se traspasan los límites de la realidad.
Este es el caso de un artículo de opinión de Juan Carlos Arce, en el economista, que en su calidad de académico de la Universidad Autónoma de Madrid, nos habla de la conveniencia de una reforma de la seguridad social, y más concretamente de aquella que vincule las pensiones con la esperanza de vida y la situación económica.
Empezando por el final, nos cuenta que el hecho de que “es evidente que las crisis económicas y de financiación suelen enfrentar a los poderes públicos con este ejercicio de esquizofrenia: corregir las desigualdades y atribuir prestaciones sociales de seguridad social pero, simultáneamente, vigilar que el sistema, en su conjunto, sea sostenible, reduciendo al mismo tiempo el gasto o limitando el acceso a esas mismas prestaciones.”
Es decir, que por un lado los estados deben procurar unos determinados ingresos a los ciudadanos, y por otro lado deben quitárselos para “garantizar la estabilidad del sistema”; por esto propone que las reformas incluyan “estabilizadores automáticos”. Quizás al leer el párrafo pasado, no se habrá dado cuenta de la perversión del lenguaje. Pero tiene truco, (vaya si lo tiene), y es fácil de explicar, por lo menos para un economista.
El concepto “estabilizador automático”, es un concepto que surge precisamente para proteger a los ciudadanos en épocas de rentas bajas, mientras que frena la euforia en épocas de expansión. Todos conocemos el subsidio de desempleo o incluso las pensiones, que son perfectos ejemplos de estabilizadores automáticos, de tal forma que además de funcionar con cierto carácter redistributivo, lo que consiguen automáticamente es que las personas con rentas bajas se vean más beneficiadas que aquellas de rentas altas, (que incluso se ven perjudicadas). Por tanto, el concepto estabilizador es una parte de un sistema que busca amortiguar el impacto de los ciclos económicos o simplemente vitales, (en el caso de las pensiones), para conseguir una cierta estabilidad en cada una de las personas.
¿Cómo encaja la denominación del concepto “estabilizador automático”, con un sistema que dependa de la bonanza de la economía?. Es fácil entender que una medida que lo que hace es proporcionar mayores recursos a los ciudadanos cuando la economía va bien, mientras que detrae recursos cuando la economía va mal; o incluso que proporciona mayores recursos a los ciudadanos en aquellas épocas en las que tienen una mejor renta, y le penaliza en los momentos que tiene menos renta, es claramente pro cíclica, o dicho de otra forma, el concepto que pide como estabilizador automático es exactamente lo contrario a un estabilizador automático.
Por otra parte, la otra burrada de la ecuación es aquello de poner a los ciudadanos, (y concretamente a los más vulnerables) a garantizar la estabilidad del sistema, cuando cualquier economista sabe, (o debería saber), perfectamente que la única razón de este sistema es amortiguar las variaciones a los ciudadanos, (es decir, contribuir a la estabilidad de la demanda interna o clase media). Y esto es lo contrario a lo que nos dice Arce en ese panfleto; no existiendo aquí tampoco lo del orden de los factores. De hecho, la tontería de la idea se debería ver de una forma muy evidente para todo el mundo.
¿Cómo va a ser que cargarse las pensiones, sirva para salvar el sistema de pensiones?. Está claro que si no se pagan las pensiones, el sistema de pensiones no tendrá problemas financieros, pero en este caso será completamente inútil. Así de simple.
Demasiados errores, para el uso tan habitual de la palabra científica en post como estos; que está claro que sólo se usa para dar una fuerza que lleve a no pensar, (primer requisito para que esto cuele).
Y aparte de demasiados errores, demasiadas mentiras, como cuando nos cuenta que no es cierto que la reforma de las pensiones planteada reducirá las pensiones. De hecho, nos lo cuenta perfectamente; si vivimos más años, al final resulta que cobraremos lo mismo, de tal forma que no habrá rebaja de pensiones. Por supuesto, pasa por alto el hecho de que la esperanza de vida es un concepto que se ve muy afectado por la mortalidad infantil, (Si una persona muere al nacer y otra muere a los 80; la esperanza de vida será 40; pero si las dos personas sobreviven a la niñez, y mueren a los 80, resulta que la esperanza de vida pasa a 80, pero esto no significa en absoluto que los trabajadores vivan más años después de la jubilación). En este caso, resulta que cobrarían menos, porque a la hora de repartir el total de la subvención entre los años teóricos, se percibiría una pensión menor cada mes.
Pero es que además parece no entender que aunque el argumento fuese correcto y se viviesen más años, resulta que esto implica que cada persona tendrá que comer más días, tendrá que pagar más facturas. Por tanto, evidentemente la situación empeorará; bien lo mire, mes a mes, con unos ingresos menores para gastos crecientes, o poniéndome en lo mejor de su razonamiento, considerando que vivirá más, lo que supondrá más gastos para los mismos ingresos.
¿Esto no lo sabe todo un profesor de trabajo y seguridad social universitario?. ¡vamos!