A veces sorprende bastante la situación actual, donde nos encontramos con un consenso sobre casi todo que resulta apisonador. Es muy difícil encontrar algún informe discordante, en ningún sitio, y en particular me gustaría pensar sobre uno de los temas de moda; la reforma laboral.
No tengo claro si existen los extraterrestres, pero en caso de que existan lo que sabrán es que en España tenemos un gravísimo problema con un mercado laboral muy rígido. Eso lo sabe todo el mundo; y entrar en una discusión al respecto de esto es simplemente una temeridad.
Alguien puede decir que siendo la economía de la OCDE que más empleo ha creado en el pasado y la que más ha destruido, nos da lugar a pensar que es curioso defender que existe poca flexibilidad en el empleo. O por lo menos parece difícil defender que existe menos flexibilidad que en el resto de países. Sin embargo, desde todos los rincones y organismos del planeta, se asegura sin género de dudas que tenemos un problema de rigidez. De hecho este es un argumento recurrente para defender la reforma laboral; “todas las instituciones internacionales nos piden esa reforma”.
Está muy claro que en España no existe un problema de rigidez en las empresas, (como aseguraban los propios empresarios en 2002 o en 2007), y entonces tendremos que entender que es lo que está pasando para que todas las instituciones digan lo mismo. Más allá de teorías conspirativas o conspiranoicas, la realidad es que esto es muy fácil de explicar desde ciertos procesos en la construcción de la realidad.
Imaginen que entra a trabajar en la OCDE, el FMI, el Banco Mundial o en cualquiera de los múltiples organismos similares. Y pongamos que tiene que hacer un informe sobre el mercado de trabajo de Ucrania. Pues lo que va a tocar es hacer ronda de contactos entre los expertos que encontramos entre los lugareños.
Por eso cuando el FMI, o la OCDE, o el Banco Mundial hace un informe en España, pues preguntará a determinadas personas de nuestro país. Evidentemente los servicios de estudios de las entidades financieras, (BBVA y Santander), Banco de España y desde luego los directivos de empresas del IBEX van a estar entre los candidatos a ser entrevistados.
Por supuesto, normalmente se incluyen analistas, consultores o estrategas de referencia en España y normalmente prensa. Por supuesto, los grandes grupos de abogados y consultoría están. La lista puede variar un poco en función del tema en concreto que deseen estudiar, pero no demasiado.
Es fácil suponer que por tanto cualquier organismo internacional, preguntará a unos y a otros y el hecho de que todo el mundo coincida en el diagnóstico, nos llevará a que las conclusiones sean claras, ¡y rotundas!, porque al final si todo el mundo coincide las cosas son claras y son importantes, ¿o no?.
Si usted se va a Ucrania, y todo el mundo le cuenta que tienen un problema con la falta de margarina; ¿Qué va a poner en el informe?. ¡Pues que falta margarina!. Y aunque vea este producto en todas las esquinas o bien no le acaben de cuadrar todos los datos; ¿se atreverá a decir que todos los expertos están equivocados?. Dicho de otra forma, yo en este blog puedo poner lo que estime oportuno, y quien quiera que valore argumentos, razones, justificaciones, estilo o si se logra explicar la realidad o no. Pero si fuese un analista del Banco Mundial, tendría un problema grave; ¿podría sacar un informe desmintiendo lo transmitido por todos y cada uno de los expertos del país?. El siguiente paso es simple y se trata de la retroalimentación, ya que cuando los organismos internacionales sacan el informe, los mismos expertos a los que les preguntaron estos organismos, lo podrán usar con la debida contundencia.
Hace tiempo encontré una entrevista que hicieron a Iñigo Sargadoy en Ondacero en septiembre de 2009. Supongo que todo el mundo sabe que este señor es un reconocido experto en el campo del derecho laboral y por tanto una de las personas de referencia para entender la situación y la conveniencia de una reforma. Pues de las cuatro preguntas que le han realizado, en tres de ellas ha contestado con “como bien dice la OCDE”, “como bien apunta la OCDE en su informe” y similares.
Lo curioso es que en la misma entrevista se hace constar que aparte de ser experto en derecho laboral, es consultor de la OCDE.
