Hay muchas ocasiones donde nos encontramos con una situación cuando menos curiosa. Resulta que en las circunstancias del mercado, tenemos una situación en la que existe una sobreproducción de un bien o una cantidad fabricada o disponible de un bien que no se vende, mientras por otro lado no tenemos demanda de este bien, pero a su vez existe un problema grave porque es necesario.
Pensemos en el curioso caso de que existe en España un número elevadísimo de viviendas vacias, (lo que implicaría una oferta brutal que no encuentra compradores), mientras que a su vez existe un número elevadísimo de personas que necesitan vivienda pero que no pueden acceder a ellas.
Pensemos que en España existe una capacidad de generación de electricidad que obliga a paradas continuas de determinadas tecnologías y plantas, mientras existe un creciente fenómeno de pobreza energética. O quizás las famosas infraestructuras en quiebra por falta de usuarios, mientras que los problemas en las carreteras son evidentes.
Oficinas de bancos sin clientes, mientras que los clientes no cuentan ya con los bancos y buscan otras formas, o centros comerciales vacíos mientras los consumidores no llegan a fin de mes para comprar las cosas básicas. Por no hablar de taxis parados, comercios y bares que no venden, al igual que las fábricas, distribuidores, gestorías y todo lo que se nos ocurra que sirven a estos y a los que sirven a estos en una cadena.
Cualquier alumno de primero de económicas, cualquier persona con inquietudes o cualquier pequeño comerciante está claro que detectará el problema al primer momento. Se trata de un exceso de oferta de manual.
Evidentemente esta situación lo que provoca de forma automática es una bajada de precios; pura ley de oferta y demanda. Es decir, sin intervención de ningún tipo procedería una bajada de precios y un incremento de la cantidad intercambiada, en todos y cada uno de los bienes y por supuesto una caída de oferentes porque aunque se incrementasen los precios, las cantidades intercambiadas serían inferiores a las ofertadas.
Está claro que este fenómeno no se está produciendo en España, o por lo menos de forma generalizada. En algunos casos tenemos bajadas dramáticas de precios que no se ven acompañadas de incrementos apreciables de las ventas, (no se cumpliría el incremento de la cantidad vendida), mientras que en otros casos tenemos incluso incrementos de precios apreciables, (lo cual va en contra de todo lo que se supone tendríamos de acuerdo al funcionamiento de los mercados).
La explicación es simple; las bajadas de precios son lo natural, debido a que las rentas disponibles de los consumidores se han desplomado. Por un lado todas las reformas en todos los ámbitos han reducido los ingresos disponibles para la sociedad y además han provocado un mayor miedo, de tal forma que los clientes desaparecen. Por el otro lado, tenemos las subidas de los precios a los que hacía referencia, que son principalmente debido a la protección desde todos los ámbitos (desde cambiar las normas, imponer los servicios a los demás, desproteger a los consumidores y ofrecerles políticas monetarias a su gusto) a unos sectores determinados, que les permiten subir los precios en bienes que son básicos y por tanto inelásticos.
Es la suma de las dos cosas, lo que provoca la caída de precios y actividad en la inmensa mayoría de un país que sólo subsiste gracias a los sectores apoyados.
En definitiva, me gustaría recordar un post en el que, a su vez, hacía una recopilación de post para tratar de explicar la razón de esta situación. Aquel post del 2009 se llamaba: “La renta disponible: salarios contenidos más especulación más políticas monetarias igual a crisis”, porque realmente todas las reformas para contener los salarios, (ahora bajarlos), apoyar la especulación en bienes básicos, (ahora exagerado), y políticas monetarias para las dos cosas anteriores, es lo que nos ha llevado a esta situación y estos desequilibrios. Lejos de equilibrarse se ha ido en dirección contraria, de tal forma que ahora (y siempre), no hay nada que hacer siempre y cuando no se cambie el sentido de las decisiones.