Uno de los mantras con los que se trata de justificar una autentica salvajada, (asumir una deuda de 3.000 millones más lo que venga a cambio de nada, y entregar una parte de las autovías) es aquel que nos dice que hay que hacer lo necesario para salvar el modelo concesional para la creación de infraestructuras que es un completo éxito. Como todos los mantras depende de que directamente no se cuestione, por muy obvio que sean las contradicciones inherentes a definir como modelo de éxito un modelo quebrado.
Pero más allá de la perogrullada de no dudar del éxito de un sistema, ni tan siquiera cuando se derrumba, quizás deberían explicar mejor en que estriba el éxito del sistema; y en particular deberían explicarse una serie de cuestiones para que lo entendamos.
Considero imprescindible centrarnos en el objetivo y entender que las infraestructuras y carreteras son para que nos podamos mover (y mover las mercancías) de la forma más eficiente posible; (entendiendo como eficiencia el resultado de una ecuación de coste, seguridad y rapidez). En la medida que se consiga este objetivo y no otro, tendremos la medida del éxito, (por lo menos el confesable).
¿Cuál es la realidad de la situación?. Pues que tenemos una situación en la que los tráficos en las infraestructuras construidas mediante el modelo citado se desploman, mientras que las vías en peores condiciones se saturan, y todo ello debido a que la demanda no puede asumir el coste de estas infraestructuras que es superior al coste de construir y mantenerlas en el resto de la Unión Europea, donde además parten de unos costes y salarios sensiblemente superiores.
Tenemos autopistas seguras, pero la gente y los camiones abarrotan unas carreteras peligrosas, con falta de mantenimiento y en las que las pocas inversiones que nos encontramos son restricciones para tratar de hacer más atractivas las vías de pago.
Por si fuera poco, tenemos en este modelo una fuente importante de corrupción y corruptelas varias, a través de todo un entramado de contratos y negociaciones de todo tipo, que afectan a todo el que está metido en este fregado, que por cierto son las que explican que nadie alcance a dudar del modelo, zanjando la discusión con la coletilla que da título a este post.
La realidad es que el modelo concesional y de construcción de infraestructuras es un desastre desde todos y cada uno de los puntos de vista económicos que nos podemos encontrar. Ni se construye barato, ni se construye lo eficiente, ni se puede usar lo mejor disponible, que además se ha de pagar, ni se mejora la competitividad. El único beneficio es que tenemos unas grandes empresas que consiguen unos beneficios ingentes derivados de esta situación, lo cual por cierto los salva temporalmente de una quiebra, que por otra parte es inevitable.
Y el otro gran beneficio es que determinadas personas y gestores, obtienen unos grandes beneficios, que en unos casos son legales y en otros casos son completamente ilegales; por tanto, y a modo de resumen; lo que está claro es que el modelo es de éxito, tan sólo para unos cuantos, que curiosamente coinciden con los que defienden su bondad.