Más allá de la anécdota, el procedimiento de creación de la realidad en la que nos movemos es simple, y simplificando un poco puede ser el siguiente:
Por un lado tenemos a bastantes empresas del IBEX que son patronas de una fundación que se llama FEDEA. Evidentemente en esta empresa, lo que se va a decir es lo que interesa a estas. Por otro lado tenemos las escuelas de negocios que no van a llevar la contraria a estas empresas, (por razones más que obvias), y por supuesto, los diversos servicios de estudios remarán en la misma dirección. Por supuesto, el poder en la patronal de este grupo es casi absoluto, de forma que la patronal tampoco podría decir otra cosa.
Entonces tenemos asegurada una base de expertos, informes y opiniones, todas sustancialmente iguales y que salen de los consejos de administración de las empresas.
Mediante campañas como la de estosololoarreglamosentretodos.org, (ya comentada en este blog), o la del manifiesto de los cien economistas, aparte de la lluvia fina de mensaje, se transmiten a la opinión pública una realidad y unas soluciones acordes con esta realidad.
La prensa hace tiempo que es prisionera de la publicidad y en consecuencia, difícilmente puede ir en contra de los intereses de quien le paga, por lo que realmente no es hoy un poder más, sino que por algún motivo se ha convertido en un medio. (en una estrategia que yo particularmente considero suicida); y por otra parte, para acabar de cubrir los flecos que nos quedan, tenemos el proceso que yo he llamado “la batalla en internet”, que son el uso masivo de comentarios para generar opinión.
Por supuesto, de esta forma construimos una realidad y un esquema que funciona como una caperuza. Por supuesto, todos debemos saber que aunque desconfiemos de las opiniones que nos lanzan y tratemos de ir un poco más allá y contrastar, está claro que contradiciendo la “verdad”, (esa que adquirió el rango de oficial), no vas a hacer precisamente amigos, ni vas a generar oportunidades para desarrollarte como “experto”.
Por tanto, expertos, solo serán aquellos que digan lo que conviene que se diga. Y la siguiente consecuencia es que los expertos siempre dirán lo mismo, (porque los que no digamos lo mismo, simplemente no somos expertos).
Cuando venga alguien de fuera preguntará a los expertos del lugar, y en consecuencia, se llevarán un discurso y una voz, repetida mil veces, lo cual se convierte en una verdad. Y cuando vuelve ese discurso a España, viene de voz de “los organismos internacionales”, de forma que las recetas vienen de “fuera”.
Y entonces de alguna forma, le damos más solidez y más veracidad a la información, al diagnóstico de la situación y a las reformas que necesitamos. Y por supuesto, la temperatura fuera del consenso disminuye.
En ese momento, curiosamente aunque tengamos datos más que suficientes para defender que el mercado laboral en España es muy flexible, ¡más que en todos lados!, esa afirmación queda escondida tras una manta increíble y simplemente no será considerado ni como opción.
El problema de construir una realidad en base a estas tácticas es que lo que hacemos es construir un artificio y no explicar la realidad pura y dura, que es en la que nos movemos cada uno de nosotros, y en consecuencia las decisiones tomadas en base a esta imagen, tendrán efectos de acuerdo a la realidad y no a los estudios, informes y demás.
Dicho de otra forma, a pesar de que todo el mundo pida abaratar el despido, porque tenemos un mercado laboral demasiado rígido, la realidad es que abaratar el despido fomentará el despido en un entorno de un mercado laboral que es el más flexible de la OCDE, (recordemos que la flexibilidad es la capacidad de creación de empleo y de destrucción y en ambos somos líderes).
¿Cómo solucionar esto?. Pues técnicamente es sencillo. Cada persona ha de ser responsable de lo que dice, opina y pide. Por tanto, a aquel que lance una consigna claramente falsa ha de ser penalizado de alguna forma. Por supuesto, si es por incompetencia, debe ser conocido y por lo menos ha de ser descalificado como experto, y desde luego si lo hace con algún tipo de intencionalidad, creo que habría que ir algo más allá y meter a los tribunales de justicia.
En todo caso, la solución pasa por nosotros, y no nos queda otra que no fiarse absolutamente de nada y pensarlo y analizarlo todo. Aunque esto evidentemente no puede ser un parche; ¡simplemente no es una opción que no podamos fiarnos de nada!.