Me ha llegado el video viral protagonizado por Simón Pérez y Silvia Charro. No soy una persona muy activa en twitter, entre otras cosas porque no es un medio muy adecuado para la exposición de argumentos y la reflexión. Lo cierto es que la pifié cuando dije que Simón Pérez me daba pena cero, en base a mis experiencias pasadas.
Posteriormente, más calmado, le he dado dos vueltas a este tema (reconozco que el orden lógico hubiese sido pensar primero y hablar después) y, tras analizar la situación, la verdad es que tengo que reconocer que mi opinión inicial ha cambiado.
Con Simón Pérez he tenido algo parecido a un “encontronazo” en el pasado. En 2015 se presentaba como un economista neoliberal que no creía en la democracia y sí en la libertad de “los agentes económicos”. Incluso llegó a salir en la TVE1 descalificando a todos los hipotecados; mientras se dedicaba a ofrecer su asesoramiento financiero para que la gente se defendiese de los bancos.
Siempre he tenido claro que uno de los principales problemas que tenemos hoy en día es que hay muchos vendedores de humo que se hacen llamar economistas y lo demuestran diciendo las mayores burradas de la forma más provocativa posible. Esto es un problema que me afecta profundamente. Es grave que un “figurante a sueldo” o incluso un bloguero se haga pasar por periodista y esto indignaría especialmente a los que sientan el periodismo como algo vocacional. Al final, he comprobado que incluso ni tan siquiera es economista sino que se define como licenciado en administración y dirección de empresas.
El hecho de que no sea economista no justifica algunas animaladas que ha dicho (animaladas en el ámbito económico). Es más, el lamentable vídeo antes citado incide en varios errores de bulto que son incomprensibles (aunque en cierto modo generalizados). Me refiero a la posibilidad de que los tipos de interés suban al 4% o al 6%; algo que sonroja e implica no tener ni idea. Ya el hecho de que animen a la gente a hipotecarse porque los tipos reales son negativos es simplemente demencial (y he tenido que hacer dos post ad hoc para explicar las razones por las que los tipos no pueden subir (a día de hoy) y las razones por las que los tipos de interés reales negativos llevan precisamente a recomendar no hipotecarse.
Que Simón Pérez se presente como economista sin serlo es evidente desde el punto y hora en que la definición de “agentes económicos” no incluye lo que es un agente económico en economía (que somos todos). Defendiendo la libertad de todos los agentes económicos estás defendiendo la libertad “real” de todas las personas, y eso ya entra en conflicto con lo de “no soy demócrata”. Democracia y libremercado son conceptos que van unidos hasta el punto de que no existe una dictadura, oligarquía o despotismo ilustrado o iletrado que lleve al libremercado. De la misma forma, cuando tengamos democracias aparentes, encontraremos mercados libres aparentes.
Por descontado, el hecho de que su Dios sea el dinero y que se venda al mejor postor invalida cualquier análisis (económico, financiero o lo que sea) por la sencilla razón de que un análisis económico tiene que ser completamente ajeno a lo que te interese. Como toda utopía, cuanto más te acercas mejor y si manifiestas tu pretensión de alejarte de estos principios básicos simplemente estás alejándote de lo que sería ser economista (y de otros valores que también considero importantes).
Pero además se presentaba como asesor financiero o bróker. Estaba claro que no podía ser ni asesor financiero, ni gestor financiero ni tampoco bróker y eso fue lo que denuncié en su momento. Publiqué un post para denunciar esos hechos y me encontré con la típica amenaza de “acciones legales”. Como no funcionaron hablé por teléfono con el susodicho, en una conversación un tanto surrealista y, finalmente, me encontré con una solicitud de rectificación aún más surrealista. De aquí mi error al afirmar que tenía “pena 0”: me cuesta sentir pena por una persona que me ha amenazado directamente (por muy infantil que fuese la amenaza).
Pero luego he reflexionado, repasado la experiencia y he indagado más. De la rectificación que envió en aquel momento no quedó claro que era lo que ocurría: o bien era un gestor y/o asesor financiero actuando fuera de la ley o era una persona que mentía al manifestar que gestionaba y asesoraba grandes patrimonios para generar publicidad con el objeto de vender los cursos que impartía. Particularmente creo que la opción era la segunda; sobre todo porque en la conversación posterior a las amenazas (después se probó el buen rollo) me dijo que le vendría bien que le acusase de neocon, de lobo sin escrúpulos y similares, pero que lo que había puesto en el post no le venía nada bien.
Las conclusiones a las que llegué creo que son obvias. Creyó que a mi me interesaban las visitas por las visitas y que buscaba la viralidad. Con un texto calificándolo como deprededador conseguiría la viralidad y él ganaría; un win-win. Los errores de juicio que cometió son también evidentes: desgraciadamente estoy acostumbrado a las presiones y amenazas y no me interesa la viralidad por viralidad. Los errores de juicio vienen derivados de que no tuvo la empatía suficiente como para entender ni quien era yo, ni lo que buscaba. En muchas páginas he visto que se le califica como sociópata, cuando la realidad es que tengo entendido que una de las características de los sociópatas es saber mostrar empatía (aunque no se tenga). ¿Creo que es sociópata? Pues creo que no, pero que a él le interesa/interesaba en cierto modo que así se pensase.
