Desde hace mucho tiempo se oye hablar del término “deuda odiosa”, y en consecuencia de la necesidad de proceder a una auditoría para determinar aquella deuda que no nos debería corresponder y por tanto proceder a su “no pago”. Finalmente esta medida se va imponiendo paso en programas electorales, y en particular me preocupa que esté en el del partido “revelación” de las elecciones europeas, que es podemos.
Esta medida es un desastre desde muchos puntos de vista, a pesar de que nadie esté enfocando el punto justo en este punto. Pensemos que cuando se discute si el programa será bueno o malo, o si se puede aplicar o no. Se discute sobre otras medidas, (que si los ricos paguen más o menos por ejemplo, con los argumentos de siempre), pero no sobre esta porque al final la discusión se va a lo facilón.
Digo que es facilón, porque está claro que existe “deuda odiosa”; o sea, existe un volumen de deuda muy grande que no se debería haber generado en ningún caso y que es una gran vergüenza que exista. Existen muchos casos y en este blog llevo unos cuantos post justificando las razones por las que no tiene sentido asumir determinadas deudas o gastos; y que eso nos lleva al desastre. Existen y han existido decisiones que ocasionan esta situación; y lo llevo diciendo en muchas ocasiones.
Ahora bien, me parecen especialmente graves dos cosas; la primera es que considero que es lógico, apropiado, y desde luego muy sano, cuestionar todas y cada una de las decisiones tomadas que acaban generando deuda. Es muy sano que todos discutamos si tal euro lo deberíamos haber comprometido o no. Es muy sano también llegar a la conclusión, razonarlo, discutir, auditar y estudiar los efectos; pero debemos tener en cuenta que estamos en democracia y no en matemáticas; Vale que haciendo preguntas todos encontremos alguna partida en la que no estemos en absoluto de acuerdo; (para unos los rescates a la banca, otros los concesionarios de automóviles, los créditos fiscales, los aeropuertos sin aviones; para otros los planes E, los cheques bebé….); pero claro, al final esto es discusión y no hay otra forma de determinar el global. ¿Cuánta deuda es odiosa?, ¿100.000 millones?, ¿200.000 millones?, ¿un par de milloncejos?. Podemos hacer una auditoría con expertos para llegar a una cifra con muchas tablas de Excel que nos dé un barniz científico a lo que es y debe ser una pura discusión ideológica. Este es el primer punto gravísimo. Podemos y debemos cuestionar todas las decisiones de un gobierno en cada momento, pero no podemos ni debemos asumir que la solución es que un gobierno cuando entre decida lo que pagar y lo que no, y eso es exactamente lo que va en un programa político que decide hacer una auditoria y no pagar.
En este sentido, se podría suavizar el término de “Odiosa” a “ilegal”. Pongamos por ejemplo que se demuestra que alguien ha conseguido una obra de 100, pagando una comisión ilegal de 3. Es evidente que en este caso habría una manifiesta ilegalidad de alguien; Pues nos encontraríamos ante un problema adicional. Bien sea odiosa o ilegal, la deuda tiene una característica importante y es que no está vinculada a las acciones.
El estado se hubiese endeudado por esta cantidad de forma ilegal, o sea que se podría decir que no procede pagarla. Pero claro; resulta que la empresa de turno paga al político X un soborno para llevarse 100 que debemos todos a los que tengan deuda pública. ¿A quién se le deja de pagar?. Pensemos que cualquiera de nosotros puede tener un título de deuda pública. ¿Quién tiene la deuda odiosa o la deuda generada por una obra ilegal?. ¿Son mis títulos, los que tiene el vecino del quinto o los que están en el BCE, o en los fondos de pensiones de un americano?. ¿Cuál se deja de pagar?.
Una discusión necesaria, (discutir sobre cada euro y cada decisión), no es lo mismo que llevar a un programa una decisión absurda. Sobre todo porque en realidad se está equivocando el enjuiciamiento y las penas.
Cuando se asume un gasto de 100 euros y nos endeudamos por 100 para cualquier cosa indeseable o incluso ilegal, hay que castigar, (bien con votos, bien con código penal), al que hizo tal cosa; jamás al que prestó el dinero. Vale que a veces coinciden, pero es que en este caso es también sencillo; imaginemos que una entidad se ha visto beneficiada por una decisión ilegal que le ha dado un beneficio de 100 y que esto le ha generado títulos de deuda pública (que no ha vendido y mantiene en cartera) por 100. ¿Le dejamos de pagar?. Pues no; lo que toca es sencillo; una vez se demuestre la ilegalidad, se imponen las responsabilidades; tendría que pagar el daño que ha generado, y en este sentido pues habría que embargarle los activos financieros que tenga; los de deuda pública o las acciones que tenga o lo que sea. En este caso extremo y nada realista se podría entender que no se pagaría la deuda odiosa, pero es más que evidente que sería una simplificación ya que en realidad lo que habría es una reclamación y un pago, lo cual no es dejar de pagar.
Lo que tiene que ir en un programa electoral y sobre lo que se ha de trabajar es sobre varias cuestiones que atañen a evitar que se afronten gastos que perjudican a los ciudadanos, a incrementar la responsabilidad efectiva de los que deciden, proponen y se ven beneficiados por estos gastos, (incrementando el control y el castigo), y por otro lado a buscar cómo se debe actuar para que la deuda sea sostenible y que hacer en caso de que no sea sostenible (si hay que hacer una quita, habrá razones que hayan llevado a esta situación, pero habrá de hacerse pensando en lo mejor para el futuro); siempre teniendo en cuenta el hecho de que muchas cuestiones y muchas preguntas no se pueden solucionar con una medida con mucha carga demagógica.