Sólo hay un fallo en la táctica de ser o mostrarse “gilipollas” adrede como táctica. O estás hiperprotegido (con algún grande en la familia) o eres un genio o estás perdido. Mi consejo es que para aquellos que no estemos en ninguno de estos grupos (que no seamos de rancio abolengo o no seamos genios) es que nos fabriquemos corazas en lugar de máscaras. La técnica es muy diferente porque para hacer una coraza tienes que construir un núcleo a prueba de ataques; pensar las cosas mucho, ser honestos, tener mucho cuidado con lo que dices, tener la seguridad de que lo puedes defender y con eso rezar.
La otra opción es la de convertirte en el Lazarillo de Tormes; tirar de picardía con publicidades engañosas, dando a la gente lo que quiere oír, ser liberal y antidemócrata a la vez, insultar a los hipotecados en un año y recomendar las hipotecas a tipo fijo en un estado lamentable al siguiente porque piensas en montar un chiringuito para intermediar hipotecas. Presentarse con estos mimbres y estas grietas en la máscara en la televisión pública es una temeridad absoluta. Si el objetivo es un show, quizás debería escuchar la canción de “show must go on” y pararse a analizarlo. O quizás recordar que el Lazarillo de Tormes representaba la vida de un pícaro que, aunque podía llegar a inspirar simpatía, nunca podía aspirar a nada más que a una vida de pícaro.
Hoy es sencillo entender que el tortazo ha sido brutal. No lo ha sido por haber realizado publicidad engañosa, ni por insultar a media España, ni por las burradas que ha dicho, ni por hacerse pasar por asesor, ni por fundador de no sé cuántas empresas, ni por mentir, ni por amenazarme. No lo ha sido tampoco por la burrada de que los tipos van a subir mucho (habla del 6% en el vídeo). Hay impunidad para todo eso y más. Ha caído porque, hoy, se permite ser sociópata, pero no se perdona ser hazmerreír.
Y ese ha sido mi fallo; no me daba pena hasta que no me di cuenta de que no ha caído por ser un hazmerreír. No ha publicado nada desde 2016, no tira de twitter, no hacía publicidad y desde luego el deterioro físico que aparece en el vídeo es preocupante. Por ello, tengo la impresión de que no ha caído por ser un hazmerreír, sino que es un hazmerreír porque se ha mostrado a alguien caído, a alguien tocado o al lazarillo que no sabe a dónde acudir y que tan sólo se puede agarrar a la desesperación para montar un negocio a cuenta de los hipotecados que antaño despreciaba.
Y no dejaría de ser todo una anécdota si no pudiésemos sacar una conclusión, moraleja o cómo lo queramos llamar. El win-win de un juego en el que se daban coartadas absurdas y análisis parciales para unas medidas indefendibles con descalificaciones y provocación en lo que los dos bandos obtenían la máxima publicidad y rentabilidad acaba siendo finalmente un lost-lost. En la televisión y los medios quedan unas opiniones demenciales basadas en intereses y en lugar de análisis que generan muchas víctimas, y por el otro lado tenemos también la evidencia de lo que ocurre.
Cuando he reflexionado resulta que la pena 0 se ha convertido en pena inmensa. Por Simón Pérez, por Silvia Charro, por las víctimas de las burradas económicas que se han cometido amparadas en lo que se defendía. Tengo pena inmensa porque mucha gente se queja de “la medicina” cuando nos alegramos de que a alguien le apliquen “su propia medicina”.
Tengo pena inmensa por la sospecha de que estos personajes no se pararán a pensar en lo que ha ocurrido (ni en su responsabilidad, tal y como demuestra el video de Silvia Charro diciendo que “nos hemos pasado” y olvidando lo que se han pasado ellos). En cuanto a Simón Pérez ha intentado lo mismo que en su día; en primer lugar, ha circulado que era una campaña viral para una empresa nueva dedicada a la comercialización de hipotecas que tendría una segunda parte (lo que sería manifiestamente ilegal al presentar publicidad como si fuese un análisis); ahora manifiestan que es un video exagerado de periodista digital. Pero también me da mucha pena porque sospecho también que mucha gente que ahora se está echando unas risas a cuenta del video de marras tampoco se parará a pensar.
Y todo este rollo, que invalida el mensaje para que sea viral, al final sólo sirve para una cosa; sin pensar y tirando de slogans y ocurrencias sólo vamos a llegar a pérdidas para todos. Los dos protagonistas del video deberían pararse y reflexionar profundamente sobre lo que ha pasado y como han llegado hasta aquí (por lo menos en mi opinión) y el resto de la sociedad ¡también!